El próximo 5 de junio se celebra una nueva edición del Día Mundial del Medio Ambiente. Un motivo para reflexionar e impulsar las oportunidades de inversión que ofrece la transición climática.
A principios de la década de los 2000, el sector de la gestión de activos se fue percatando de que debía abordar las deficiencias de un modelo centrado únicamente en la optimización de la rentabilidad financiera. Fue entonces cuando se comenzó a hablar de los criterios ESG, la mentalidad empieza a transformarse lentamente, las regulaciones se modifican, surge el cambio y una ola se prepara para arrasar los mercados financieros. Estos ya no pueden limitarse a optimizar la oferta y la demanda de capital. El ahorro debe gestionarse para responder a realidades y retos que van más allá de la rentabilidad contable e incluso de los criterios ESG.
Los gestores deben responder a los objetivos sociales y estratégicos sin sacrificar el objetivo de rentabilidad. La ISR adquiere un doble significado y pasa a ser «Inversión Estratégicamente Responsable». No es de extrañar que, en los últimos tres años, los incentivos normativos hayan fomentado la eclosión de un sinfín de fondos climáticos y tecnológicos.
¿Cómo puede una gestora de fondos participar verdaderamente en esta dinámica y ofrecer a sus clientes una respuesta eficaz sin caer en la trampa del lavado de cara ecológico (greenwashing)?, ¿Cómo podemos cumplir estas nuevas normativas y garantizar que nuestros esfuerzos ejerzan un impacto real en los objetivos programados?
El enfoque de Amiral Gestion sobre el cambio climático no consiste en invertir únicamente en empresas «verdes», sino también en sectores industriales que emiten cantidades considerables de CO2 y cuya transformación puede ejercer un impacto significativo. No creemos que vayamos a lograr un impacto decisivo financiando a empresas cuya actividad principal se centre en la transición de los sectores de las energías renovables, los vehículos eléctricos o el hidrógeno. Por lo general, ya tienen acceso a toda la financiación necesaria y suelen tener pocos problemas de transformación, ya que su actividad es virtuosa por naturaleza.
Por último, este enfoque evita que nos encerremos en las «burbujas verdes» existentes o futuras y, en cambio, nos permite beneficiarnos de la revalorización de las empresas que son capaces de innovar y liderar su sector en la materia climática.
Desde Amiral Gestion estamos convencidos de que tenemos un doble papel que desempeñar: apoyar a las pequeñas y medianas empresas en la transición hacia el cambio climático, aprovechando nuestra proximidad histórica a las empresas de este segmento para promover un compromiso que les ayude a progresar en la toma en consideración de las cuestiones climáticas, y desempeñar un papel en la difusión y transparencia de los datos.
También, queremos implicar a todos los sectores en la transición. Nuestro enfoque es por tanto dinámico, en contraste con los enfoques estáticos que favorecen a las empresas que están más a la vanguardia de la transición.
Queremos asignar capital a los proveedores de soluciones para la descarbonización, pero también a las actividades intensivas en carbono que se encuentran en fase de mejora, así como a los agentes menos conocidos, que pasan desapercibidos y cuyas actividades son, no obstante, necesarias para la transición a una sociedad con bajas emisiones de carbono.
Por este motivo, lanzamos a finales de diciembre la nueva estrategia, Sextant Climate Transition Europe (artículo SFDR 9), que nos permite abordar este segmento de mercado descuidado por los equipos de gestión temática interesados en la transición climática.
El fondo se concentra en compañías de menos de 7.000 millones de capitalización bursátil con el objetivo de acompañar a empresas de todos los sectores con un fuerte potencial de contribución a la lucha contra el calentamiento climático. Si en un primer momento parece razonable asignar capitales hacia agentes con modelos económicos virtuosos, puede al mismo tiempo concentrar los flujos sobre un segmento en particular del mercado alimentando así fenómenos de burbujas pudiendo perjudicar los beneficios futuros. Por tanto, posicionarse en agentes de la transición de tamaño más modesto, con un menor seguimiento por parte de los analistas, presenta un doble interés: permite a la gestora poner en marcha su capacidad de influencia y de compromiso además de captar desde un inicio el potencial de creación de valor.
Proceso de gestión de la estrategia Sextant Climate Transition Europe
El universo de gestión se ve delimitado por un filtro multicriterio que permite hacer resaltar las compañías que presenten una materialidad mayor a nivel climático. Incluye tanto actividades industriales potencialmente emisoras de CO2 que tienen un margen de reducción importante, pero también proveedores de soluciones como por ejemplo de aislamiento o renovación térmica de los edificios o bien energías renovables.
El equipo gestor aplica de igual forma filtros comunes a la gama de fondos de la gestora (controversias, exclusiones por normativa, etc.), así como una calificación extra financiera mínima que permite excluir alrededor del 20% del universo de inversión.
El proceso de selección de compañías combina el estudio de la valoración financiera (indisociable del enfoque desarrollado por Amiral Gestion) y un análisis del papel que juega la empresa en el marco de la transición climática (reducción de sus propias emisiones, contribución a la reducción de los demás, etc.).
Dentro del marco de este análisis, y con el fin de paliar la ausencia de datos fiables en la materia sobre el segmento de las pequeñas y medianas capitalizaciones, la rentabilidad climática de las compañías en cartera es evaluada a través de dos indicadores. Por un lado, la temperatura de alineación del emisor en comparación a una trayectoria de calentamiento, por el otro, un score “climático”, una clasificación sobre 100 que permite evaluar cada empresa según tres criterios. Un primer criterio de gobernanza climática (integración del clima en el esquema de remuneración, comité de evaluación y de gestión de riesgos climáticos, nivel de expertise de los directivos), un segundo criterio de análisis de parámetros climáticos (presencia de scope 3 en la huella de carbono, informes basados en Carbon Disclosure Project, fijación de una trayectoria SBTi, etc.), y finalmente un análisis del plan de acción (objetivos cumplidos de reducción de emisiones, de la contribución positiva de los productos y servicios de la compañía, alineación del capex con la estrategia, …)
Finalmente, la cartera se concentra de forma voluntaria sobre una treintena de posiciones. Se articula alrededor de dos subcarteras relativamente equiponderadas. La subcartera llamada “transition” comprende compañías que, a pesar de su potencial de contribución a la transición, no están todavía alineadas sobre una trayectoria de calentamiento climático limitado a 2ºC y que presenta actualmente una nota climática por debajo de la media. Es sobre este tipo de compañías que el equipo gestor concentra la mayoría de sus esfuerzos de compromiso accionarial, con el fin de acompañarlas en la mejora de su estrategia climática y de sus métricas.
La cartera puede de igual forma estar invertida, en función de las oportunidades de mercado, en agentes ya alineados y dotados de una nota de madurez climática superior a la media a través de la subcartera “core”.
Tribuna de Youssef Lboukili, Gestor Coordinador del fondo Sextant Climate Transition Europe.