Un par de factores han contribuido al reciente aumento del mercado accionario europeo. Primero, las perspectivas de un acuerdo de paz en Ucrania y una política fiscal más flexible a la luz de las elecciones federales alemanas. Y, en segundo lugar, el hecho de que entramos en 2025 con un punto de partida históricamente deprimido para las acciones europeas en relación con sus homólogas estadounidenses.
Estructuralmente, el viejo continente sigue desafiado por una variedad de factores, incluido el envejecimiento demográfico, los altos costos laborales y energéticos, el estancamiento del crecimiento de la productividad y un ecosistema de tecnología e innovación comparativamente débil. En este contexto, es difícil imaginar que los inversores estadounidenses y asiáticos comiencen a sobreponderar las acciones europeas.
Por otro lado, las acciones chinas se encuentran en medio de un mercado alcista cíclico respaldado por varios catalizadores. En primer lugar, el anuncio de aranceles adicionales del 10% sobre las importaciones chinas por parte de Estados Unidos fue un resultado mejor de lo que se temía inicialmente. En segundo lugar, los inversores están reconstruyendo las expectativas políticas antes de la Asamblea Popular Nacional de marzo. En tercer lugar, la presentación de DeepSeek desafió el dominio incomparable de los actores estadounidenses en inteligencia artificial (IA). Y, por último, Beijing se está volviendo más favorable a los negocios, especialmente en previsión de otra guerra comercial con Estados Unidos.
Todos estos factores deberían ampliar la ventana táctica para las acciones chinas, especialmente dadas las asignaciones aún bajas en las carteras globales, especialmente en las carteras de inversionistas latinoamericanos. Cabe recordar que diversificar globalmente puede ser valioso para los inversionistas en la región porque les permite reducir la correlación entre los activos de la cartera, potencialmente aumentando sus rendimientos y reduciendo su riesgo general.
Sin embargo, es importante recordar que China sigue estancada en una recesión de balance. Por tanto, la disciplina fiscal es la única forma eficaz de contrarrestar las tendencias de desapalancamiento en el sector privado. Incluso si las autoridades chinas actuaran con suficiente eficiencia para abordar la recesión de balance, las cuestiones estructurales, como la disminución de su población, siguen siendo una preocupación importante.
Recomendaciones de cartera
Calificamos las acciones estadounidenses como sobreponderadas. Siguen siendo resilientes, impulsadas por el liderazgo en innovación tecnológica. Los entornos macroeconómicos favorables, respaldados por decisiones de los bancos centrales e incentivos fiscales, posicionan al mercado estadounidense para un éxito sostenido durante el próximo año. En conjunto, creemos que el mercado estadounidense merece una prima en relación con el resto del mundo debido a un crecimiento secular y una calidad superiores a la media, lo que justifica las valoraciones actuales.
La renta variable europea, por su parte, la calificamos como neutral. Los riesgos asociados con posibles aranceles a las importaciones chinas podrían afectar negativamente a las acciones europeas que tienen exposición a China. Si bien persisten problemas estructurales que limitan la exposición a las acciones de crecimiento en Europa, la mejora de las perspectivas para las acciones cíclicas debería reforzar la confianza de los inversores. Las acciones europeas ofrecen una diversificación más amplia y cotizan con valoraciones descontadas cuando se ajustan sobre una base neutral sectorial.
En cuanto a las acciones en China, mantenemos una calificación táctica de sobreponderación. Un menor entusiasmo en el mercado estadounidense puede respaldar los flujos de rotación hacia el mercado chino. En el corto plazo, creemos que China se ve respaldada por una tensión comercial mejor de lo temida, el éxito de DeepSeek y las crecientes expectativas de política interna. El resultado político en el Congreso Nacional del Pueblo aún está por verse.