El Día de Acción de Gracias es un festival anglosajón que, en su origen, celebraba una cosecha abundante en el que los peregrinos estadounidenses solían dar gracias a Dios por haberles dado los medios para alimentarse. De la misma forma, en la actualidad, aunque siguiendo una analogía algo más materialista, la situación puede llevar a los inversores a dar gracias a los mercados de renta variable que han ofrecido rendimientos que van del 20% al 30%, dependiendo del índice y el país.
La economía global no ha flaqueado y una buena muestra de ello es el sólido gasto de ventas del último Black Friday, otra celebración que demuestra que, cada vez más, el consumidor se sitúa en el centro, aunque huelga decir que esta campaña (de total naturaleza publicitaria) oculta algunas prácticas comerciales fraudulentas provocadas por las ventas online. Sin embargo, por primera vez en este año, ha surgido un movimiento anti-consumista y pro-ecologista en respuesta a este día: el Block Friday.
Esta tensión entre el consumo excesivo y la sostenibilidad ambiental, así como la integración de la tecnología digital, se está convirtiendo en un tema fundamental para las economías. Poco a poco, la «sociedad inteligente» y el smartphone como su abanderado, están asumiendo el control de la antigua forma de vida y la relación que una persona tiene con su entorno cotidiano. Así, Telefónica ha convertido esto en la piedra angular de su nueva estrategia comercial al establecer todas las áreas potenciales en las que la «sociedad inteligente» podría desempeñar un papel: hogar inteligente, energía inteligente, salud inteligente, ciudades inteligentes, etc. Y, aunque esto no tiene nada de innovador, sí ayuda a estimular a los ahorradores a interesarse por las nuevas tecnologías.
De esta forma, los valores tecnológicos ya son los más valiosos, especialmente en los Estados Unidos. Además, su corrección en el mercado (de valores) es un riesgo, no solo para EE.UU., sino también para el año 2020 porque los operadores e inversores van a dejar que finalice el año para cosechar sus abundantes rendimientos. Además, las elecciones británicas por sí solas podrían arrojar un elemento de sorpresa, aunque es poco probable que el resultado perturbe el equilibrio del mercado.
Con toda probabilidad, 2020 será un (muy) buen año y, por lo tanto, deberíamos dar gracias ya que, después de 2019, muchos de nosotros nos temíamos días más oscuros