La crisis del COVID-19 no se parece a nada de lo que hayamos enfrentado hasta ahora. Sin embargo, empezamos a percibir un rayo de esperanza. También los mercados parecen haber superado lo peor. Para los inversores que adoptan una visión específica de las empresas, creemos que ahora es el momento de considerar la inversión en renta variable europea.
Europa sigue siendo uno de los mercados de renta variable más profundos y líquidos del mundo, con una economía que rivaliza en tamaño con la de EE.UU. y China. También tiene la complejidad de múltiples países, monedas, culturas y sistemas legales. Es en esta complejidad donde surgen las oportunidades.
En el pasado, muchos inversores han infraponderado la renta variable europea debido al decepcionante crecimiento económico y la confusión política. Sin embargo, esta aversión pasa por alto el carácter global de muchas empresas europeas. Ámbitos como la sanidad, la tecnología y los productos básicos de consumo, en los que Europa tiene muchos líderes mundiales, tienen conexiones muy limitadas con la demanda interna. En cambio, se benefician de tendencias estructurales más generales, como la digitalización, el envejecimiento de la población y el aumento de la clase media en los mercados emergentes.
De hecho, en conjunto, más del 54% de los ingresos de las grandes empresas que cotizan en bolsa proceden de fuera de la Unión Europea, sobre todo de Estados Unidos y Asia. Esto significa que pueden generar rendimientos positivos independientemente de las condiciones de sus mercados domésticos.
Ganadores en todo el espectro de la capitalización bursátil
La complejidad de Europa también supone que hay oportunidades para invertir en empresas de alta calidad de toda la escala de capitalización del mercado. Por ejemplo, las empresas de pequeña y mediana capitalización. En este caso, muchas de ellas están a la vanguardia de la transición a un mundo más eficiente, más ecológico y más digital. Las empresas más pequeñas están ahora a la cabeza de todos los ámbitos, desde el suministro de alimentos hasta la automatización de fábricas.
Las compañías de pequeña y mediana capitalización también ofrecen diferentes fuentes de rentabilidad frente a las de mayor tamaño, lo que supone una diversificación inestimable como parte de una cartera más amplia. Sin embargo, a pesar de todas estas ventajas, las empresas de pequeña capitalización cotizan a valoraciones casi mínimas en relación con las de gran capitalización. Además, los analistas las cubren poco, lo que crea grandes oportunidades para los inversores activos y con buenos recursos.
¿Dónde vemos oportunidades?
Somos inversores bottom-up. Sin embargo, vemos tres temas que creemos que impulsarán los mercados europeos.
- Europa está a la vanguardia del «capitalismo responsable»: muchas empresas son líderes mundiales en materia ESG (medio ambiente, sociedad y gobernanza) y obtienen una puntuación media superior a la de sus homólogas internacionales. Por lo tanto, están en una buena posición para beneficiarse del avance hacia un mundo más sostenible. Europa ya cuenta con muchos líderes del sector, como Kingspan (aislamiento y revestimiento), Ørsted, (energía eólica) y Vidrala (fabricante de envases de vidrio).
- Las empresas europeas tienen puntos fuertes demostrables en materia de propiedad intelectual: la consolidación en el sector industrial ha creado gigantes en nichos altamente rentables, de rápido crecimiento y que son defendibles. Mientras tanto, Europa alberga algunas de las marcas de consumo más reconocidas, establecidas y codiciadas del mundo. Muchas de ellas tienen exposición al consumidor emergente. Entre las empresas más destacadas se encuentran Moncler y LVMH, las marcas de lujo italiana y francesa. Europa también ha desarrollado una amplia experiencia en el ámbito de la salud, con empresas líderes en áreas como la tecnología médica, el desarrollo de medicamentos y las pruebas de diagnóstico.
- La experiencia histórica de Europa en el ámbito de la industria le confiere una sólida posición en el desarrollo de soluciones tecnológicas para este sector: a medida que la industria se digitaliza y, tras haber ido a la zaga de los valores FAANG durante años en el desarrollo de plataformas de consumo, vemos un mayor potencial para que Europa se beneficie. Esto debería hacer que la brecha de rendimiento tecnológico con respecto a EE.UU. comience a cerrarse. Por ejemplo, la empresa suiza Komax es líder mundial en la automatización de la manipulación de cables en la industria del automóvil. La propiedad intelectual de sus equipos ofrece a los clientes la oportunidad de reducir costes y mejorar la eficiencia de la fabricación. Otro líder es Nemetschek. Su liderazgo en software de ingeniería y construcción ayuda a las empresas a operar de forma más eficiente, a reducir los residuos y a ahorrar costes.
Columna de Ben Ritchie, Head of European Equities, y Andrew Paisley, Head of Smaller Companies de ASI