El mundo actual se enfrenta a importantes desafíos. El primero es el cambio climático. Muchas personas en todo el mundo habrán sido testigos o habrán experimentado de primera mano los efectos del aumento de las temperaturas. El segundo es la ampliación de la desigualdad social: la creciente brecha entre «ricos y pobres» del mundo. Esto ha provocado una ira generalizada que, en algunos casos, ha desatado la agitación social y política. El tercero es el hecho de que estamos consumiendo recursos naturales a un ritmo sin precedentes. Estos problemas solo empeorarán si no actuamos. La pandemia del COVID-19 ha planteado preguntas urgentes sobre cómo interactúan las personas con la naturaleza y sobre cómo se gestiona la producción de alimentos para los seres humanos.
Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU
La mayoría de los países han reconocido la necesidad de actuar. 193 países adoptaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas en septiembre de 2015. Hay 17 ODS que, en conjunto, constituyen 169 objetivos individuales. Todos ellos proporcionan orientación a los gobiernos, las empresas y la sociedad civil sobre cómo identificar y perseguir las prioridades del desarrollo sostenible. Los ODS probablemente guiarán las políticas públicas y la asignación de capital del sector privado, como mínimo, hasta 2030.
Los ODS de la ONU son ambiciosos y se estima que serán necesarias unas inversiones anuales de entre 5 y 7 billones de dólares1. En este contexto, los gestores de activos globales -con más de 80 billones de dólares de activos bajo gestión2– tienen un importante papel que desempeñar.
Acuerdo de París
La mayoría de los países aceptan que décadas de empleo de combustibles fósiles han dañado el medioambiente. Las emisiones de gases de efecto invernadero en la atmósfera, vinculadas al consumo de petróleo y carbón, son una de las principales causas del aumento de la temperatura en todo el mundo. En 2015, más de 180 países alcanzaron el conocido como Acuerdo de París en la 21ª Conferencia de las Naciones Unidas (COP 21). Este es el tratado internacional sobre el clima más importante del mundo. Los firmantes coinciden en la necesidad de restringir los futuros aumentos de temperatura a «muy por debajo» de 2°C de los niveles preindustriales, con el fin de limitar los daños medioambientales y económicos.
Principios de las Naciones Unidas para la Inversión Responsable
Los Principios de Inversión Responsable (PRI) son otra iniciativa apoyada por las Naciones Unidas. Los propietarios y gestores de activos de todo el mundo tienen un importante papel que desempeñar en el apoyo a la sostenibilidad. Estos principios se concibieron para promover la inversión responsable como una forma de aumentar los beneficios y gestionar el riesgo. Alientan a los inversores institucionales a adoptar y demostrar medidas en cuatro esferas: inversiones, participación empresarial, divulgación de información sobre los inversores y promoción de políticas.
¿Por qué deberían estar interesados los inversores?
La inversión responsable que canaliza el capital privado hacia estrategias de inversión sostenibles ya no es algo que se refiera a activos que sólo son «agradables de tener». El análisis ambiental, social y de gobernanza (ESG) debe ser una parte integral de todas las decisiones de inversión. Las generaciones más jóvenes no quieren que sus inversiones causen daños irreparables a la sociedad y al medioambiente. Quieren ver algo que genere un resultado positivo y un retorno financiero.
La tecnología es un elemento de disrupción. Las redes sociales han creado conciencia de los problemas ambientales vinculados a las empresas petroleras y de gas y de los problemas de acceso a la medicina vinculados a las empresas farmacéuticas. Las preocupaciones de ética empresarial relacionadas con la industria bancaria y financiera también han estado en el foco de atención de dichos canales.
Sin embargo, la búsqueda de soluciones no puede depender solo de los inversores. Estos necesitan un marco claro en el que operar, por lo que los gobiernos deben pensar en las regulaciones. La sociedad civil debe desempeñar un papel en el cuestionamiento de las prácticas que son insostenibles.
Oportunidades surgidas del cambio climático
El cambio climático tiene importantes repercusiones para los inversores. Es probable que las empresas y las economías incurran en grandes costes durante la transición de los combustibles fósiles a las fuentes de energía con bajas emisiones de carbono. Además, habrá costes significativos derivados de los crecientes daños físicos vinculados al cambio climático y de las cuantiosas inversiones necesarias para limitarlos.
Los inversores necesitan entender cómo esos cambios afectarán al valor de sus inversiones. Esto implica obtener una profunda comprensión de cómo cada empresa está expuesta a cuestiones materiales relacionadas con el cambio climático y cómo abordarán dichos desafíos. Pero también hay oportunidades. La transición a una economía con bajas emisiones de carbono requerirá grandes cantidades de capital privado para construir la infraestructura de energía renovable, el transporte sostenible y para mejorar la eficiencia energética. Los inversores desempeñarán un papel fundamental en la asignación de este capital.
También existe una creciente necesidad de hacer que las empresas, las ciudades y los países sean más resistentes a los efectos del cambio climático. Pensamos que hay importantes oportunidades de adaptación en materia de infraestructura, gestión del agua y el suelo, y tecnología.
Tribuna de Amanda Young, Global Head of Responsible Investment de Aberdeen Standard Investments
1. UNPRI, Los inversores y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, octubre de 2017
2. Aberdeen Standard Investments, Inversión de Impacto – Adoptar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas en la inversión, febrero de 2018