Europa se ha situado como líder mundial en cuanto a su nivel de ambición por la sostenibilidad. El Acuerdo Verde de la UE es la manifestación más clara de este compromiso. De hecho, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, lo describió como «el momento europeo del hombre en la luna».
El acuerdo pretende movilizar un billón de euros de inversiones durante la próxima década para ayudar a Europa a alcanzar su objetivo de una economía neutra en emisiones de gases de efecto invernadero para 2050. El plan dará prioridad a abordar los desafíos relacionados con el clima y el medioambiente, destinando el 25% del presupuesto. Es importante que, mientras tratan de alcanzar ese objetivo, los responsables de la formulación de políticas creen puestos de trabajo.
Aunque su implementación necesitará tiempo, fija la dirección de la estrategia europea. En un intento de reforzar sus credenciales de liderazgo, en septiembre la Comisión Europea también propuso un mayor endurecimiento de los objetivos de emisiones para 2030: de una reducción del 40% frente a los niveles de 1990 a un recorte de «al menos» el 55%.
Una recuperación verde de la pandemia
En respuesta a la pandemia de COVID-19, la UE anunció un paquete de 750.000 millones de euros que tenía como parte nuclear el Acuerdo Verde de la UE. Aunque todavía se están ultimando algunos detalles, hay prioridades que probablemente se verán afectadas por los vientos de cola de la reglamentación durante la recuperación.
En primer lugar, hay un claro foco en los proyectos de renovables para continuar la descarbonización de la generación energética europea. Esto debería hacer que la combinación de energía renovable pase del 33% actual a más del 50% en 2030. En segundo lugar, hay un enfoque en el transporte y la logística limpios, incluyendo la inversión en la infraestructura de vehículos eléctricos. En tercer lugar, la Unión Europea ha puesto de relieve el deseo de impulsar la renovación de edificios e infraestructuras. Y, por último, se hace hincapié en el impulso de la economía del hidrógeno limpio.
Encontramos evidencias de esta ambición y liderazgo ESG tanto a nivel de país como de empresas. Las compañías obtienen los resultados más altos dentro de la puntuación general del MSCI en ESG. Un reciente análisis de BAML concluyó que el 64% de las empresas calificadas como AAA por el MSCI estaban en Europa. Además, el 50% de las compañías europeas se clasificaron como líderes (puntuaciones de AAA-AA), mientras que solo el 3% se quedaron rezagadas. Con datos de noviembre de 2019, la entidad concluía que Europa está a la cabeza en los criterios ESG, ya que el 83% de las empresas del viejo continente registran mayores puntuaciones que sus pares del sector.
La taxonomía de la UE: el cambio para la inversión responsable
Para ayudar a facilitar sus planes, la UE está creando una Taxonomía para las finanzas sostenibles. Formado por seis objetivos medioambientales, se trata de un sistema de clasificación claramente definido para las actividades sostenibles. Su objetivo general es permitir inversiones, combatir el riesgo de «lavado verde» y garantizar la rendición de cuentas en el camino hacia la consecución de las ambiciones climáticas.
Por ejemplo, cualquiera que comercialice un producto de inversión como «sostenible desde el punto de vista medioambiental» debe utilizar esta Taxonomía. Para ser incluida, una actividad debe contribuir a uno de los seis objetivos y «no hacer daño significativo» en los otros cinco. Al mismo tiempo, debe cumplir con los convenios sociales y laborales mínimos. La UE espera tener todos los objetivos en marcha para 2022.
Un aumento de la popularidad de la inversión ESG
La opinión popular refleja la creciente importancia de los factores ESG. Una encuesta realizada en 2019 entre los ciudadanos de la Unión Europea reveló que el 93% cree que el cambio climático es un problema grave y el 92% considera importante que los gobiernos nacionales establezcan objetivos ambiciosos en materia de energía renovable. La creciente atención que el público en general presta a los temas de sostenibilidad ha hecho que este se convierta en un tema prioritario en la agenda política.
Esta realidad también se ha puesto de manifiesto en los mercados financieros, en particular a través del aumento exponencial de la popularidad de la inversión en ESG. En 2019, un informe de BAML mostró que el 67% de los fondos mundiales ESG se lanzaron en Europa. Las entradas también fueron impresionantes. Esto se debe en parte a factores demográficos y a la existencia de generaciones más jóvenes, que son más conscientes del medioambiente y de la sociedad.
¿Qué significa esto para sus inversiones?
A pesar de los numerosos desafíos, somos optimistas en cuanto a las perspectivas de la renta variable europea. El Acuerdo Verde de la UE anuncia un intento serio y de gran alcance para abordar los principales problemas que enfrenta el mundo.
En el mundo corporativo, numerosas compañías europeas son líderes mundiales en ESG. Hay una gran cantidad de empresas innovadoras en la generación de energía, vehículos eléctricos, infraestructura y mucho más. Creemos que son este tipo de compañías las que ayudarán a impulsar los mercados de valores durante la próxima década y más allá.
Sin embargo, lo más importante de todo es que los europeos están colocando cada vez más en primer plano de sus decisiones de inversión las consideraciones relativas a los factores ESG. El rápido aumento de la popularidad de los fondos relacionados con estos factores es una prueba de este entusiasmo. Confiamos en que esta tendencia seguirá creciendo a medida que todos sigamos centrados en construir un mundo más justo y sostenible.
Tribuna de Jamie Mills O’brien, investment manager; y Stuart Brown, investment director de Aberdeen Standard Investments