Los inversores están reevaluando qué tipos de empresas prosperarán en la próxima etapa de la recuperación ante el reciente repunte de las acciones de valor. Sin embargo, creemos que el factor de rentabilidad diferenciador será la capacidad de una empresa para generar beneficios sostenibles, independientemente de en qué categoría se clasifiquen.
Los títulos de valor han repuntado recientemente impulsados por la esperanza de que la superación de la pandemia estimulará la economía mundial. La brecha entre valor y crecimiento fue especialmente pronunciada en los mercados estadounidenses. Sectores como el financiero y el energético, que son más sensibles a los ciclos, tienden a obtener buenos resultados en las recuperaciones económicas y a estar más representados en los índices de referencia de valor. Los títulos de crecimiento, por su parte, pueden verse presionados por la subida de los tipos de interés, lo cual tiende a afectar a sus múltiplos en mayor medida que a los de sus homólogos de valor.
El debate entre crecimiento y valor continuará. No obstante, pensamos que hay una cuestión más importante que trasciende las distinciones tradicionales basadas en categorías, habida cuenta de lo diferente que podría resultar el proceso de normalización post-COVID-19 con respecto a las recuperaciones anteriores. A nuestro juicio, los inversores deberían ampliar sus miras más allá de la evaluación crecimiento-valor a la hora de determinar el verdadero potencial de una empresa.
Tres señales de un sólido potencial de recuperación
Desde nuestro punto de vista, la cuestión clave es si la calidad que ofrece una empresa tiene un coste razonable. Tras una crisis económica sin precedentes, el factor determinante de la calidad es ahora la rapidez con la que una empresa puede recuperar sus beneficios a medida que mejore la situación. A fin de identificar estas empresas, creemos que los inversores deberían observar tres factores clave de crecimiento muy específicos a las condiciones actuales:
1. La reapertura comercial: Las empresas con más probabilidades de beneficiarse de la reapertura de las economías serán el motor de crecimiento más evidente en 2021. Ahora bien, la senda de la recuperación no será la habitual. La elevada demanda acumulada de bienes por parte de empresas y consumidores acelerará el cambio de rumbo una vez que se hayan eliminado por completo los confinamientos, hecho que se reflejará en los mercados con bastante rapidez. En este sentido, a muchas empresas les resultará fácil registrar un fuerte crecimiento de sus beneficios en comparación con los niveles desfavorables del año pasado, sobre todo en el sector minorista y en el de los viajes, que fueron los que más sufrieron en 2020. Al mismo tiempo, será fácil identificar a aquellas empresas que tengan dificultades para mantener el impulso de crecimiento que puedan haber heredado como consecuencia del repunte de la demanda de ciertos servicios en el marco de la pandemia.
2. Cambio de hábitos: Los consumidores se comportan de forma muy diferente a como lo hacían hace 12 meses: más compras por Internet, un mayor uso de las tarjetas de crédito y débito frente al efectivo, o cómo ven sus series y películas favoritas. Muchos de estos cambios persistirán. El Reino Unido, por ejemplo, ha duplicado recientemente el límite de pago con tarjeta de crédito contactless hasta las 100 libras esterlinas. En el caso de las empresas, el teletrabajo y la disminución de los viajes laborales han permitido reducir gastos y aumentar márgenes. Los alquileres de equipos empresariales, que suelen sufrir un varapalo en las recesiones, se mantuvieron estables durante la pandemia. Estos hechos podrían significar que los ganadores de 2020 seguirán ganando, mientras que algunas empresas que esperan una «vuelta a la normalidad» podrían no experimentarla nunca.
3. Aumento de los márgenes: El crecimiento de la rentabilidad será fundamental a partir de ahora, sobre todo cuando a tantas empresas les fue perdonada la compresión de márgenes en 2020. Si vuelve la inflación moderada, como es de esperar, la prueba será aún más dura en 2021 teniendo en cuenta las expectativas previas a la crisis. Aunque las empresas crezcan, el mercado las penalizará si sus márgenes siguen reduciéndose. El poder de fijación de precios será cada vez más esencial, por lo que aquellas empresas con productos y servicios diferenciados, o muy codiciados y escasos, deberían conseguir buenos resultados.
A medida que la economía mundial se recupera, los inversores seguirán reevaluando por igual las ventajas relativas de las acciones de valor y de crecimiento. Estas consideraciones, sin embargo, se llevan a cabo en un contexto de elevados múltiplos de precio/beneficio que no se veían desde finales de los años 90, lo que está incrementando el perfil de riesgo general en el mercado. Por este motivo, empresas valiosas con una relación precio/beneficio razonable y flujos de ganancias transparentes deberían tener ventaja. Centrarse de forma simplista en el valor o en el crecimiento podría perder de vista algo más importante: las empresas con modelos de negocio resilientes en un entorno de mercado y condiciones macroeconómicas cambiantes deberían ser capaces de ofrecer una rentabilidad sólida tras la pandemia, independientemente de la categoría de referencia a la que pertenezcan sus acciones.
Tribuna de James T. Tierney, Jr., director de inversiones de Concentrated US Growth, Mark Phelps, director de inversiones de Concentrated Global Growth, y Dev Chakrabarti, gestor de cartera y analista de investigación senior de Concentrated Global Growth, en AllianceBernstein.