Las empresas están haciendo frente a diversos desafíos durante la crisis del coronavirus. Los inversores que integran los criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) en sus análisis pueden conocer la forma en la que las empresas se están adaptando, y cómo podría verse afectado el potencial de rendimiento futuro.
Una agenda de inversión responsable debería centrarse en las respuestas de las empresas al coronavirus por dos razones. Primero, es importante asegurarse de que sean ciudadanos corporativos responsables. En segundo lugar, los inversores necesitan comprender mejor las oportunidades y amenazas que la pandemia supone para los modelos de negocio.
Los compromisos de ESG, a prueba
¿A qué tipo de problemas de ESG se han enfrentado las empresas durante la pandemia? Muchas han tenido que tomar decisiones difíciles a la hora de proteger a los trabajadores mientras mantienen las operaciones en marcha. Las respuestas van desde el despido hasta indemnizaciones o compensaciones. Las empresas que apostaron por el teletrabajo se enfrentaron a nuevos retos para mantener la privacidad de los datos y la seguridad.
La conducta ejecutiva plantea más preguntas. ¿Estaba la dirección dispuesta a ajustar la compensación de forma adecuada en un momento en el que un shock de la demanda ejercía una fuerte presión sobre los beneficios? Más allá de los desafíos inmediatos, ¿las empresas seguirán dedicando gastos de capital a proyectos que mitiguen el impacto del cambio climático durante una recesión y un período de mayor incertidumbre sobre las condiciones comerciales?
La concienciación sobre la ESG importa en una pandemia
La mayoría de las empresas que ya habían adoptado prácticas de ESG han hecho frente a la crisis. Tal vez eso se deba a que la conciencia sobre los criterios ESG a menudo indica que una empresa está orientada hacia el futuro y tiene una mentalidad estratégica a la hora de considerar una serie de escenarios para sus negocios. Esto puede crear ventajas, ya que adaptan rápidamente sus operaciones al teletrabajo, al tiempo que proporcionan a los empleados el apoyo que necesitan y continúan entregando productos y servicios a los clientes.
Por ejemplo, incluso después de cerrar sus tiendas minoristas, la compañía estadounidense de utensilios de cocina y muebles Williams-Sonoma continuó aportando pagos y beneficios a sus asociados, e incluso trasladó a algunos empleados de la tienda para que proporcionaran asesoramiento de diseño virtual. La dirección trató respetuosamente al personal del centro de distribución, con equipos de protección adicionales de salud y pagos incrementales. Como resultado, Williams-Sonoma ha sido capaz de satisfacer el aumento de la demanda en su negocio de comercio electrónico, mantener a los empleados comprometidos y atraer a los clientes leales de vuelta a sus tiendas a medida que la reapertura progresa.
Integración de la ESG
Este tipo de comportamiento corporativo a menudo tiene un impacto directo en el resultado final y en el rendimiento de las acciones, en nuestra opinión. Tal vez por eso las acciones con fuertes puntuaciones de ESG superaron a su índice de referencia durante el primer trimestre de 2020, en plena crisis del coronavirus.
Pero encontrar empresas que sean líderes en ESG es un trabajo duro. Las clasificaciones de terceros miran hacia atrás, y a menudo pasan por alto los cambios de futuro en el comportamiento de una empresa que pueden indicar que se están produciendo mejoras en ese sentido. Los inversores pueden analizar mejor estos criterios a través de un modelo de análisis integrado. Los analistas que cubren una compañía, y que tienen experiencia específica en la industria, son los más indicados para revisar la respuesta de una empresa ante una pandemia y analizar cómo afectará a los flujos de caja, el balance general y los beneficios. Creemos que este tipo de integración de la ESG en el análisis fundamental es la mejor manera de aplicar una agenda de inversión responsable a las carteras.
Para hacer esto de forma efectiva, se requieren varios ingredientes. Primero, se necesita una visión a largo plazo de la estrategia y el entorno de la industria, especialmente hoy en día, cuando la visibilidad a corto plazo se halla tan nublada. Segundo, un enfoque global es vital en un mundo en el que la pandemia ha hecho estallar el comercio mundial y las cadenas de suministro. En tercer lugar, es necesario el compromiso con la dirección para tener una idea real de lo difícil que es tomar decisiones estratégicas para equilibrar las necesidades de las partes interesadas, desde los empleados hasta los clientes y los accionistas.
Las ventajas del big data
Los nuevos enfoques hacia los datos también pueden ayudar a comprender las vías de recuperación de las empresas. Por ejemplo, en el entorno actual, se pueden utilizar técnicas de big data para analizar las complejas cadenas de suministro de las empresas, e incluso las de los proveedores.
Los comentarios y sentimientos de los empleados pueden ser recopilados de la web para averiguar lo bien que el personal y la dirección se están adaptando al trabajo a distancia. Las métricas de movilidad personal, las compras con tarjeta, la contaminación de las fábricas y las reservas de los restaurantes pueden utilizarse para proporcionar una ventaja en el análisis sobre el rendimiento de la empresa durante la crisis.
El COVID-19 ha creado nuevos desafíos en materia de ESG para las empresas y los inversores. Creemos que las compañías que demuestren un compromiso serio con los criterios ESG durante la crisis tendrán una mejor oportunidad a la hora de dirigirse a una recuperación exitosa. Del mismo modo, los inversores que incorporen la ESG como un componente clave de su investigación estarán bien equipados para identificar acciones y bonos de buenos actores corporativos que es probable que sean fuentes de potencial de rendimiento a largo plazo.
Tribuna de Michelle Dunstan, directora global de inversión responsable en AllianceBernstein