Reino Unido y Europa han tardado en unirse a la fiesta de celebración de la recuperación económica, pero los indicios de que esto está sucediendo son cada vez más fuertes. En el Reino Unido, seguimos apreciando importantes obstáculos, pero la política monetaria flexible parece estar funcionando y las iniciativas del gobierno para impulsar el mercado de la vivienda también están surtiendo efecto. En principio, la recuperación parecía estar muy basada en el consumo, pero ahora parece tener una base más amplia. Los datos de las recientes encuestas del sector de la fabricación han sido buenos y la revisión al alza del PIB del segundo trimestre se debió a unas exportaciones y a una inversión empresarial mejores de lo esperado. Mientras tanto, las reclamaciones del seguro de protección de pagos (PPI) por valor de 10.000 millones de libras esterlinas han contribuido con total seguridad al gasto de los consumidores. La probable devolución de unos 50.000 millones de libras en efectivo y acciones a los accionistas de Vodafone por la venta de la participación de la empresa en Verizon Wireless debería ofrecer respaldo adicional. De forma similar, la zona euro sigue lastrada por una evolución muy débil de la deuda estatal y el continuo desapalancamiento bancario. No obstante, las encuestas del sector de la fabricación arrojan datos sólidos y apuntan a un crecimiento positivo, y las noticias acerca de la periferia han mejorado gracias a una cierta marcha atrás en la austeridad.
En EE. UU., donde el crecimiento lleva más tiempo consolidado, las noticias han sido algo más dispares. La sólida recuperación del mercado de la vivienda podría encontrar ahora más dificultades debido a la subida de los tipos hipotecarios tras el aumento de las rentabilidades de los bonos del Tesoro. Además, la esperada recuperación de la inversión en capital fijo de las empresas está costando más de lo esperado, a pesar de los sólidos balances generales y equipos anticuados.
En Japón, la “Abenomía” ha incidido claramente en la reanimación de la actividad. Shinzo Abe ha prometido una política “de tres flechas”, siendo las inyecciones monetaria y fiscal las dos primeras. La tercera flecha consiste en varias políticas concretas para respaldar el crecimiento y es la parte del paquete que aún debe concretarse de forma significativa. Los mercados buscan medidas para evitar decepciones.
En las economías emergentes, las regiones han avanzado en sentidos distintos. Las salidas de capital tras los rumores de “reducción gradual” de la flexibilización cuantitativa por parte de la Reserva Federal estadounidense han provocado debilidad de las divisas, especialmente en regiones con una balanza comercial y presupuestos débiles. Esto ha llevado a las autoridades a ajustar la política monetaria para defender las divisas, lo que impide el crecimiento. En cambio, los datos de la importantísima economía de China han mejorado un poco: los datos de las ventas minoristas, la balanza comercial y la fabricación han superado las expectativas.
Ante la mejora general de las perspectivas del crecimiento en las economías desarrolladas, hemos apostado por empresas con exposición al mercado nacional en áreas sensibles desde el punto de vista económico. En Europa concretamente teníamos carteras muy posicionadas a la defensiva, pero recientemente hemos incrementado nuestras posiciones en actores nacionales, principalmente a través de bancos, empresas del automóvil y del cable. En el Reino Unido, teníamos posiciones importantes en áreas relacionadas con la vivienda. Sin embargo, estos valores han registrado un gran comportamiento y ya descuentan una gran recuperación. Por tanto, hemos tratado de incrementar los valores de crecimiento defensivos, a los que no habíamos prestado atención en los últimos meses. En EE. UU. apostamos también por valores impulsados por el consumo interno. Sin embargo, nuevamente los valores relacionados con la vivienda parecen haber alcanzado su valoración total razonable.
Desde hace mucho tiempo mantenemos la precaución con respecto a los bonos del Estado “centrales”. Mantenemos dicha posición, pero empezamos a apreciar más valor tras una subida importante de las rentabilidades. El extremo corto de las curvas parece ofrecer el mayor valor, al descontar una subida de los tipos oficiales a mayor ritmo de lo que prevemos. El mercado de los valores del Tesoro a 30 años también ofrece un valor razonable. En los de 10 años, sin embargo, creemos que las rentabilidades subirán algo más en un entorno de reducción gradual de la flexibilización cuantitativa y la consolidación del crecimiento global.
La renta variable sigue siendo nuestra clase de activos preferida. Las valoraciones ya no son baratas, pero siguen siendo razonables. La reducción gradual del estímulo es un posible obstáculo, pero la recuperación económica es un resorte útil. Además, el mercado de fusiones y adquisiciones ha vuelto a recobrar la actividad, con algunas operaciones muy importantes en los sectores de las telecomunicaciones, tecnología de la información y medios de comunicación.
Artículo de opinion de Mark Burgess, Director de Inversiones de Threadneedle