El próximo 22 de diciembre, Loterías y Apuestas del Estado pone en juego un total de 2.380 millones de euros en el sorteo más famoso del año, para el que pone a la venta 170 millones de décimos. Como cada Navidad, ese día todas las miradas estarán puestas en los números que saquen los niños de San Ildefonso y en los premios que cantarán, con el foco puesto en los 4 millones de euros que reparte el «Gordo». Y si este año toca… ¿qué puedo hacer con el premio? ¿Qué errores debo evitar? ¿Cómo puedo maximizar el dinero que me ha tocado?
Recibir una gran cantidad de dinero inesperada siempre es una alegría, pero, en algunas ocasiones, con el paso del tiempo esa buena noticia puede darnos algún que otro quebradero de cabeza. Un estudio de la asociación European Financial Planning Association (EFPA) pone de manifiesto que el 70% de los premiados con la Lotería de Navidad tiene mucho menos dinero cinco años después de haber ganado el premio. ¿El motivo? La mayoría de las veces, la felicidad que nos produce que nos toque el «Gordo» nos lleva tomar medidas precipitadas que hacen que malgastemos el dinero del premio o que tomemos malas decisiones de inversión.
Hacienda siempre gana
Lo primero que tenemos que saber es que la cuantía que nos ha tocado no nos va a llegar en su totalidad a nuestros bolsillos. Hacienda siempre se queda una parte del premio, aunque eso sí, este año va a ganar algo menos. En los Presupuestos Generales del Estado de 2018 se aprobó ampliar el mínimo exento de los premios de la lotería y hacerlo, además, de forma progresiva.
Así, el importe libre de impuestos se ha multiplicado por 8 desde el año 2017. En 2019 solo tendremos que tributar si el premio supera los 20.000 euros -en 2017 el límite estaba en 2.500 y en 2018, en 10.000- y para el año 2020, si recibimos más de 40.000 euros. Lo que no varía es el porcentaje al que hay que tributar, que sigue siendo del 20%. Por ejemplo, si este año fuéramos agraciados con el primer premio (400.000 a un décimo), el importe neto que recibiríamos en nuestra cuenta sería de 324.000 euros.
Además, hay otros aspectos que hay que tener en cuenta al pensar en las repercusiones fiscales de la lotería, porque serán un gasto más que hará que la cuantía neta que nos va a quedar se reduzca. Esto ocurre con el Impuesto de Sucesiones y Donaciones, ya que, si queremos donar parte de nuestro premio a un familiar, debemos tener en cuenta que, si no podemos demostrar que el boleto es compartido, tendremos que tributar en algunas Comunidades Autónomas.
Ejercicio de planificación financiera
Para sacarle el mayor partido posible al dinero que nos ha tocado y evitar que lo despilfarremos, desde el equipo de Financial Life Planning de Abante recomiendan, como primer paso, tomarse un tiempo de seis meses antes de comenzar a gastar o a invertir el dinero (aquí conviene recordar que la ley nos da un plazo máximo de 3 meses para cobrar el décimo). El objetivo de esto es que nos acostumbremos a vivir con una cantidad elevada de dinero y que en esos meses podamos reflexionar sobre qué es lo que realmente queremos conseguir con ese dinero extra que nos ha llegado a la cuenta. Es decir, se trata de hacer un ejercicio de planificación financiera para pensar cuáles son nuestros objetivos vitales y nuestras metas y evitar caer en errores típicos.
Por lo general, la mayoría de los premiados -además de darse algún capricho- suelen regalar parte del premio a un familiar, cancelan la hipoteca o dejan su trabajo sin pensar si eso es lo más adecuado, tanto desde el punto de vista fiscal como financiero, porque pasan por alto otras opciones como, por ejemplo, emprender en un nuevo negocio o buscar una segunda carrera profesional y formarse de nuevo.
Rentabilizar el premio
¿Qué hago con el dinero que me ha tocado? Cuando ya hemos definido nuestros objetivos vitales, el siguiente paso es hacer unos números para ver qué coste tienen. Es decir, tenemos que analizar también nuestra situación financiera actual para ver de dónde partimos y si con el dinero extra que hemos ganado nos basta o necesitamos más y, por tanto, tendremos que acudir a los mercados financieros para cubrir ese déficit.
La experiencia nos dice que los españoles, por lo general, somos muy conservadores con nuestro dinero. Y aunque esta tendencia está cambiando, lo cierto es que muchos de nosotros solemos optar por dejar nuestro dinero inmóvil (bajo el colchón) o en depósitos que, a día de hoy, apenas dan rentabilidad. Por eso, es muy importante saber que si decidimos no invertir nuestro dinero nos enfrentamos al riesgo de no cubrir la inflación. Esto significa que con el paso del tiempo perderíamos poder adquisitivo a medida que el nivel de los precios se incrementase. Es decir, si tenemos 324.000 y no obtenemos ninguna rentabilidad por ellos, pasados 20 años y contando con una inflación media anual del 2% (objetivo que persigue el Banco Central Europeo), nuestro dinero equivaldría a unos 218.042 euros (actuales).
¿Cómo rentabilizo el premio? Cuando acudimos a los mercados financieros lo más importante es fijar la rentabilidad objetivo que necesitamos -que viene determinada por la diferencia entre lo que tenemos y lo que necesitamos-, y eso es lo que va a determinar qué nivel de riesgo podemos asumir y qué cartera o qué activo financiero es el más adecuado para nosotros.
Para maximizar el dinero del premio deberíamos buscar una cartera diversificada, tanto por distribución geográfica, como por sectores y tipo de activos. Además, si contamos con un gran horizonte temporal de inversión, podemos asumir más riesgo con nuestras inversiones, lo que hará que nuestro capital final sea mucho mayor. Por ejemplo, si queremos superar a la inflación en tres puntos (es decir, conseguir una rentabilidad anual media del 5%) deberíamos construir una cartera con el 50% de la inversión en renta variable. Y una opción que nos permite diversificar, que tiene beneficios fiscales y nos permite acceder a una gestión profesional son los fondos de inversión.
¿Qué hago con mi vivienda? Es habitual escuchar a muchos de los premiados decir que lo primero que van a hacer es quitar la hipoteca, cuando, quizás no es lo más conveniente. Lo primero que habría que ver es si la rentabilidad que nos da el dinero invertido es mayor que el coste de financiación porque, en ese caso, no interesaría amortizar la hipoteca. Por otro lado, hay que tener en cuenta que, si la vivienda habitual la compramos antes de 2013, tenemos una ventaja fiscal en el IRPF (al poder deducirnos cada año un 15% de una cuota máxima de 9.040 euros), que puede que no nos interese perder.
Por ese motivo siempre es conveniente poner todas nuestras finanzas en perspectiva para evaluar qué opciones son las más adecuadas para nuestro patrimonio, tanto desde el punto de vista financiero como fiscal.