Vivimos en una etapa de profundos cambios y transformaciones motivados principalmente por dos megatendencias que van a cambiar el mundo tal y como lo conocemos: la longevidad y la revolución digital. Además son temas que tocan directamente a un país como el nuestro, que para 2050 será el segundo país más envejecido del mundo.
En la útima edición del foro «Ageingnomics: oportunidades en la economía del envejecimiento», organizada por Deusto y Mapfre, un grupo de expertos ha debatido sobre las oportunidades profesionales que nos traerá este cambio de paradigma. El evento, presentado por Iñaki Ortega, coautor del libro La Revolución de las canas y director de Deusto Business School y Eva Piera Rojo, directora general de relaciones externas de Mapfre, ha destacado la evolución que tiene que afrontar tanto la educación, desde los escalones más básicos hasta los más profesionales; la formación en las empresas y, sobre todo, los prejuicios que rodean al talento senior.
De despejar estos prejuicios y el llamado edaísmo (discriminación que se sufre en el mercado laboral por tener una determinada edad) se ha encargado Emilio José González, profesor en ICADE. “El senior es un talento que está desaprovechado porque tienen unas cualidades que solo se ganan con el trascurso de la edad”.
Apoyándose en la neurociencia, González ha reivindicado las múltiples capacidades de los senior como, por ejemplo, mayor capacidad de centrarse en lo importante y alejarse de lo superfluo, de liderar mejor gracias a la inteligencia emocional que la edad les otorga o de adaptación ante situaciones complejas. “Hay que romper prejuicios en términos de que no son capaces de aprender y además replantearse la normativa de trabajo que aleja y margina a estos talentos cuando realmente son muy necesarios” relata González.
En cuanto a la educación y la formación, Natalia Grijalba, responsable de formación en EY, ha señalado que la forma de trabajar, aprender y relacionarnos ha cambiado y la empresa tiene que tomar partido ayudando a sus empleados a que se actualicen. “Apostamos por programas flexibles, dando importancia al mentoring y al feedback con los empleados”. El sistema educativo también ha entrado en juego y Grijalba apunta que las formaciones tienen que tener una dirección más práctica, que invite a los futuros trabajadores a ser creativos y emprendedores.
Por su parte, Santiago García, secretario general de CECE, ha puesto sobre la mesa el desajuste que existe entre la formación de la población activa y los perfiles que se van a demandar. “En el futuro casi no habrá empleo para las bajas cualificaciones. Es un desajuste que tenemos que afrontar y donde los senior pueden aportar mucho en la colaboración con empresas y centros educativos”. Un ejemplo de esta diversidad tan necesaria como ventajosa lo ha puesto Elvira Arango, subdirectora general de formación de Mapfre, que ha asegurado que en su compañía conviven hasta cinco generaciones de empleados. «La diversidad siempre suma», concluye Arango.