A nadie le gusta pensar en el momento de nuestra muerte y menos hacer planes para prepararse y afrontarla. Esto convierte la planificación sobre la sucesión del patrimonio en un asunto totalmente desatendido, según la experiencia de Luis Trigo, socio de Broseta y director del área de Wealth Management.
Durante el Foro Broseta de Wealth Management, celebrado hace unos meses en Madrid, Trigo defendió que este rechazo a planificar qué pasará se debe a que “nos produce vértigo, pero no estamos cayendo en la cuenta en que supone una verdadera irresponsabilidad no planificar qué queremos que ocurra con nuestro patrimonio”.
Reconoce que, a lo largo de su experiencia, ha lidiado con muchas situaciones imprevistas que se entrecruzan las realidades personales y familiares de los inversores con los cumplimientos legales. “Lo que más daña el valor del patrimonio, especialmente el empresarial, es la incertidumbre y los conflictos; más aún cuando lo miramos dentro de la familia. Eso genera un entorno propicio para la incertidumbre y convierte a la familia en un motivo para la pérdida de valor del patrimonio”, explica.
Ante este riesgo, la pregunta es: ¿cómo enfocar la planificación de la sucesión y las participaciones hereditarias? Para empezar, Trigo advierte que esta planificación no es plana, sino que tiene una dimensión civil, fiscal y empresarial. En su opinión, el objetivo es “alcanzar una solución que permita llegar a repartir el patrimonio heredado sin conflictos y de forma gobernable”.
La propuesta de Trigo es planificar esta sucesión siguiendo diez pasos que tiene un punto de partida clave: “Es fundamental hacer testamento, para ello hay que hacer una reflexión personal sobre el patrimonio, una due diligence analizando los elementos familiares, patrimoniales y empresariales. También es necesario hacer una valoración fiscal porque nos va a permitir tomar decisiones y adelantarnos, por ejemplo, pensando si será mejor heredar o donar. Y , por último, conocer y se consciente de los instrumentos legales disponibles”.
Los aspectos que Trigo considera que hay que se deben examinar para esa planificación son:
- Conocer la legislación aplicable a la sucesión
- Valorar la posibilidad de someter la sucesión a otra ley, correspondiente a la de otras comunidades autónomas o países, si fuera el caso
- Conocer las consecuencias de no testar y el margen de libertad o las limitaciones a la disposición de los bienes que impone la legislación aplicable
- Conocer, en caso de matrimonios, el régimen económico existente, sus características y las consecuencias de su disolución en caso de fallecimiento
- Conocer la composición del patrimonio del interesado, la situación de sus bienes, derechos y deudas, así como las especiales circunstancias de las empresas, su forma jurídica y los acuerdos existentes
- Conocer el valor de los bienes, derechos y deudas que conforman el patrimonio
- Conocer la identidad y las circunstancias personales de los llamados a la herencia
- Conocer la existencia de donaciones realizadas en el tiempo y su carácter colacionable o no
- Conocer las consecuencias fiscales de la sucesión
- Valorar la posibilidad de transmitir todo el patrimonio mortis por vía sucesoria o dar entrada al uso de contratos de seguros de vida