A pesar de los escasos apoyos de la figura y de los nuevos retos regulatorios, Alberto Alonso se lanzó a crear una empresa de asesoramiento financiero en España, una EAFI, que vio la luz hace dos años (Grupo Valía EAFI). En primer lugar, porque confía en su futuro puesto que “la crisis, la deficiencia en la calidad de servicio y los acontecimientos de ventas incorrectas de productos financieros han reforzado, más aún, la necesidad del asesoramiento financiero independiente en España”, explica, con el convencimiento que le da el hecho de haber trabajado en el sector más de 15 años y de haber estado en contacto con el mundo del asesoramiento desde que, con solo 14, su padre le inculcara su pasión por la profesión.
“Mi padre me fue enseñando los objetivos, principios y valores que las personas y empresas buscan en un profesional del sector financiero. Este aprendizaje ha sido mi base y apoyo todos estos años”, explica en una entrevista a Funds Society. El paso del tiempo y su experiencia profesional le desveló también las necesidades del sector y de ahí su incursión en el mundo de las EAFI. “Durante estos años fui viendo y comprendiendo las necesidades que tenían los actores y entidades en nuestro sector y llegó el momento de emprender y crear un espacio empresarial y financiero que diera solución a esas necesidades y que cubriera ese espacio que tiene, sin lugar a dudas, el asesoramiento financiero a nivel particular y empresarial en nuestro país”, afirma.
Alonso considera que como punto inicial para el asesoramiento financiero en España, la creación de las EAFI es algo positivo pero critica que su desarrollo se ha quedado corto y cuenta con muy pocos apoyos (fiscales, de costes, de mayor control del intrusismo en la actividad, de espacio dentro del sector financiero actual, etc.) para poder llegar a ser un sector sólido y con fortaleza que preste un servicio de asesoramiento financiero de calidad.
Y advierte de que, para su éxito, es necesario que su servicio se ponga en valor: “Es importante que en el sector financiero español se divida la actividad de asesoramiento, de otras como la de venta de productos financieros, la ejecución de operaciones o la actividad de depositaría. Estamos en un país con un nivel de bancarización alto y los servicios financieros, en muchas ocasiones, no están claramente separados. Esto no ayuda a que el cliente sepa poner en valor cada una de las actividades”, dice. Para ello, confía en que MiFID II ayude al cliente a percibir de forma más clara “el valor de un buen asesoramiento financiero”.
Y es que, aunque la normativa traerá retos -“pues se exige cada vez más requisitos, y generalmente son costes de estructura añadidos”-, también cree que puede aportar aspectos positivos. En su opinión, si MiFID II prohíbe las retrocesiones para las entidades independientes pero se aplica correctamente, afectará más a las bancas privadas de las entidades financieras tradicionales. “Las EAFIs somos seres adaptativos y sufriremos menos que otras entidades”, dice. Alonso recuerda que de los ingresos totales del sector en 2013 (33,25 millones de euros) sólo el 20% corresponde a retrocesiones y dos tercios son comisiones cobradas directamente al cliente. Además, dice que las EAFI son las entidades con costes al cliente más moderados, “somos más competitivos”, afirma.
El cliente minorista: ¿el futuro?
Los últimos datos de CNMV muestran que el cliente minorista ha crecido mucho para las EAFI y el experto confirma que es una tendencia clara que llevan notando varios trimestres. “El cliente minorista, tras la crisis y los desafortunados acontecimientos en la venta de productos financieros, busca más asesoramiento. Además la bajada de la remuneración de los depósitos exige también que el cliente intente buscar otros caminos para sus inversiones, y en la mayoría de estas ocasiones necesita contar con asesoramiento”, apostilla.
Una historia de trabajo y aprendizaje
Alberto Alonso, director de Grupo Valía EAFI, ya presente en cinco ciudades españolas, se enmarca sobre todo en el grupo de profesionales que vienen del mundo del asesoramiento, si bien en su experiencia confluye una mezcla de ambos mundos, el del asesoramiento y la gestión. Su primera etapa profesional se desarrolló en mesa de tesorería y trading, “una buena manera de comprender cómo funcionan las entidades financieras y los mercados de capitales”. Su segunda etapa fue de coordinador de gestión en una gestora, especialmente de banca privada, y cuya gestión estaba vehiculizada a través de sicavs, experiencia que le ayudó “a profundizar técnicamente en conocimiento sectorial, en valoración de activos y a comprender las estrategias corporativas”, dice. Y su tercera etapa profesional se vinculó más al mundo de los family office y la actividad de banquero privado global de grupos familiares con patrimonio privado y desarrollo empresarial. Así, ha pasado por Banco Espirito Santo, TRD, Inversis Banco o AFP Inversiones (entidad de gestión patrimonial para Banco Madrid) y además de la EAFI también vuenta con ValiaInvest Family Office, para dar servicio a grupos familiares.
Desde ahí, y ante las necesidades del sector, se lanzó a crear Grupo Valía EAFI, un proceso “intenso y exigente en documentación” pero que no le llevó un tiempo excesivo. “Obtener la aprobación para formar una EAFI, si tienes experiencia en el sector, has realizado una carrera laboral honrada y coherente en banca o mercados financieros y tu formación financiera ha sido amplia, es posible”.
Si bien advierte de que “ser un buen profesional en el sector financiero y más en el asesoramiento financiero independiente es muy complicado y esto exige de mucha dedicación, experiencias y estudio continuo” y recuerda que “el sector financiero exige continuidad, compromiso, profesionalidad y un proyecto estructurado a muy largo plazo”. Por eso, una cosa es obtener la aprobación y otro el desarrollo de la EAFI, que es más “una cuestión de emprendimiento y de tener solidez en el sector durante años”.
Alonso basa el desarrollo profesional de su empresa en tres puntos clave: “Ser multidisciplinares, a nuestros clientes le asesoramos sobre todos sus intereses económicos sean empresariales, familiares o personales; buscar la excelencia en el servicio, ante la necesidad de un cliente, luchar por aportarle las mejores soluciones globales y generarle valor día a día; y la confianza y constancia, siempre estar junto a nuestros clientes. Nuestro compromiso es a largo plazo y el camino exige estar a su disposición día a día”.
Y también contempla la internacionalización como una necesidad: “La internacionalización implícita o explícita es totalmente necesaria en el desarrollo del servicio de asesoramiento financiero”, dice. En su caso, la afronta desde tres perspectivas: la internacionalización para ampliar las posibilidades de inversión a sus clientes; la internacionalización por acompañamiento a los intereses financieros, empresariales y de estilo de vida de los clientes; y la internacionalización para dar servicio a clientes de otros países y regiones que suelan vivir o tener estancias vacacionales en España. “Siempre nos preguntamos qué van a necesitar nuestros clientes a medio y largo plazo, y es evidente que tanto empresas como particulares necesitan que les acompañemos fuera de España”, explica.