Ana Botín, presidenta del banco Santander, ha visitado Groenlandia con el programa de Planeta Calleja para ver en primera persona el hielo derritiéndose y cómo el cambio climático está afectando al mundo. “Fue una experiencia que me hizo reafirmar la responsabilidad que todos tenemos de actuar: particulares, empresas y gobiernos. Y para tener éxito es necesario trabajar todos juntos”, ha señalado en un artículo de LinkedIn en el que ha reivindicado el papel que todos debemos jugar en la crisis climática.
La presidenta de uno de los mayores bancos del mundo ha calificado la situación de “emergencia” y ha insistido en que intentar tener un impacto positivo no nos lleva a una elección entre mayor prosperidad o ser más ecológicos. “Necesitamos que el crecimiento sea sostenible e inclusivo. Un crecimiento que impulse y financie la inversión en tecnologías verdes, que llegue a todos, para que a medida que nuestras economías y sociedades reduzcan las emisiones, las comunidades y los países no se queden atrás”, ha señalado.
Asimismo, ha reincidido en la importancia de capacitar a las personas para afrontar este nuevo contexto, “necesitamos ayudar a formar a las personas para que puedan conseguir un empleo en las nuevas industrias “verdes” que surjan y en la nueva economía digital”.
¿Qué significa todo esto en Santander?
Según la presidenta del Santander, el banco tiene ciertas responsabilidades, las cuales ha resumido en tres puntos. “En primer lugar, contribuir a movilizar los miles de millones de euros necesarios para financiar la transición a la economía verde, y con el tiempo y de forma responsable, midiendo el impacto, revisar nuestra financiación de las fuentes de energía tradicionales”, ha señalado. En segundo lugar, la presidenta considera necesario ayudar a sus 114 millones de clientes a tomar decisiones verdes. Por último, ha señalado que “debemos liderar a nuestros propios equipos en esa misma dirección y cambiar nuestra forma de trabajar para reducir nuestras propias emisiones y el impacto de nuestra actividad en el medio ambiente”.
Respecto al primer punto, Ana Botín, ha señalado que uno de sus objetivos clave de banca responsable es movilizar 220.000 millones de euros en financiación verde hasta 2030, para ayudar a sus clientes en la transición hacia una economía más sostenible. El banco ya rechazó el año pasado participar en tres transacciones relacionadas con carbón, pero la presidenta ha insistido en que “tenemos que hacer una transición de forma ordenada, acompañando a nuestros clientes y trabajando conjuntamente con los gobiernos y todas las partes implicadas. Hay que poner el foco en reducir las emisiones, pero tenemos que hacerlo sin olvidar nuestra responsabilidad con las comunidades que todavía dependen de estas industrias”.
Dentro del segundo punto, el Santander ya ha adoptado una serie de medidas para ayudar a sus clientes a realizar esta transición, por ejemplo, a través de productos como descuentos hipotecarios para viviendas con certificado de eficiencia energética. Un ejemplo que ha querido resaltar la presidenta ha sido el de Chile, donde sus clientes pueden ver en el momento el impacto medioambiental de sus compras, saber cuánto costaría compensarlo y hacerlo con un solo clic.
El último objetivo de la compañía es conseguir liderar ese cambio, para ello, según ha explicado la presidenta del Santander, ya han llevado acabo una serie de medidas ambiciosas. “El área sobre la que podemos actuar directamente es el impacto directo que nuestra actividad como empresa tienen en el medio ambiente. Con 200.000 empleados, y la responsabilidad de gestionar un negocio en todo el mundo, se trata de un objetivo importante”, ha señalado.
“Entre 2011 y 2018, redujimos nuestras emisiones y el consumo de electricidad un 27% y un 36%, respectivamente. El 43% de la electricidad utilizada por Santander ya procede de fuentes renovables. Pero queremos ir más allá. Por eso nos hemos comprometido a que toda nuestra electricidad provenga de energías renovables en los países en los que es posible obtener certificados de energía renovable en 2025 (ya lo hemos conseguido en todos los edificios y sucursales de Santander en Alemania, España y Reino Unido)”, ha explicado. Esto, forma parte de su ambición más amplia, ser neutros en emisiones de carbono en 2020.
El reto para 2020: taxonomía, transición y financiación
Aunque Ana Botín reconozca que han avanzado mucho en esta materia, ha señalado que ni su equipo ni ella están satisfechos. “Sabemos que hay mucho más que podemos hacer y queremos hacerlo. Algunas cosas son responsabilidad nuestra, pero para conseguir retos más ambiciosos tenemos que trabajar conjuntamente empresas, reguladores y gobiernos. Necesitamos que los gobiernos y las organizaciones multilaterales de todo el mundo den un paso adelante”, ha demandado.
“Dada la dimensión del reto, este año todos tenemos que avanzar más rápido y pasar de las palabras a la acción”, ha añadido. Asimismo, ha señalado que, para movilizar los miles de millones de euros necesarios para combatir el cambio climático, es necesario asegurar que el precio del riesgo se fije correctamente, ya que eso ayudará a dar seguridad a los inversores. Un paso hacia esta seguridad sería contar con una taxonomía sólida, que, según ha añadido, “no sólo evite lo que se conoce como greenwashing, sino que identifique qué activos y sectores debemos impulsar y en cuáles debemos ayudar en la transición”.
“Necesitamos que los organismos internacionales acuerden y fijen los principios y los estándares globales. El reto no es, obviamente, solo financiar lo que ya es verde, sino hacer verde el resto de la economía. Y asegurarnos de que la transición es justa y no deja a nadie atrás”, ha argumentado. Tres tareas, por tanto, en el reto que Ana Botín considera que tenemos por delante: “Taxonomía, transición y financiación. Son las tres claves para la década de los veinte”.
Asimismo, ha recordado que el cambio climático es un reto global, que no respeta fronteras y que debemos actuar coordinadamente, siendo conscientes de las diferentes necesidades de los países desarrollados y en vías de desarrollo, pero sabiendo que “no hacer nada no es una opción».
“Cada uno de nosotros tiene la responsabilidad: de hablar claro y de actuar. El mundo de las finanzas tiene un rol crítico. Más bancos deberían unirse a los Principios de las Naciones Unidas para la Banca Responsable, y contribuir con la fuerza del sector financiero mundial a dar respuesta a esta amenaza existencial. Por esto viajé con Jesús Calleja a Groenlandia: para ver y compartir contigo el impacto que está teniendo el cambio climático. Y por esto Santander va a seguir cumpliendo con su responsabilidad de apoyar la transición a una economía sostenible”, ha concluido.