Desde hoy y hasta el próximo 13 de diciembre Madrid va a reunir a los principales líderes mundiales con el objetivo de acordar las medidas necesarias para cumplir el Acuerdo de París de 2015. Estos acuerdos se enmarcarán en la 25ª Conferencia del Cambio Climático de las Naciones Unidas, que se celebra de forma anual y cuyo objetivo primordial es limitar el ascenso de la temperatura de la Tierra por debajo de dos grados.
Aunque la conferencia está pensada para ser un espacio de diálogo y acción de los principales países del mundo, nadie quiere quedarse al margen, pues el cambio climático es un asunto crucial de todos. El sector financiero tampoco es ajeno y algunas de las principales entidades financieras españolas han decidido adoptar medidas para combatir “la emergencia climática”, tal y como la han calificado recientemente desde la Eurocámara.
La implicación cada vez mayor del sector financiero se explica, además, desde un punto de vista económico. Según un estudio de Scope, los riesgos relacionados con el cambio climático afectarán directamente a los bancos, concretamente a sus fundamentales crediticios. Desde Scope advierten de que estos riesgos financieros pueden surgir principalmente desde dos frentes. Por un lado, riesgos físicos debido a la mayor severidad y frecuencia de los fenómenos naturales que dañan la propiedad y deterioran la calidad crediticia de los prestatarios y, por otra parte, riesgos de transición derivados del ajuste a una economía con bajas emisiones de carbono, con cambios en las políticas, las preferencias de los clientes y las tecnologías, lo que potencialmente conduce a una reevaluación de los activos y las empresas.
Para ADICAE esto supone una buena oportunidad para que las entidades bancarias escuchen a su clientela que está demandando una transición hacia un modelo económico más sostenible y justo. Los usuarios demandan que los bancos cumplan con los criterios de Banca Responsable de Naciones Unidas, especialmente con la transparencia para saber a donde destinan el dinero y responsabilidad con la sociedad, dejando a un lado la maximización de beneficios y la especulación que tanto les ha caracterizado durante los últimos tiempos.
«Parece evidente que las entidades financieras se han subido al carro de la lucha contra el cambio climático por propio interés en lavar su hundida y lastrada reputación que por una respuesta ante las demandas sociales de la clientela», explican desde la asociación. «Sea como fuere esperamos que todas estas acciones y patrocinios ante la cumbre social del Clima no se queden en eso, en un lavado de cara o ‘Greenwashing’, y realmente sean acciones encaminadas a conseguir una banca sostenible donde manden la transparencia y la rendición de cuentas», aclaran.
Asimismo, la asociación cree que los bancos deben tener un serio y férreo compromiso con los productos sostenibles, invertir en empresas que sean responsables y que emitan las mínimas emisiones posibles.
Para José Luis Manrique, director de estudios y estadísticas de Inverco: «Hacer frente a los efectos del cambio climático es un reto para todos los habitantes del planeta. Los objetivos de la Cumbre de París de diciembre de 2015 y los presentados por la Comisión Europea en mayo de 2018, son compartidos por todos. En este sentido, el sector financiero debe ocupar un papel fundamental en el cambio climático. Sólo en gestión de activos, los fondos de Inversión y los fondos de pensiones gestionan 65 billones de euros, equivalente al 42% de la capitalización de las bolsas a nivel mundial y del saldo vivo mundial de renta fija, lo que confirma el rol del sector financiero como canalizador de flujos de financiación y, por ello, imprescindible para avanzar hacia un modelo económico más sostenible».
Pequeñas iniciativas
Aunque en la lucha contra el cambio climático hay mucho por hacer, las pequeñas iniciativas constituyen pasos en la dirección correcta. La aseguradora Mapfre llevará a cabo distintas acciones para poner de manifiesto su compromiso con el cambio climático y protección del medio ambiente, así como para sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de que tanto las empresas como los ciudadanos deben ser conscientes de su impacto y pasen a la acción.
En este marco, estrenará en España el documental “Los Niños de María”, con el objetivo de contar la historia de cómo se reconstruye un país, Puerto Rico, que en 2017 fue abatido por el huracán María. Asimismo, la entidad ha organizado un coloquio bajo el título “Seguridad vial para un mundo sostenible”, donde se analizará la importancia de fomentar vehículos cero emisiones y promover transportes alternativos, como bicicletas, monopatines eléctricos y vehículos compartidos.
Las finanzas sostenibles se abren paso, además, en el sistema financiero. ASCRI, el Foro Impacto y Spainsif también colaborarán en la COP25 con un espacio dedicado a las finanzas sostenibles en el que se analizará a lo largo de estas dos semanas el papel de las finanzas sostenibles y la inversión de impacto como motores para frenar el cambio climático. En este sentido, Joaquín Garralda, presidente de Spainsif, ha explicado que “el sector financiero tiene un papel esencial como canalizador de recursos para la transición a un modelo energético de bajas emisiones y va a ser fundamental durante la Cumbre del Clima. Tomar decisiones de inversión a partir de datos históricos de resultados económicos es insuficiente en la actualidad y por eso se deben considerar escenarios en los que el factor climático sea determinante”.
Combatir el cambio climático desde la gestión de activos
Capítulo aparte merece el boom que en los últimos años ha experimentado la inversión sostenible y ya no hay gestora que no haya incorporado a su gama de fondos de inversión productos sostenibles. Por ejemplo, Banca March a través de Mediterranean Fund, el fondo de impacto medioambiental basado en la economía de los océanos y el agua, dará un paso más con el lanzamiento de un documental con especial foco en la posidonia oceánica, una planta acuática endémica del Mar Mediterráneo. Bajo el lema de la campaña, “Es hora de devolverle al mar lo que nos ha dado”, la entidad destinará el 10% de la comisión de gestión del fondo a proyectos de impacto medioambiental, que tienen como fin la conservación y recuperación del entorno marino, a través de las fundaciones Save the Med y Oceana.
Sin embargo, según señala el informe elaborado por Kai Lehman, analista senior del Instituto Flossbach von Storch, con motivo de la COP25, a pesar de que los criterios ESG estén tomando forma, a la hora de analizar empresas no existe un parámetro que unifique y con el que sea posible comparar las calificaciones ESG, lo que dificulta ver si verdaderamente una empresa es más respetuosa que otra. “Cuando se trata de analizar una empresa, el desempeño en el área de la sostenibilidad está situando poco a poco los criterios de evaluación tradicionales en un segundo plano en la percepción general. Aunque hay un gran acuerdo sobre la elevada relevancia de los problemas ambientales, sociales y de gobernanza (ESG), hay poco consencos sobre cómo se puede medir el desempeño de sostenibilidad de una empresa”, explica el autor.
Según señala la firma, el hecho de que no haya un marco común para calificar la actuación de las empresas no se corresponde con la realidad de que cada vez se demande más invesión sostenible.