Entre junio y septiembre los comercios, especialmente los negocios de hostelería, reciben más afluencia de gente, por lo que al aumentar el uso de sus instalaciones están expuestos a sufrir más daños. Entre ellos, los más frecuentes son los que están relacionados con el agua, que suponen uno de cada cuatro llamadas al seguro en este periodo.
Desajustes en el cierre de grifos, llaves de paso o tuberías en mal estado son los principales motivos de estas llamadas, según se desprende de un estudio realizado por Mapfre sobre su propia cartera de clientes.
La rotura de cristales, por otra parte, supone casi el 17% de los siniestros declarados en verano y un porcentaje similar, el 16%, representan los daños eléctricos, como resultado del incremento de la intensidad eléctrica para activar, entre otros, congeladores y ventiladores.
Seguido de estos percances, los robos concentran casi el 10% de los siniestros que se producen en el periodo estival en los comercios.
Además de las causas mencionadas hay otras situaciones en los comercios que también necesitan la asistencia del seguro en verano. Así, por ejemplo el 35% de los incendios que ocurre en los comercios se produce entre julio y septiembre.
En total en 2017, Mapfre registró más de 80.000 llamadas por este tipo de siniestros, que pueden ocurrir en cualquier momento del año, pero que son especialmente molestos cuando los establecimientos están llenos de clientes.
Más de 400.000 pymes y autónomos tienen un seguro para su negocio con la compañía, un 12,8% más que un año antes.