Recientemente, Portocolom pasó de ser EAF para convertirse en agencia de valores. En esta entrevista con Funds Society, Iker Barrón, socio director de Portocolom, y Ana Guzmán, directora de impacto de la firma, hacen balance, explican su oferta de servicios y retos de future y dan sentido al crecimiento de la inversión sostenible y de impacto en nuestro país.
¿Cuáles son los motivos principales por los que decidisteis convertir la EAF en agencia de valores?
Queríamos tener un mayor nivel de autonomía en la relación con nuestros clientes, facilitarles las cosas. Con la ampliación de funciones que nos otorga la figura de AV, incorporando el servicio de recepción y transmisión de órdenes (RTO), integramos la ejecución tras la recomendación convirtiéndolo en un proceso directo donde el cliente puede olvidarse una vez nos confirma la operación.
Y para aquellos clientes que prefieren delegar el día a día de su cartera y a la vez dormir tranquilos, con la gestión discrecional de carteras les damos respuesta.
Añadimos además una mayor eficiencia en coste, ya que asumimos labores que, hasta ahora, por las características de la figura de EAF, tenían que asumir los bancos.
¿Y qué balance hacéis de estos primeros meses con esta figura?
Acabamos de arrancar. Lo que sí hemos constatado es el notable incremento de regulación y reporte al que estamos sometidos bajo la figura de AV. Nuestro sector es uno de los más regulados y en ocasiones cuesta entender que esta sobre regulación vaya a favor del cliente. Afortunadamente los diferentes interlocutores con los que tratamos tanto en CNMV como Banco de España y SEPBLAC muestran una gran profesionalidad y ánimo de ayudar, lo que nos está facilitando el camino.
¿Cuáles son los servicios que estáis ya ofreciendo en la agencia de valores, cómo habéis ampliado los servicios que ofrecíais en la EAF?
Al análisis, asesoramiento y la consultoría y formación en sostenibilidad hemos añadido los servicios de recepción y transmisión de órdenes (RTO) y la gestión discrecional de carteras (GDC). Dentro de la ampliación de servicios que podemos ofrecer se encuentra la comercialización de fondos aunque a día de hoy es algo que no contemplamos.
¿Afrontan las EAFs más retos de supervivencia que otro tipo de figuras, como las agencias de valores, en este entorno regulatorio y de negocio?
Creemos que hay cabida para todos ya que es distinta la labor de unos y otros. Depende del tipo de servicio que requiera el cliente. Cuanto más independiente quiera ser de los bancos, menor debe ser su grado de dependencia en los servicios que estos le prestan y ahí es donde entran las diferentes ESIs. Con la figura de la EAF la dependencia de la entidad financiera custodia es grande por el trato directo entre cliente y entidad.
¿Pensáis que el sector de ESIs, tanto agencias, como EAFs, como sociedades de valores, etc, tienden a la consolidación para ganar escala y sobrevivir?
En un negocio tan escalable como el nuestro donde por un lado las sinergias son claras y por otro el talento juega un factor diferencial, debería de ser así, sin duda. Por ello resulta sorprendente que hasta el momento esta consolidación esté siendo tan lenta. Deberíamos reflexionar al respecto y ver qué es lo que está fallando, si la capacidad de compartir, de gestionar egos, de entender el verdadero propósito del negocio… Lo que es cierto es que cada vez más la diferenciación y adaptación a las nuevas demandas y necesidades de los clientes es clave.
En vuestro caso, ¿tenéis suficiente músculo para crecer u os planteais también asociaros con otras entidades si es necesario?
Nuestro tamaño actual responde a los requisitos que comentaba de fortaleza para invertir en talento y recursos para poder diferenciarnos y flexibilidad y agilidad para adaptarnos rápidamente a los cambios. Esto nos da la libertad de seguir nuestro crecimiento de manera orgánica. Por otro lado, y también en línea con lo comentado anteriormente, estamos abiertos a colaboraciones, sinergias o incluso integraciones que aporten valor a todas las partes implicadas (clientes, empleados, accionistas, proveedores, comunidad y medioambiente).
¿Qué objetivos de negocio os marcáis para los próximos 5 años en España, desde los algo más de 700 millones bajo administración que tenéis ahora? ¿Cómo y cuánto queréis crecer?
Aspiramos a ser un referente en el asesoramiento y la gestión de la inversión sostenible. Para ello hemos desarrollado un modelo de negocio buscando la excelencia en la atención a todas las partes implicadas, la promoción de las buenas prácticas, divulgación del conocimiento y liderazgo consciente.
Seguiremos trabajando con la diferente tipología de cliente de Portocolom Agencia de Valores: institucional, religioso y fundacional, y privado, dándoles respuesta tanto en activos líquidos, a través del modelo de medición y valoración que hemos desarrollado internamente, como en activos ilíquidos, buscando las mejores oportunidades en fondos de impacto a nivel mundial.
Nuestros objetivos de crecimiento no están tan basados en la cantidad, sino en la calidad: aspiramos a seguir creciendo junto con los clientes actuales y con aquellos clientes nuevos con los que construyamos relaciones a largo plazo y a los que acompañemos en el camino de la inversión sostenible.
Sois conocidos por vuestra apuesta con la inversión sostenible y de impacto. ¿Qué previsiones tenéis de desarrollo en España de estas inversiones?
El crecimiento de la inversión sostenible y de impacto ha sido espectacular en los últimos años. Cuando decidimos hacer una firme apuesta por la inversión sostenible en 2017, estábamos convencidos de que el fuerte interés que se estaba despertando en el resto del mundo llegaría a España más pronto que tarde. Pero no creíamos que la fuerza con la que iba a llegar iba a ser tan grande y en tan poco tiempo. Para que nos hagamos una idea, hace tan sólo un año, de los 525 millones de dólares de inversión de impacto que la GIIN (Global Impact Investing Network) estimaba que había a nivel mundial, solo 90 millones estaban materializados en fondos en España; en un año, esta cifra ha subido hasta los 225 millones de euros. Creemos que la inversión sostenible responde a un cambio de paradigma de la sociedad y en unos años, al igual que hoy día no se concibe hablar de rentabilidad sin considerar el riesgo asociado, el trinomio rentabilidad – riesgo – impacto será el primer paso fundamental para entender una inversión.
¿Cuáles serán los catalizadores para ese crecimiento: el entorno de mercado, la conciencia de los inversores, la regulación…?
El principal catalizador es ese cambio estructural de la sociedad del que hablábamos: los ciudadanos cada vez somos más conscientes de que los recursos son finitos, el crecimiento sin concierto genera problemas para las generaciones futuras, el trabajo no tiene por qué ser una mecanismo de generación de rentas, se puede contribuir a un propósito, la diferenciación en la calidad de servicio triunfa sobre el precio… todo esto inevitablemente ha de tener un impacto en la gestión de activos, ya que no nos olvidemos que el fin último de nuestro sector es dar respuesta a los objetivos de ahorro de los ciudadanos
¿Cómo está impactando la crisis del COVID en el desarrollo de este tipo de inversión?
La crisis sanitaria que estamos viviendo ha hecho que se tome aún más conciencia del papel catalizador que jugamos los gestores de activos en la solución de los retos sociales, ambientales y de gobierno a los que nos enfrentamos. Así, la sanidad, la educación de calidad adaptada a las necesidades de los trabajos futuros, la respuesta al cambio climático, las soluciones bancarias digitales para dar respuesta a las áreas menos desarrolladas, y retos, materializados por cierto en los ODS, son vistos no sólo como una cuestión de justicia social sino como una oportunidad económica.
Buscáis tener una cartera de inversiones 100% sostenibles, el 5% de ellas en inversión de impacto: ¿cómo estáis trabajando para ello y cómo estructuráis ahora vuestros servicios y vuestra oferta de carteras sostenibles?
Podemos decir con satisfacción que hoy la práctica totalidad de los activos de nuestros clientes están cerca de ese objetivo definido en 2017 para diciembre 2020. Para ello, hemos desarrollado un modelo interno de evaluación de activos líquidos midiendo cómo impactan de manera positiva y negativa en cada uno de los ODS y cómo son sus prácticas en ESG y sus esfuerzos para transicionar hacia modelos más sostenibles. Todo esto buscando aquellas empresas que más esfuerzo están haciendo para mejorar (best effort) más que los mejores absolutos de la clase (best in class) Además, estamos desarrollando un modelo de detección de tendencias en ESG aplicando técnicas de inteligencia artificial. Por el lado de activos ilíquidos, hemos hecho más de 40 due diligence de fondos de impacto ilíquido con foco de inversión en distintas áreas geográficas y temáticas y hemos recomendado la inversión en siete de estos productos
¿Y qué diferencia existe entre los dos tipos de inversiones?
Volviendo a la simpleza antes comentada, ante las múltiples clasificaciones y sopa de letras generada con la sostenibilidad (ASG, ODS, ISR..) nosotros hemos optado por la distinción establecida por EVPA (European Venture Philanthropy Asociation) entre inversión con impacto e inversión para impactar.
La inversión con impacto es aquella que por su actividad genera algún tipo de impacto o transformación, pero no está en sus objetivos. Inversión para impactar es aquella que en su origen tiene unos objetivos tanto de impacto o transformación como financieros.
¿Qué clientes, qué tipo de clientes os lo están demandando, más profesional o poco a poco el retail también?
Nuestros clientes vienen demandando inversiones éticas, sostenibles, de impacto, etc.. desde el origen de Portocolom, de ahí nuestra evolución en el momento que hemos podido dar respuesta al tener una forma de medir ese impacto nos hemos volcado en la labor.
Al desarrollar el modelo de sostenibilidad hemos incluido al inversor institucional entre nuestros clientes , pues éste es cada vez más consciente de que o incorporamos los criterios sostenibles a nuestro análisis financiero o el modelo no es viable. Y para poder hacerlo con rigurosidad la inversión en recursos tanto humanos como económicos es elevada y en ocasiones es mejor caminar junto con un especialista en la materia que esté plenamente centrado en la evolución continua de sus maneras de entender la sostenibilidad. El cliente privado quiere conocer y aprender con lo que cuando compartimos con ellos nuestro trabajo la alineación es inmediata y además la combinación del perfil de cliente institucional–privado hace que el enriquecimiento para todos sea continuo.
¿Cuáles son los principales retos y oportunidades que se os presentan en esta tarea de impulsar la inversión sostenible y de impacto en España? ¿Es el greenwashing uno de esos retos u obstáculos?
Estamos viviendo un momento sin precedentes que puede transformar de manera radical la industria y a un ritmo espectacular. Esto tiene sus riesgos, y sin duda alguna el greenwashing es uno de ellos: hay que tener cuidado con todo aquello que pueda ser susceptible de haber sido revestido como una historia bonita que contar apoyada por los equipos de marketing, ya que al deber fiduciario que tenemos con nuestros clientes de encontrar las oportunidades adecuadas a su perfil de riesgo y sus necesidades, estamos añadiendo un componente emocional: el deseo de hacer un mundo mejor gracias a sus ahorros. Entre todos tenemos que hacer un ejercicio de responsabilidad para no desvirtuar el concepto de sostenibilidad y no caer en los errores del pasado. El daño que podría hacer a la industria sería demoledor. Por el lado positivo, haber apostado por la sostenibilidad hace tres años y desde el pleno convencimiento, la responsabilidad y la rigurosidad nos hace pensar que podemos aportar un gran valor añadido a la industria gracias al camino que ya llevamos recorrido.
Hace unos meses eráis siete personas… ¿estáis creciendo, incorporando más talento?
En diciembre de 2019 éramos siete personas y ahora somos 11 dimensionándonos para nuestras nuevas capacidades. El crecimiento futuro vendrá marcado por las necesidades de nuestros clientes.
En cuanto al talento, nuestro modelo profesional, basado en que cada persona del equipo busque la excelencia en lo que más le gusta y mejor sabe hacer, compartiendo su crecimiento profesional a la par que el personal desde la responsabilidad, es un catalizador. Tan importante como la atención al cliente es la atención al equipo y una parte fundamental de nuestro trabajo es que todos puedan realizar el suyo. ¡Es un gusto ver crecer a la familia Portocolom!