Las mujeres suelen ser buenas gestionado la economía doméstica del día a día, pero, en la mayoría de los casos, suelen delegar las decisiones de inversión a su pareja o a un tercero. Lo dicen numerosos informes y nos lo dice nuestra experiencia como asesores financieros, aunque en una pareja los dos sean clientes y el patrimonio a gestionar sea de ambos, el interlocutor es, habitualmente, el hombre. Además, cuando sí invierten, son más conservadoras en sus decisiones y suelen asumir menos riesgo, lo que supone que consiguen menos por su dinero.
Sin embargo, a muchas mujeres sí les interesa ocuparse de sus ahorros y tomar decisiones de inversión que les ayuden a conseguir sus objetivos. Es una de las conclusiones que se extrae de la encuesta realizada por Abante sobre «El papel de la mujer ante la toma de decisiones de inversión». Entre las mujeres que no se involucran en las decisiones de inversión, el principal motivo es la falta de conocimiento (el 49,15% dieron esta respuesta para explicar por qué delegan este tipo de decisiones).
“En nuestra experiencia, la inseguridad producida por el desconocimiento o la desconfianza por las malas experiencias, son otros factores por los que evitan el acercamiento a una entidad financiera. En ocasiones, la identificación de los mercados financieros con riesgo produce cierto rechazo a ponerse en manos de entidades especializadas en la gestión de patrimonios”, explica Marta Rodríguez, directora de la oficina de Abante en Madrid, que añade: “Como asesora financiera, animaría a las mujeres a tomar conciencia de la importancia de planificar con tiempo para garantizar su estabilidad y la de su familia y evitar quedar a merced de las circunstancias”.
Tal y como señala Belén Alarcón, directora de Planificación patrimonial de Abante: “Las mujeres somos buenas planificando. Solemos saber cuáles son los objetivos y prioridades de nuestra familia y, también, somos las que tenemos los números en nuestra cabeza: cuánto y en qué gastamos, cuánto cuestan los objetivos, cuál es el mejor momento para afrontarlos, etc. Sin embargo, a pesar de que esto es una realidad, lo curioso es que no somos conscientes de que tenemos esta habilidad y, por ello, de lo importante que es que formemos parte del proceso de inversión”.
Hacer una correcta planificación financiera, clave para lograr nuestros objetivos
Es fundamental adquirir ciertos conocimientos financieros y planificar nuestras finanzas para tener claro cuánto tenemos que ahorrar y cómo deberíamos invertir ese dinero para conseguir, por ejemplo, el capital suficiente para montar el negocio que queremos poner en marcha, o para cursar un máster o alguna especialización que nos sirva para reinventarnos profesionalmente en una segunda etapa de nuestra vida laboral, o para pagar la educación que deseamos para nuestros hijos, o para ayudar a nuestros hijos a comprar su vivienda, o para lograr mantener nuestro nivel de vida cuando nos jubilemos.
Y este último objetivo, el de la jubilación, nos preocupa e interesa a todos por igual, dado que todos esperamos disfrutar de esa etapa vital. Sin embargo, en el caso de las mujeres, es aún más necesario que en el de los hombres dedicar algo de tiempo a hacer un análisis y a pensar cómo deben acudir a los mercados financieros para mantener el nivel de vida en el futuro, por una cuestión numérica. En dos ejemplos prácticos que señala Abante dos mujeres de dos generaciones diferentes tienen que hacer un esfuerzo de ahorro mayor -un 11% y un 50,25% más de ahorro que los hombres–, por vivir 5 años más, pero cotizar menos a la Seguridad Social:
Porque, de media, las mujeres viven más años que los hombres, pero trabajan menos años (o tienen un trabajo remunerado durante menos años, dado que también son las que suelen ocuparse de tareas no remuneradas como el cuidado de familiares, que tendrían un impacto económico grande, entre otras cuestiones, en la unidad familiar), trabajan en mayor medida con jornadas parciales o reducidas, cobran menos y reciben o recibirán -estamos hablando siempre de medias- pensiones más bajas.
En concreto, la esperanza de vida de las mujeres es 5,5 años superior a la de los hombres, pero con peor salud. Su nivel educativo es mayor, pero trabajan 5 años menos a lo largo de su vida laboral ganando 3.300 euros menos al año a tiempo completo. Finalmente, su pensión de jubilación es 415 euros menor.
Así que, para mantener el mismo nivel de vida que un hombre durante una jubilación que será, seguramente, más larga, una mujer debe hacer un mayor esfuerzo de ahorro o asumir más riesgo en sus inversiones. O plantearse alargar su vida profesional lo máximo posible. Hay múltiples variables que conviene que tenga en cuenta, para que, con una correcta planificación financiera, consiga aquello que desea para su futuro.