El papel del CFO, Chief Financial Officer o director financiero, en una organización es cada vez más relevante y decisivo. Del mismo modo que los modelos de negocio tradicionales han evolucionado, la figura del CFO y la consideración que se tiene de él dentro de la alta dirección ha ido cambiando de forma paralela hasta llegar a la situación actual. Los directores financieros, tradicionalmente, eran especialistas en cifras y análisis y se centraban sobre todo en la tesorería, la contabilidad y los presupuestos. Los nuevos modelos de negocio son más proactivos, lo que otorga al CFO un rol más trascendental, con una mayor integración en la gestión del rendimiento, la planificación y la estrategia de la empresa.
Este nuevo perfil asociado al CFO, con un mayor peso en las decisiones estratégicas de la organización, en gran parte se debe a sus competencias analíticas tradicionales, pero también a las nuevas capacidades que exige la dirección financiera del siglo XXI. Así, el CFO es capaz de tener una visión amplia de la compañía, convirtiendo los datos en estrategias, y aporta valor añadido haciendo de enlace entre los datos recopilados, su significado y la forma de hacerlo llegar a los profesionales. “Los CFO tienen una amplia variedad de funciones que, con frecuencia, superan el ámbito de las finanzas. En esta línea, la experiencia en este campo no resulta suficiente, ya que los CFO deben ser versátiles”, señala Guillermo Recoder, Senior Manager de Michael Page división de Finanzas, quien añade que además, los CFO están predestinados a ocupar el cargo de CEO en una siguiente fase de su carrera profesional.
El Reglamento General de Protección de Datos de la Unión Europea (GDPR), que entrará en vigor durante este año, es el ejemplo más reciente del huracán normativo que está azotando a las empresas de todo el mundo, ya que las multas por vulnerarlo alcanzarán un 4% de las ventas de la compañía o 20 millones de máximo. Asimismo, a medida que las leyes se vuelven más complejas, los CFO deben tener conocimientos de tecnología para garantizar que los sistemas de TI cumplan las normativas. Sin embargo, con una planificación adecuada y una ejecución precisa, la conformidad puede constituir una ventaja competitiva.
Ciberseguridad y Big Data
El sector de las finanzas es uno de los más vulnerables en términos de ciberseguridad, por lo que la dirección financiera debe implicarse en la gestión en este ámbito. El CFO debe ser capaz de filtrar los datos sensibles y confidenciales y priorizar la protección de la empresa. Además, existe la necesidad real de formar a las personas implicadas, de forma que se garantice la seguridad de la información y la reducción del riesgo de ataques. Por otro lado, la complejidad de los retos que plantea la ciberseguridad está abriendo la posibilidad de un nuevo puesto en el consejo de administración, director de ciberseguridad.
En cuanto al tratamiento de los datos, se está pasando del Big Data a la velocidad, la exactitud y la simplificación ya que, tan importante es el almacenamiento y acceso a los mismos, como su análisis e interpretación de datos. El reto para el CFO se encuentra en filtrar e interpretar las cifras para respaldar decisiones empresariales sensatas. En definitiva, el director financiero encabeza la difusión y promoción de los datos, así como la tecnología de la empresa, haciendo de coach ayudando y coordinando a otros altos directivos.
Nueva cultura empresarial
El director financiero, sirviéndose de ciertas habilidades interpersonales, cada vez más, adquiere la capacidad de impulsar decisiones desde la junta directiva, posicionándose como un consultor y colaborador empresarial para todas las funciones de la gestión del grupo. Entre estas nuevas habilidades interpersonales, los CFO deben de ser líderes a la hora de gestionar equipos y deben ser capaces de expresar ideas complejas en términos sencillos de una forma atrayente como también ser capaces de cuestionarse decisiones y plantearse nuevas preguntas y solo de esta forma hará que las empresas sean productivas y rentables.
Su misión es la de crear una estrategia basada en las personas y una cultura de la innovación que constituya un legado duradero para la empresa, ya que está más implicado que nunca en la creación de cultura empresarial. En este sentido, saber gestionar equipos cada vez más diversos cultural y generacionalmente es fundamental. La labor actual del CFO es garantizar que la visibilidad de los datos se extienda mucho más allá de su ámbito tradicional, como gestor del talento y consejero del CEO.