El bienestar financiero de un individuo no depende solo de la marcha de sus finanzas, según un documento publicado recientemente por Morningstar, en base a una encuesta realizada a adultos, en Estados Unidos en 2016, que analiza datos demográficos, psicográficos, emocionales, y variables de comportamiento. Según la firma, el comportamiento financiero y el bienestar emocional se ven afectados por dos factores mentales en los que los asesores financieros deben enfocarse, para ayudar a sus clientes a mejorar su salud financiera.
Por un lado, Sarah Newcomb, autora del trabajo titulado “When More is Less. Rethingking Financial Health”, señala que cuanto más a largo plazo planea una persona y cuánto más clara es su imagen del futuro, mejor es su comportamiento en la gestión de efectivo, crédito y ahorros, independientemente de la edad, ingresos u otros factores demográficos. Por otro lado, esta economista especializada en comportamientosos sostiene que en todos los niveles de ingresos las emociones con respecto al dinero son más positivas en las personas que creen crear su propio destino financiero que los que no creen hacerlo.
El asesor financiero está en una posición privilegiada para ayudar a sus clientes a ampliar su horizonte, partiendo del objetivo actual en las primeras conversaciones, para irlo ampliando a dos cinco, diez o veinte años, en las siguientes. “Cuanto más detallada y clara sea la imagen mental del futuro de un individuo, más claramente podrá «verlo» en su mente. Si un cliente no puede decir claramente -utilizando detalles específicos- dónde les gustaría estar financieramente el año próximo, entonces es probable que se trate de un pensador a corto plazo”, dice Newcomb.
“Ayudarles a extender su horizonte mental de tiempo podría cambiar enormemente sus comportamientos financieros, pero el hábito de pensar con anticipación lleva tiempo construirlo”.
En cuanto a la sensación de poder, la autora defiende que aunque algunas personas tienen menos influencia sobre sus decisiones financieras que otras -como aquellas dependientes, los cónyuges no involucrados o aquellos que viven de los ingresos de trusts-, son pocas las que realmente no controlan sus finanzas. En realidad, según el estudio de Morningstar, el bienestar financiero no depende tanto del control real como de la sensación de tenerlo, por lo que el asesor puede ayudar al inversor a reforzar este sentimiento, aunque lleve tiempo cambiarlo. Aunque el cliente sea de los que prefiere delegar a ciegas, la experta recomienda involucrarlo en las decisiones, y darle toda la información necesaria para que pueda tomarla.
Los asesores financieros juegan un papel importante en la orientación de los clientes en el camino hacia la salud financiera. “Al ayudar a los clientes a pensar más en el futuro y sentirse más capacitados personalmente en sus vidas financieras, los asesores pueden fomentar cambios positivos en los comportamientos económicos de los clientes y el bienestar emocional en el tiempo”, concluye.