Dos tercios (62%) de los inversores españoles se sienten financieramente seguros y lo suficientemente reforzados por las sólidas ganancias bursátiles para asumir más riesgo en sus inversiones, pero los máximos históricos del mercado y la inusitada tranquilidad del último año no bastan para calmar su miedo a sufrir pérdidas, según un nuevo estudio de ámbito nacional realizado por Natixis Global Asset Management. Menos de la mitad de los inversores españoles (32%) confían plenamente en sí mismos para tomar decisiones de inversión y, aunque la mayoría admite necesitar ayuda, tienen problemas para decidir en quién confiar.
El estudio de Natixis se realizó entre febrero y marzo de 2017 y en él participaron 8.300 ahorradores e inversores de todo el mundo (400 de ellos en España), con un patrimonio invertible neto mínimo de 100.000 euros.
La confianza es un aspecto clave a la hora de buscar asesoramiento financiero
En general, los inversores señalan que les cuesta decidir en quién confiar y parecen tener sensaciones encontradas sobre la industria financiera y sus decisiones de inversión. El panorama es ligeramente más halagüeño en España. Así, en España, el porcentaje de inversores que cree que las gestoras de activos aportan valor (76%) es mayor que el de sus homólogos en todo el mundo (58%).
Los inversores españoles son más proclives a pensar que las gestoras de activos son transparentes sobre la evolución de los fondos (73%, frente al 59% mundial) y las limitaciones de sus productos (68%, frente al 54% mundial) y anteponen los intereses de los clientes cuando gestionan su patrimonio (67%, frente al 52% mundial).
En España, un porcentaje mayor de los inversores (75%, frente al 66% mundial) prefiere que un experto de su confianza encuentre las mejores oportunidades de inversión en el mercado. De hecho, aunque el coste es ciertamente un factor determinante que aleja a los inversores no asesorados del asesoramiento, los inversores españoles conceden menos importancia a cuánto pagan por el asesoramiento cuando eligen a su asesor financiero (35%, frente al 40% mundial). Y también son menos proclives a decir que no tienen asesor financiero porque cuesta demasiado (21%, frente al 35% mundial).
Pero al mismo tiempo, rechazan la indexación encubierta. Más de tres cuartas partes de los inversores españoles (78%) piensan que muchas gestoras de fondos cobran comisiones incluso cuando simplemente están replicando un índice. Además, la mayoría cree que los fondos indexados tienen menos riesgo (68%, frente al 62% en todo el mundo).
El riesgo es lo primero, pero las expectativas de rentabilidad son elevadas
Los inversores de todo el mundo afirman preferir la seguridad a la rentabilidad (73% en España), pero hay incoherencias en sus sensaciones, ya que también esperan unas elevadas rentabilidades anuales, una meta que les llevaría hacia activos de mayor riesgo. Por ejemplo, los inversores españoles señalaron que necesitan una rentabilidad media anual del 10,2% sobre la inflación (9,9% en todo el mundo) atendiendo a cómo se plantean sus objetivos.
Este énfasis en el riesgo contrasta con un trasfondo de cortoplacismo en el que las pérdidas, incluso a intervalos mensuales, son suficientes para suscitar preocupación entre algunos inversores. Casi un tercio de los inversores españoles (32%) se preocupa cuando sus inversiones pierden un 5%-7% en un mes dado, frente al 26% de los inversores mundiales. Es más, menos de uno de cada diez inversores españoles (8%) afirma no preocuparse por los resultados a corto plazo, frente al 15% de los inversores en todo el mundo.
Sophie del Campo, directora ejecutiva de Natixis Global Asset Management para la Península Ibérica, Latinoamérica y área US Offshore, señala: «En un mundo donde prima la recompensa inmediata, los inversores deben aprender a mirar al largo plazo. Una gestora activa puede ayudarles a centrarse en sus objetivos a largo plazo mientras les ayuda a gestionar sus emociones y moverse por el entorno actual, donde cada vez es más difícil aportar valor y gestionar adecuadamente el riesgo».
Los inversores buscan alternativas, pero necesitan ayuda
El estudio también pone de relieve que la disposición de los inversores a emplear estrategias alternativas supera el grado de utilización actual. De hecho, más de siete de cada diez inversores españoles (71%) están dispuestos a invertir en activos distintos de las acciones y los bonos (70% mundial), pero solo cuatro de cada diez (42%) invierten realmente en activos alternativos (40% mundial).
Pero existe cierta confusión sobre estos productos, lo que indica que la industria no ha explicado bien las inversiones alternativas. Aunque casi tres cuartas partes de los inversores españoles (71%, frente al 66% mundial) afirman que su asesor les ha hablado sobre las inversiones alternativas, el 76% piensa que estas inversiones tienen más riesgo que las clases de activos tradicionales (66% en todo el mundo) y el 64% piensa que las inversiones alternativas son demasiado complejas para ellos (60% mundial).
«Nuestra misión como gestora de activos es trabajar junto con los asesores y ofrecer a los inversores la ayuda que necesitan para tomar decisiones de inversión racionales. Hace falta más formación y asesoramiento sobre inversiones alternativas, ya que estas estrategias podrían desempeñar un papel más protagonista en las carteras para mejorar la diversificación y los resultados a largo plazo», explica Sophie Del Campo.
Crece la demanda de inversiones con criterios ESG, pero podría no ser compatible con la indexación
La inversión con criterios medioambientales, sociales y de buen gobierno (ESG, por sus iniciales en inglés) está adquiriendo una mayor dimensión entre los inversores particulares. Los inversores de todo el mundo están fijándose en la economía verde, las infraestructuras sostenibles y otras tendencias en busca de oportunidades de crecimiento. Más de cuatro de cada cinco inversores españoles creen que saber si su inversión está generando beneficios para la sociedad (82%, frente al 72% mundial), invertir en empresas gestionadas de forma ética (86%, frente al 78% mundial) e invertir en empresas que reflejen sus valores personales (82%, frente al 78% mundial) son aspectos importantes a la hora de tomar decisiones de inversión. De hecho, más de tres cuartas partes (78%) de los inversores españoles afirman que hay empresas en las que no quieren invertir porque son contrarias a sus principios (74% en todo el mundo) y el 72% llega incluso a decir que venderían sus inversiones en una empresa que planteara problemas medioambientales o éticos.
Esta convicción puede resultarles difícil de expresar a los inversores que únicamente utilizan fondos indexados pasivos tradicionales. De hecho, vender un valor concreto es algo que no se puede hacer en la mayoría de inversiones pasivas, que generalmente tienen en cartera todas las empresas integradas en un índice general. A pesar de los cientos de empresas integradas en muchos índices muy conocidos, el 58% de los inversores no cree que los fondos indexados contengan empresas que no reflejan sus valores. Eso podría explicar por qué, como reveló una encuesta realizada por Natixis el año pasado, el 75% de los inversores institucionales afirma que las estrategias de gestión activa son mejores que las pasivas para las inversiones con criterios ESG.
Los inversores creen que están soportando la mayor parte de la responsabilidad de costear su jubilación
En todo el mundo, los inversores particulares también están enfrentándose al hecho de que la financiación de la jubilación es su responsabilidad (así lo creen el 74% de los españoles), ya que el ahorro personal y las inversiones son las fuentes más importantes para el pago de las pensiones. Eso podría explicar por qué, de media, los inversores españoles ahorran un 12,4% anualmente para la jubilación, frente al 12,1% de los inversores en todo el mundo. Existe concienciación sobre la renta que se necesita durante la jubilación, en lo que respecta a cuánto necesitan ahorrar y también cuánto dinero necesitarán anualmente para mantener el estilo de vida que desean. Además, el 75% de los inversores españoles cree que seguirán necesitando asesoramiento financiero después de la jubilación (frente al 64% mundial).
Una multitud de factores se combinan para recalcar la realidad inapelable de la jubilación: las personas viven más, ya que la esperanza de vida aumenta cada año, las rentabilidades de la inversión ya no son como antes, los estados tienen dificultades para mantener las prestaciones sociales y algunas empresas han pasado de planes de prestación definida a planes de aportación definida. Los inversores españoles planean jubilarse a los 63 años, frente a los 62 que se manejan en todo el mundo, y creen que vivirán 22 años en su jubilación.