Con ocasión del Día Internacional de la Mujer, la consultoría de empresas familiares Family Business Solutions ha analizado las dificultades a que se enfrontan las mujeres actualmente en los negocios familiares.
En concreto, ha detectado que las mujeres todavía se suelen encontrar con más obstáculos que sus familiares varones a nivel profesional y dentro de su propia familia cuando trabajan en la empresa familiar. Los principales motivos son la preferencia por los hijos varones para continuar con el negocio y la difícil conciliación de la maternidad con la carrera profesional.
Otros retos a los que deben hacer frente las mujeres en la empresa familiar son: hacer valer sus opiniones, conseguir el mismo respeto que los hombres, demostrar su talento sin autoimponerse límites, llegar a ocupar lugares de responsabilidad o posiciones directivas, que se deje de asociarlas a los roles familiares, que se las anime a entrar en el mundo de la empresa familiar desde pequeñas y se las forme para ello y que desde jóvenes ya se las informe de los temas relacionados con el negocio, entre otros.
Ricard Agustín, director de Family Business Solutions y consultor de empresas familiares, explica que en los últimos 50 años las mujeres han pasado de no participar en el negocio familiar o de hacerlo solo para calmar las tensiones familiares a tener un rol activo en él. “El reto ahora es conseguir el mismo reconocimiento que sus familiares varones”, concluye Agustín.
La preferencia por el hijo varón
Existe cierta preferencia, más acusada en pequeñas ciudades y en zonas rurales, por parte de la generación saliente por que el relevo pase a los chicos de la familia, sobretodo para el primogénito. Esto es así porque algunos padres siguen sin ver a sus hijas como las herederas del negocio y sus sucesoras. Por ello, se elige al sucesor varón, por criterios de género y por la creencia de que los hombres podrán dedicar más tiemp al negocio, sin tener en cuenta la formación o los méritos.
“Una vez me encontré con un empresario empeñado en que fuera el hijo menor quién llevase el negocio en lugar de alguna de sus tres hijas, todas ellas muy preparadas para hacerlo. Y eso a pesar de que el chico era el menos indicado, porque no tenía la formación necesaria y además tenía otras inquietudes laborales. Finalmente, durante el proceso del Protocolo Familiar, pudimos reconducir la situación y convencer al padre de que su hijo habría sido un mal gerente y de que, además, pasarle el negocio a él habría desmotivado fuertemente a sus hermanas”, recuerda Agustín.
La maternidad y la conciliación
Aunque los negocios familiares podrían parecer más flexibles en lo que a conciliación familiar se refiere, Agustín afirma que todavía hoy en día persiste la creencia de que las mujeres deben tener una mayor implicación en cuidar de la familia que los hombres. Es por esta razón que conseguir conciliar el trabajo en la empresa familiar con la maternidad y hacerlo siendo igualmente respetada en el negocio familiar no es fácil.
Otro de los casos que relata Agustín es el de una familia en consorcio de primos en la que una chica con grandes dotes de liderazgo y con las competencias para ser la “sucesora” tuvo muchos problemas llegado el momento de la maternidad. «La familia no se lo puso nada fácil y ella se llegó a plantear dejar el negocio familiar. Afortunadamente, pudo reincorporarse al trabajo con celeridad y demostrar con su talento y talante que era la persona indicada para liderar el relevo generacional y hoy ya está plenamente legitimada por la familia para ser la sucesora”, concluye.