La Mutualidad de la Abogacía y su Fundación han presentado la «Escuela de pensamiento: cultura y economía para el envejecimiento», un espacio de opinión y reflexión desde el que pretenden aportar valor a toda la sociedad en el ámbito de la cultura y la economía para el envejecimiento, “uno de los grandes retos las sociedades del siglo XXI”.
Según ha explicado Enrique Sanz Fernandez-Lomana, presidente de la Mutualidad de la Abogacía y su Fundación, «la escuela abarcará todas las áreas del conocimiento necesarias para abordar esta realidad, desde las ciencias actuariales, sociales, economía, demografía, biomedicina, psicología,
ética, filosofía, humanismo o el derecho, entre otras”.
Por su parte, el presidente de la escuela, José Miguel Rodríguez-Pardo, comentó que “el envejecimiento es el mayor reto y a su vez mayor riesgo de la sociedad del siglo XXI”, lo que es un indicador de la necesidad de estudiar la economía del envejecimiento”, añadió.
Entre los primeros trabajos que la escuela ha puesto en marcha está el estudio sobre el comportamiento del consumidor y la determinación de los estímulos del ahorro para los jóvenes, que se realizará en colaboración con el Laboratorio de Economía Experimental de la Universidad de
Valencia, LINEEX, uno de los equipos más prestigiosos del mundo sobre el comportamiento real en las decisiones de las personas.
El segundo estudio, en colaboración con AGERS (Asociación Española de Gerencia de Riesgos y Seguros), es una investigación sobre el envejecimiento en la empresa, que quiere medir los cambios que deben afrontar las empresas ante el nuevo escenario de la longevidad más allá de la cuarta edad.
Hacia una nueva economía
El valor diferencial en relación con las iniciativas comparables de la industria del seguro es abordar el envejecimiento desde la realidad personal del individuo, alejándose de la visión economicista de la vejez de la mayoría de las instituciones que se centran en la suficiencia de recursos monetarios para la jubilación.
Su contribución social, para el caso particular de la previsión social privada, significará que los instrumentos financieros y de seguro orientados a la pensión, deben adaptarse a todas las contingencias que se produzcan en una etapa de la vida tan extensa como la jubilación. Es decir, abordar la preparación y convivencia con esa última etapa vital, no sólo desde la perspectiva del ahorro individual como es habitual en el entorno financiero y asegurador, sino además, desde otros gradientes y realidades inéditas no exploradas por el seguro tales como la pobreza energética, el riesgo de exclusión social, la gentrificación, la adecuación de la vivienda, la dependencia en sus diversos grados, el riesgo de soledad, el patrimonio no líquido, la ayuda inversa a los hijos en riesgo de desempleo, el sobrecoste de la alimentación en la vejez, la brecha de la vejez por diferencia de esperanza de vida, el deterioro de la salud no invalidante o el ocio en la ancianidad…
En definitiva, se trata de entender las realidades presentes y futuras del envejecimiento creando lugares de debate con las instituciones que están involucradas en este proceso y contribuir de forma metodológica a sentar las bases de una nueva ciencia, la de la economía del comportamiento para el
envejecimiento.