Un reciente estudio realizado por SEI Private Wealth Management y Scorpio Partnership sobre filantropía entre los UHNWI revela que los jóvenes con grandes patrimonios donan considerablemente más que aquellos de más edad y se fijan más en el impacto de sus donaciones. Sus grandes logros y mayores ideales vienen acompañados por una mayor preocupación. La otra variable analizada es la cuantía de los patrimonios y, en relación a ella, el grupo que más dona es el de los individuos con patrimonios que superan los 10 millones de dólares.
Los encuestados más jóvenes ganan casi un millón de dólares al año, muy por encima de los 644.000 que ganan los de entre 40 y 59 y los algo más de 250.000 que ingresan los mayores de 60. Quizá por eso no sorprenda que el grupo más joven ceda el 27% de su riqueza –más del doble que la media- y el siguiente en cuanto al tamaño de las donaciones sea el de aquellos individuos con activos de 10 millones -independientemnete de su edad- o más, que cede el 21% de su riqueza.
Los mayores ingresos y generosidad – incluso el optimismo sobre el futuro – no parecen ir acompañados de una mayor tranquilidad. Por un amplio margen, los donantes más jóvenes dedican más tiempo a pensar en sus objetivos personales para con su patrimonio y finanzas, hasta 25 horas a la semana, seguidos por aquellos con activos de más de 10 millones, que dedican 22 horas semanales al asunto. Por el contrario, aquellos con patrimonios de hasta 3 millones o de mayor edad dedican una media de 10 horas a cuestiones financieras.
Los más jóvenes y más ricos son los que marcan la diferencia, pues son los que dedican mayor tiempo a su planificación financiera, pero son los menos satisfechos con sus donaciones. Casi tres de cada cuatro, el 72%, individuos con patrimonios de más de 10 millones declara que sus donaciones les mantienen despiertos por las noches, pues están preocupados de que su dinero se esté desperdiciando o no estar donando lo suficiente como para tener un impacto real. En líneas generales, su objetivo se podría describir como “mejorar el mundo a la vez que se construye una relación familiar fuerte y resistente”, dice el estudio.