En un momento en el que la brecha salarial entre hombres y mujeres en España asciende a 5.793 euros al año, las actividades profesionales científicas y técnicas son algunas en las que dicha brecha está especialmente marcada (31,36%). Mientras que en los años 60 programar ordenadores en EE.UU. era una tarea propia de las mujeres, es llamativo que en 2019 la presencia femenina en las profesiones STEM (acrónimo en inglés de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), sea menor que la masculina.
De acuerdo con el informe «Gender, technology and the future of work» realizado por el FMI, el 10% de la fuerza laboral compuesta por hombres y mujeres -unos 54 millones de personas en 30 países- tiene un alto riesgo de verse afectados por la automatización, dado el ritmo de avance de la tecnología. En este aspecto, la diferencia en la probabilidad entre hombres y mujeres es significativa: en el caso de las trabajadoras, el 11% (26 millones de empleos) tienen un alto riesgo de que sus puestos se vean desplazados por las tecnologías, a diferencia del 9% en el caso de los trabajadores masculinos.
Impulsar las vocaciones STEM
Teniendo en cuenta que las previsiones de empleo en las áreas técnicas son muy positivas (España podría generar más de un millón de empleos STEM, directos e indirectos hasta 2022, según estimaciones de Randstand Research), es importante impulsar a las mujeres, sobre todo desde edades tempranas, a que se desarrollen en STEM.
María Santos, instructora de Udemy, pertenece al 35% de los estudiantes matriculados en las carreras vinculadas a las STEM que son mujeres, pero ella ve con optimismo el aumento de la presencia femenina en estas áreas en las generaciones actuales. «Al comenzar mis estudios de matemáticas, casi todo el mundo me decía que sería la única chica en clase. Imagina mi sorpresa cuando, al llegar al aula, vi que más de la mitad éramos mujeres”, explica Santos.
En un momento en que atravesamos una cuarta revolución industrial impulsada por internet y las tecnologías de la información, las matemáticas – en especial la ciencia de datos- son especialmente relevantes, al permitir extraer información útil de los datos a través de las estadísticas y el machine learning. “La programación y los datos me apasionan, no puedo describir la satisfacción que proporciona por ejemplo crear desde cero un programa que funcione”, asegura la instructora. “Creo que cualquier padre, madre, tutor o profesor, ante cualquier indicio de que su hija o alumna tiene algún tipo de interés por una materia STEM, debe intentar potenciarlo, por ejemplo, poniéndole problemas matemáticos más complicados que los del nivel general de la clase”.