La entrada en vigor de MiFID II está a las puertas. Mientras la industria espera a que se termine de concretar la transposición para España, los profesionales del sector van calibrando los principales impactos que introducirá la norma en aspectos como la formación, el modelo de negocio y los márgenes de la actividad. Estos fueron algunos de los temas que se pusieron de relevancia durante el encuentro sobre el impacto de MiFID II en la actividad de los asesores financieros, organizado por EFPA y Expansión a finales de junio.
Medir el impacto que esta nueva normativa tendrá es fundamental para que la industria ajuste y prepare su negocio. Los más optimistas, como es el caso de Carlos García, presidente de la Asociación de Empresas de Asesoramiento Financiero (ASEAFI), hablan de una auténtica revolución tras MiFID II. “Creemos que va a ser una norma de transformación del modelo de negocio y una oportunidad para lo que las EAFIs llevamos tiempo haciendo. Supondrá pasar de un modelo de distribución a otro de asesoramiento”, explica.
Para David Gassó, presidente de Economistas Asesores Financieros, el cambio con mayores consecuencias será la eliminación de las retrocesiones. En su opinión, “afectará de manera especial a la gran banca, que tradicionalmente se ha apoyado en sus redes de distribución y comercialización para sustentar su cuenta de resultados”.
En mayor o en menor medida, es lógico pensar que esta normativa tenga un cierto impacto disruptivo en España, en comparación con otros países europeos. “Hay bastante diferencia entre unos países y otros, ya que algunos se están basando en normativas que ya tenían. En el caso de España, no había tanto”, señala Josep Soler, presidente de EFPA Europa. De hecho considera que lo más lógico es que la normativa quede coja en muchos aspectos y en el futuro haya que enfrentarse a una tercera versión. Según apunta, en el futuro podría esperarse más desarrollo normativo en aquello que tiene que ver con la gobernanza de los productos.
Más allá de MiFID II
En cambio, Abraham Carpintero, socio FS legal de KPMG Abogados, se muestra más prudente y señala que MiFID II tendrá un mayor impacto en la relación entre el cliente y la entidad. “Acentuará las relaciones con el cliente en tres ámbitos y servicios que ya se dan: el asesoramiento, la gestión discrecional de carteras y la comercialización o venta simple. Respecto a los canales, creo que MiFID II no supondrá grandes novedades, sino regular lo que ya hay y lo nuevo que está surgiendo al calor de las nuevas tecnologías”, argumenta.
Eso sí, Carpintero reconoce que la legislación está estrechando cada vez más los márgenes. Según advierte, “las entidades deben tomar conciencia de que los márgenes se van a estrechar, pero no solo por MiFID II sino por la implementación de otras tendencias que también estamos viendo, como la propia tecnología o la demanda de gestión pasiva. Estas y otras realidades van a cambiar la industria en los próximos cinco o seis años”.
Un planteamiento que también defiende Soler, quien considera que los retos del sector no se limitan a MiFID II y que para entender su impacto, hay que tener también presente otros factores como la digitalización o la gestión pasiva, que ya mencionaba Carpintero. “Ahora estamos centrados en los roboadvisor, pero la siguiente revolución será tecnología blockchain, que va a permitir trabajar con más información y estadísticas, mejorando el asesoramiento”, advierte Soler.
En este coctel del cambios y tendencias Soler sí considera MiFID II una oportunidad. “El cliente en general está poco aconsejado en sus decisiones, por lo que MiFID II es una oportunidad en este sentido. Ahora bien, si no logramos aprovechar esta oportunidad, otras fuerzas no profesionales lo harán, porque disponen de la tecnología necesaria”, explica. En este sentido, Soler hace referencia al fenómeno “general advisor” que ha surgido en el Reino Unido y que consiste en un tipo de asesoramiento gratuito dado por no profesionales.