Según el Estudio Global de Regulación e Impuestos en la Industria de Fondos, los Países Bajos, Suecia y el Reino Unido obtuvieron las mejores calificaciones respecto a la experiencia que tiene el inversor. En cambio, Australia, Canadá, China, Japón, Nueva Zelanda y Estados Unidos recibieron calificaciones por debajo del promedio.
En el caso de Estados Unidos, el organismo nota que aunque cuentan con buenos resultados en medidas de gobernanza, el país es deficiente en cuanto a políticas e incentivos fiscales para invertir, además, «la inversión de jubilación para complementar el programa de pensiones del gobierno no es obligatoria, y los inversores están sujetos al impuesto sobre las ganancias de capital cada vez que un fondo materializa esas ganancias».
El país también tiene cierta superposición y duplicación entre los reguladores financieros, con la SEC, la Commodity Futures Trading Commission, el Departamento de Trabajo -que regula los planes de jubilación patrocinados por el lugar de trabajo-, así como FINRA y en el caso de las aseguradoras, regulación adicional a nivel estatal.
Estados Unidos alienta la inversión principalmente a través de incentivos fiscales para las cuentas de jubilación, pero, como señala Morningstar, dado que estas cuentas están vinculadas a los empleadores y muchos empleadores no ofrecen planes, muchos estadounidenses no están invirtiendo lo suficiente para sus jubilaciones. De hecho, señalan que alrededor de un tercio de los estadounidenses han invertido poco o nada en sus años posteriores al trabajo.
El país también está rezagado con respecto a otros mercados en materia de política de impuestos a la inversión, «distorsionando así el valor de las diferentes inversiones y haciendo que los fondos activos y los fondos mutuos abiertos sean menos atractivos que los ETFs». Además, los impuestos sobre los fondos de inversión no se retienen, por lo que los inversores son responsables de pagar los impuestos ellos mismos.
En general, Morningstar considera que la regulación de fondos destinados a inversores minoristas en los Estados Unidos ha sido efectiva. «En resumen, los fondos hacen lo que les dicen a los inversores que harán y no intentan eludir las reglas, pero el gobierno no ha tomado medidas serias para eliminar los conflictos de intereses integrados en la distribución de fondos, a pesar de años de discusión y varios intentos abortados», señalan.
En especifico, mencionan que «a pesar de una década de debate y el recientemente promulgado Reg BI, existen conflictos incrustados en el sistema de fondos de EE. UU. que los encargados de formular políticas regulan pero toleran. Por ejemplo, la ley de EE.UU. permite acuerdos en dólares blandos, en los que un fondo negocia con una empresa de corretaje a cambio de investigación gratuita, acceso a OPIs u oportunidades de reunirse con funcionarios corporativos de emisores. De manera similar, los fondos pagan la distribución de varias maneras, con revelaciones variables que pueden influir en los productos que recomiendan los asesores financieros».
Finalmente, Morningstar nota que debido a que los Estados Unidos requiere que los fondos domiciliados en otros mercados se registren bajo la Ley de Sociedades de Inversión de 1940 para vender a los inversores estadounidenses, los fondos domiciliados en el extranjero no suelen estar disponibles para los inversores estadounidenses, lo que hace que los Estados Unidos sean diferentes a este respecto que la mayoría de los otros mercados en la encuesta.