La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) sigue decidida a continuar con su política de prevenir antes que curar, máxime en el año de su 25 aniversario. Si el año pasado anunciaba la supervisión preventiva de algunos fondos de inversión (los que estaban captando el dinero saliente de los depósitos y más tarde los fondos con objetivo de rentabilidad, que sigue vigilando), este año centrará gran parte de esa supervisión preventiva en los intermediarios financieros, esto es, las empresas que prestan servicios de inversión. Algo que ya venía haciendo en 2013, pero que podría fortalecer con nuevas técnicas.
Entre las nuevas medidas que planea aplicar a lo largo de este año para reforzar su supervisión preventiva de las prácticas de comercialización destaca el desarrollo de un sistema de clasificación de los productos financieros en función de su riesgo y complejidad, para facilitar la toma de decisiones de los inversores pero también para garantizar que se comercializan los productos con total transparencia en cumplimiento de MiFID, así como la revisión anónima, con técnicas de mistery shopping, de la conducta de las entidades financieras a la hora de comercializar productos, según explicó Elvira Rodríguez, presidenta del supervisor de mercados español, en el marco de la presentación de su plan de actividades para 2014.
En el ámbito de la supervisión de las entidades que prestan servicios de inversión, entre las que se encuentran las entidades de banca privada, sociedades y agencias de valores o EAFI, la autoridad trabajará para actualizar la normativa aplicable: en concreto, actualizará la norma referente a la solvencia de las ESI y sus grupos para ajustarla a la nueva regulación comunitaria que entró en vigor en enero de este año, y también ajustará la circular relativa a la información reservada que emiten las entidades para introducir cambios que “mejoren la información, especialmente sobre productos estructurados y reclamaciones”, valorando también la conveniencia de aumentar la frecuencia con la que las ESI remiten esos datos a la CNMV. Es decir, las ESI podrían tener que remitir más información reservada y de forma más frecuente.
Pero además, el supervisor se plantea utilizar la técnica del mistery shopping, siguiendo el ejemplo de otros supervisores europeos como Holanda, Bélgica o Francia “para analizar las prácticas de comercialización, al margen de los folletos”, según Rodríguez. La técnica, que consiste en realizar revisiones, sin identificación previa por parte de la CNMV y haciéndose pasar por clientes, en la oficinas de la red comercial de las entidades, trataría de detectar posibles irregularidades e incumplimientos en las normas de conducta. Por partida doble: en primer lugar, supervisando la transmisión de información al cliente, especialmente la verbal, y en segundo término, comprobando el grado de conocimiento del personal de la red sobre los productos.
“Me gustaría tenerlo en marcha este año. Sería una herramienta de prueba, un potente instrumento que nos planteamos utilizar. Se podría llevar a cabo con medios propios, pero es muy complicado con los recursos actuales, así que planteamos hacerlo a través de terceros”, comentó Rodríguez. Sin embargo, ello está condicionado a la aprobación de la reforma de la Ley de Mercado de Valores, que podría otorgar a la CNMV mayores competencias de supervisión y autonomía para contratar personal.
Para ello, se promoverá una reforma normativa para otorgar a la CNMV mayor autonomía y capacidad supervisora, en línea con otros organismos internacionales y con los estándares propuestos por el FMI, y que le permita cumplir con sus funciones de manera más eficaz y eficiente. “Queremos ganar autonomía y capacidad supervisora, en línea con otros supervisores, para realizar una labor preventiva eficaz en lugar de tener que sancionar”, añade la presidenta, en referencia al deseo de tener capacidades que ahora no tienen para implementar técnicas como el mistery shopping.
Clasificación de productos
En el ámbito de la prestación de servicios financieros, la CNMV continuará realizando una supervisión preventiva de las prácticas de comercialización de productos financieros entre los inversores minoristas para anticipar problemas futuros. Para ello, la autoridad realizará un mayor esfuerzo de supervisión de las normas sobre la comercialización de productos complejos y las normas de remuneración que exige ESMA –sobre todo destinadas a que no generen riesgos de ventas inadecuadas-, y también para asegurar que se ofrece al inversor la clase más ventajosa de una IIC.
Pero además, la CNMV se planea desarrollar un sistema que clasifique y ordene los productos financieros en función de su riesgo y complejidad, de una forma muy clara para facilitar la comparativa entre productos y facilitar a los inversores la toma de decisiones de inversión. Algo que ya tienen otros países y que han pedido autoridades como el Defensor del Pueblo. “Será clave para realizar una primera llamada de atención sobre los productos”, explica Rodríguez, indicando que se trataría de una guía que facilitara su comparación y elección, de forma que se fomentara la transparencia y se cumpliera más fácilmente con MiFID, aunque ello no implicaría ninguna prohibición. “En Portugal tienen una clasificación por colores, pero el cliente puede comprar lo que quiera”, explica.
En este sentido, la presidenta también indicó que está vigilando la comercialización de los productos complejos en España, como las preferentes, y también aquellos que no han de aprobar porque llegan con pasaporte europeo.
Un plan con cuatro bloques de objetivos
El plan de actividades de la CNMV para 2014 se centra en cuatro puntos: además de la supervisión de la conducta de los intermediarios financieros ya analizada, el plan contempla la supervisión de los mercados, tanto en materia de gobierno corporativo (con novedades como la aprobación de un nuevo código de buen gobierno o la elaboración de un primer informe sobre retribuciones de los consejos de administración de las cotizadas), como en la actividad de los mercados de valores y de las infraestructuras de mercados (desarrollo de un sistema de compensación, liquidación y registro o del BME Clearing).
El tercer punto es trabajar en las relaciones con los inversores y otras partes, desarrollando una mejor atención al inversor, trabajando en las estadísticas y también en la educación financiera, así como mejorar la visibilidad de la CNMV en el ámbito internacional. El cuarto punto en el que se basa su plan es mejorar su propio funcionamiento, con medidas para mejorar su capacidad supervisora, su eficiencia y dotarse de mayor flexibilidad y capacidad de adaptación al cambiante entorno de los mercados.