El aumento del euroescepticismo y la incertidumbre política podrían hacer del 2017 el año más difícil de la historia de la Unión Europea. En la última edición de EMEA Perspectives, Borja Astarloa, responsable de inversiones de JP Morgan Banca Privada, señala que “en su forma actual, la Unión Europea es como una bicicleta”. Y es que según el análisis que hace del entorno actual de inversión, reconoce que vivimos en tiempos difíciles, pero las perspectivas para Europa son cada vez más favorables.
“Necesita seguir adelante o se caerá. Parece que la economía está preparada para aumentar la velocidad y proporcionar oportunidades a los inversores, aunque el camino no estará exento de altibajos”, matiza Astarloa en su visión sobre esas perspectivas favorables.
Aunque las últimas encuestas muestran que solo la mitad de los ciudadanos europeos tienen una opinión favorable de la Unión Europea, y que menos de un tercio apoya una mayor integración, los procesos electorales que se avecinan en Francia y Alemania presentan una oportunidad para los líderes europeos. Si la Unión Europea se mantiene unida tras las elecciones en Francia y Alemania, los inversores probablemente lo verán con optimismo. En su opinión, “el resultado del referéndum del Brexit supuso un toque de atención para los líderes europeos, al sugerir que hay un problema de fondo en la estructura de la Unión, que debe solucionarse. Como el sentimiento actual es negativo, cualquier mejora de las perspectivas de la región podría tener un efecto significativo, que generaría flujos de inversión y apoyaría a los precios de los activos”.
En los últimos seis años, las expectativas de consenso del mes de enero para el año que comenzaba eran de un crecimiento del beneficio por acción del 10% en Europa. Entre 2011 y 2016, estas previsiones de crecimiento se fueron revisando progresivamente a la baja, terminando el año cerca de cero. Como resultado, los beneficios en Europa siguen cerca de un 20% por debajo de su nivel máximo. Sin embargo, el 2017 podría ser distinto; hasta ahora, las previsiones sólo se han rebajado de forma limitada. “Por primera vez en muchos años, creemos que el crecimiento de los beneficios en Europa tiene más recorrido alcista que riesgo bajista,” afirma Astarloa.
El compromiso del Banco Central Europeo (BCE) de mantener políticas monetarias muy expansivas hasta que la recuperación de la región demuestre ser sostenible beneficia a la Unión Europea de tres formas. En primer lugar, el compromiso del BCE de hacer “todo lo que sea necesario” sigue en vigor, lo que proporciona cierta protección bajista. En segundo lugar, los tipos de interés probablemente permanezcan a un nivel lo suficientemente bajo como para apoyar a la recuperación económica sin poner en peligro la rentabilidad del sector financiero. Y, por último, la divergencia entre la política del BCE y la Reserva Federal estadounidense, que se dirige hacia una subida gradual de los tipos, debería impedir una apreciación sustancial del euro.
Oportunidad para la renta variable
En este sentido, Astarloa apunta que “en este contexto, parece adecuado mantener cierto grado de exposición a la renta variable europea. Es importante recordar que la región representa cerca del 20% del PIB mundial, y una proporción similar de los mercados de renta variable globales; evitarla completamente podría afectar significativamente a la rentabilidad de las carteras”. Este experto no es ajeno a la alta incertidumbre del momento actual, sin embargo considera que ésta “parece que queda reflejada en la rentabilidad inferior de los mercados de renta variable de la región en los últimos cinco años. Aunque podría parecer prudente, esperar a que se aclare completamente la situación podría ser una estrategia costosa”.
En un mundo en el que las valoraciones de la renta variable parecen razonables y los rendimientos son bajos, Europa destaca como mercado value, con una rentabilidad por dividendo atractiva. La renta variable europea se negocia a un ratio precio/valor contable de tan sólo 1,7 veces. Esto debe compararse con el ratio de 2 veces de la renta variable global, lo que implica un descuento que duplica la media histórica del 10%. Al mismo tiempo, la renta variable europea ofrece un rendimiento cercano al 4%, un punto porcentual por encima de sus equivalentes a nivel global.
“Aunque la estabilidad de la región se ve amenazada por una serie de posibles detonantes políticos, no hay que olvidar que la UE ha demostrado su capacidad de resistencia en tiempos difíciles. Las perspectivas económicas de Europa están mejorando, lo que debería apoyar una subida, largamente esperada, del crecimiento de los beneficios, y, a pesar de las dificultades, la región sigue albergando algunas de las compañías más fuertes del mundo, y presenta una oportunidad interesante para los especialistas en la selección de acciones”, apunta Astarloa.