Los debates en torno a la crisis enérgetica llevan varios años sobre la mesa, aunque estos últimos hayan cogido más fuerza a medida que los efectos del cambio climático se van haciendo más visibles. Ya en 1998, a raíz de la Conferencia Internacional de Austria, cuando se debatió la crisis de la energía y las posibles soluciones, se estableció el Día Mundial de la Energía. Hoy, años después, los países trabajan por cumplir el acuerdo universal sobre cambio climático de París, por el que países desarrollados y en desarrollo se han comprometido a prevenir un incremento de la temperatura global a menos de 2ºC respecto a la era preindustrial. ¿Qué han hecho los países para acercarse a este objetivo?
Según explica Patricia de Arriaga, subdirectora general de Pictet AM en España, la Unión Europea ya ha marcado como objetivo para 2020 que el 20% de la energía sea renovable. Por otra parte, según Naciones Unidas, más de un tercio de la población mundial no tiene acceso a formas avanzadas de energía, siendo los 30 países más desarrollados, con un 15% de la población total, los usuarios del 60% de las nuevas formas de energía. Al respecto ha desarrollado los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Asimismo, la experta destaca el anuncio en diciembre de la Comisión Europea del «Pacto Verde Europeo» destinado a convertir a Europa en el primer continente con cero emisiones de carbono para 2050. De hecho, las normas europeas de CO2 para 2025 y 2030 no dejan otra elección que la electrificación masiva del sector del automóvil, que ha iniciado una transformación hacia la movilidad eléctrica. Además, las fábricas utilizan cada vez más softwares para ahorrar energía y la demanda de edificios de bajas emisiones mediante dispositivos eficientes viene respaldada por normas más estrictas.
Costes más competitivos y demanda de renovables en emergentes
A ello se añade, que, tras décadas de subvenciones, la estructura en energía eólica y solar están siendo más competitiva que la electricidad a partir de combustibles fósiles en muchas regiones. «Ya suponen la mayor parte de la adición de nueva capacidad de la mayoría de empresas de servicios públicos de alta calidad, que invierten principalmente en energía solar y eólica, hasta el punto de que el segmento de renovables ha pasado a ser el componente más defensivo», aclara.
Con la mayor riqueza y la caída de los costes relativos y absolutos, la demanda de renovables resurge en mercados que no podían permitirse la tecnología, como China, India y sureste asiático, especialmente en países cuyas condiciones meteorológicas favorecen la energía eólica y solar. China es el mayor mercado eólico del mundo y está en vías de convertirse en el mayor mercado solar por nueva capacidad.
En conjunto, la rápida evolución tecnológica permitirá una electrificación mayor en transporte, edificios y fabricación, mientras que la energía solar y eólica serán las principales fuentes del nuevo suministro. De hecho, según explica de Arriaga, «las fuentes de energía renovables hidroeléctrica, eólica y solar ya sumaron la mitad de instalaciones de nueva capacidad en 2015 y pueden superar al carbón para convertirse en la mayor fuente de generación de energía para 2030. A ello contribuye que el coste de generación de renovable ha disminuido con las economías de escala, avances tecnológicos y mejores condiciones de financiación».
La e-movility va a ser uno de los principales protagonistas
El transporte aún representa el 80% del consumo de petróleo, pero, según de Arriaga, con la presión regulatoria los fabricantes tienen un incentivo adicional para desarrollar motores más eficientes, lo que beneficia a empresas especializadas en repuestos de automóvil, tecnologías de automatización y redes inteligentes. Además, el coste de almacenamiento de energía, que ya se ha reducido un tercio, es previsible que se reduzca otro tercio para 2030. Para ese año la cuota de coches eléctricos puede ser del 20% y, según pronostica de Arriaga, la e-movility va a ser uno de los principales protagonistas.
Por su parte, la energía consumida en residencias o comercios representa 40% aproximadamente del consumo mundial. Sin embargo, según la experta de Pictet, se pueden lograr ahorros con mejor aislamiento, sistemas de calefacción y aire acondicionado, iluminación LED y arquitectura y edificios inteligentes. «La búsqueda de mayor eficiencia se ve impulsada por la explosión de necesidades de almacenamiento de datos, que puede multiplicarse por 50 para 2020 y requerir mejor refrigeración, diseño y microprocesadores más eficientes», aclara.
Estamos saliendo del gas como combustible de transición
Según Patricia de Arriaga, al dejar de incluir gas natural hemos mejorado la huella de carbono considerablemente. «A pesar de que hace tres años considerábamos que el gas era una energía poco contaminante, ya hay prohibiciones de nuevas conexiones de gas para viviendas en Reino Unido o Países Bajos. Así que, siendo el momento adecuado para que las renovables se implanten, estamos saliendo del gas como combustible de transición y de infraestructuras de gas natural», explica.
Un momento interesante para invertir en fondos relacionados con energías renovables
Determinados fondos de inversión relativos al cambio climático se están beneficiando de este punto de inflexión que requiere transitar hacia economías menos contaminantes. De hecho, según de Arriaga, este es un momento interesante para introducirse en esta temática para los próximos tres a cinco años.
Una solución al respecto es Pictet Clean Energy, fondo temático que incluye empresas de energías renovables como los fabricantes de aerogeneradores Vestas o Siemens-Gamesa, tecnología instrumental con empresas de semiconductores como Xilinx o NXP Semiconductors, movilidad inteligente, que incluye proveedores de las industrias de automóviles, como Tesla y fabricación eficiente, con empresas de software industrial como Autodesk o Ansys o para edificios verdes, como Kingspan.
«Se trata de compañías no presentes en los índices estándar y que van a tener una visibilidad mucho mayor, lo que facilita la obtención de alfa, una rentabilidad adicional a medio y largo plazo respecto a la asignación normal en acciones. Además, implica una diversificación muy interesante pues se trata de empresas menos analizadas. A ello se añade que se trata de una inversión sostenible, pues tiene la intención de impactar, por el menor uso de combustibles fósiles, hasta el punto de que actualmente hasta 25% del fondo está en servicios públicos por su concentración en energías renovables», concluye.