Para rebajar los efectos del cambio climático, poner en práctica una economía circular es imprescindible. De hecho, esta iniciativa se encuentra dentro de los objetivos de la Unión Europea con el fin de alcanzar una economía basada en una sociedad del reciclado y así reducir la producción de residuos y utilizarlos como recursos.
Gran parte de la población ya está familiarizada con la práctica del reciclaje, pero no es la única forma de llegar a este nuevo estilo de vida tan necesario. Inmaculada Simó, consejera delegada de Gonsi, una inmobiliaria pionera en crear un edifico cuyo 80% será reutilizable, habla acerca de un proceso que puede ser la respuesta a los problemas climáticos a los que nos enfrentamos y un elemento clave para adoptar una economía circular: la ciclabilidad.
¿Qué diferencia hay entre reciclar y ciclar un material?
Según explica Simó, el reciclaje surge como necesidad-respuesta al sistema económico de producción lineal propio del modelo de desarrollo económico que surge con la Revolución Industrial del siglo XVIII. Un sistema basado en la generación intensiva de residuos en el que en ningún momento se introdujo en el propio sistema productivo variables medioambientales como la no generación de desperdicio, la finitud de las materias primas o la capacidad finita de consumo. «En este contexto nace la ciclabilidad que es el principio que alumbra el Sistema Económico Circular hacia el que es necesario evolucionar» aclara la experta.
“Cuando hablamos de ciclabilidad entendemos que es aquel estado de la materia o producto que con apenas implicación de recursos adicionales puede tener múltiples usos posteriores” indica Simó.
El reciclaje es una buena forma ayudar al medio ambiente, pero tal y como indica Inmaculada Simó, el término “re” (volver) significa que hay que hacer algo previamente para que un producto o materia se pueda ciclar, es decir volver a utilizar y por ello, el reciclaje, cómo proceso industrial, es generador de desperdicio además de consumidor de energía adicional.
Ciclar una materia prima puede conllevar reducción de costes de materias primas
Según indica la consejera delegada de Gonsi, en el siglo XXI hemos de ser sensibles y responsables con nuestra realidad contemporánea, ya que los problemas medioambientales están adquiriendo una importancia que no podemos obviar.
“Mas allá de la responsabilidad social no podemos olvidarnos de que el modelo Económico de Economía Circular, es económico, y tiene su lógica en conferir un valor residual positivo a algo que actualmente es residuo. “Deshacerse” de un residuo conlleva un coste empresarial o con cargo a las cuentas públicas. Ciclar una materia prima puede conllevar reducción de costes de materias primas” explica.
En su opinión hay una gran responsabilidad pública y docente para conseguir que todos abandonemos el modelo lineal que necesita indefectiblemente del reciclaje. Además, otra de las ventajas que presenta este proceso, es que gracias a que la ciclabilidad emula la naturaleza hace viable económicamente que la acción humana en el planeta sea armónica con la creación.
Para Inmaculada Simó, la ciclabilidad será el futuro del modelo económico de producción, “no tiene ningún sentido que en el siglo XXI mantengamos vigentes los paradigmas de la Economía Lineal que nació como respuesta a la necesidad de evolucionar la producción artesanal hacia una producción masiva. En aquel momento se trataba de estudiar y definir procesos para conseguir volúmenes mayores de producción a precios asequibles. Pero en el siglo XVIII no se veían cosas como que: la materia prima no es ilimitada o el residuo necesita reciclaje.” defiende Simó.
Por ello, entre otras razones, Simó considera que la ciclabilidad es el principio inspirador de la Economía Circular y es, el futuro al que tienen que tender los modelos económicos sanos. “Creo que la sociedad está preparada y receptiva para ello” concluye la experta.