La eurodiputada Mady Delvaux podría pasar a la historia por ser la primera persona en advertir de los riesgos de una sociedad robotizada y de la necesidad de adelantarse al futuro para prevenirlos. En su informe votado el pasado 16 de febrero en el pleno del Parlamento Europeo, Delvaux defiende la creación de un marco legal común para la industria robótica y un seguro obligatorio para los modelos más grandes.
Las preguntas que plantea Delvaux van desde ¿Quién debe responder ante hipotéticos accidentes con el uso de drones? ¿Dónde están los límites éticos en su utilización? Son preguntas que, a día de hoy, con 1,7 millones de robots en todo el mundo, no tienen respuesta.
En esta entrevista publicada en la página web del Parlamento Europeo, Delvaux señala que, en el caso de un accidente, el fabricante y el proveedor son los mejor situados para limitar cualquier daño potencial. Para Delvaux, la cuestión clave es la seguridad y la protección de datos porque, “los robots no pueden funcionar sin un intercambio de datos, así que también hay que ver quién tiene acceso a estos datos”, afirma.
La pérdida de empleos como consecuencia de la robotización es otro de los desafíos a los que se enfrenta nuestra sociedad.
Delvaux reconoce que, aunque no saben qué pasará, “siempre habrá puestos de trabajo poco cualificados. Los robots no sustituirán a los humanos. Habrá una cooperación entre ambos”.
Sobre el estatus legal que debería concederse a los robots, la eurodiputada considera que “se les podría conceder una especie de personalidad electrónica limitada, al menos en materia de compensaciones”. Sería, dice, algo similar a lo que ocurre ahora con las compañías, aunque reconoce que “no se trata de algo inmediato”. En su opinión, “lo que necesitamos ahora es crear un marco legal para los robots que están ahora en el mercado o para los que estarán en el mercado en los próximos 10 o 15 años”.
Entre las obligaciones que plantea el texto, de 22 páginas, se incluye la obligación a las empresas de informar del número de robots inteligente que utilizan y de los ahorros en cotizaciones sociales como consecuencia de la utilización de la robótica en lugar de personal humano. Además, se contempla que los robots estén equipados con un “botón de la muerte” que permita desconectarlos si amenazan la vida de un ser humano.
Considerando que entre 2010 y 2014 las ventas de robots aumentaron un 17% de media cada año y que en 2014 se registró un incremento del 26%, el mayor hasta la fecha, los eurodiputados no quieren poner obstáculos a una tecnología con amplio potencial. Eso sí, exigen que su vertiginoso desarrollo vaya arropado por un marco normativo que se preocupe por “la seguridad, la privacidad, la integridad, la dignidad, la autonomía y la propiedad de los datos”, señala el texto, que no tiene carácter vinculante.
El informe Delvaux defiende, asimismo, la creación de una agencia europea para la robótica y la inteligencia artificial que proporcione la experiencia técnica, ética y normativa necesaria para apoyar la labor de los agentes públicos pertinentes, tanto a nivel de la Unión como a nivel de los Estados miembros.