Generar un impacto positivo en la sociedad o el medio ambiente, además del retorno financiero, es el objetivo de las inversiones de impacto, una tipología de inversión aún incipiente en nuestro país, pero con tendencia al alza. Según datos de Eurosif, las inversiones de impacto crecieron en Europa un 131,6% entre los años 2011-2013, y un 385% entre 2013-2015. En este último periodo en España, el crecimiento fue de un 207%.
En nuestro país, el perfil más común del inversor de impacto corresponde a un hombre (75% frente al 25% de mujeres) con una edad media de 43 años, según datos de los más de 3.100 inversores registrados en los dos años de actividad de La Bolsa Social, la primera plataforma de equity crowdfunding autorizada por la CNMV en España, que pone en contacto a inversores de impacto y empresas sociales. Junto a la comunidad de inversores adscritos a la plataforma, se encuentran también cerca de 400 emprendedores sociales.
La contribución a una alimentación sana y de proximidad, la reducción de la huella de carbono, la bioagricultura, la integración laboral de colectivos vulnerables y la mejora de la calidad de vida de personas con discapacidad o de poblaciones desfavorecidas son algunos de los principales intereses que mueven la inversión de impacto en España.
Así lo demuestra el capital invertido a través de la Bolsa Social en empresas correspondientes a estos sectores. Durante los dos años de actividad que acaba de cumplir la plataforma, ha reunido casi 1,6 millones de euros en ocho campañas de equity crowdfunding. La inversión media de estas campañas ha sido de 3.289 euros en las 476 inversiones formalizadas durante este periodo.
¿Dónde se destina el capital aportado por los inversores de impacto?
Los emprendedores sociales lo utilizan para la expansión de su negocio y, también, para la ampliación del impacto positivo que generan. “Esta es una de las características más significativa de este tipo de inversión: Es de capital paciente, no especulativo ni cortoplacista. Los inversores de impacto se convierten en socios de las empresas que financian y buscan una doble rentabilidad, económica y social. Buscan un beneficio económico y generar un impacto positivo a través de las empresas que financian”, afirma Jose Moncada, CEO de la Bolsa Social.
Uno de los ejemplos de la rentabilidad de la inversión de impacto lo representa utopic_us, que tras el cierre exitoso de su campaña a través de la Bolsa Social fue comprada por la inmobiliaria Colonial. Esta adquisición lo convirtió en la primera desinversión completa del equity crowdfunding en España, que permitió a los inversores que aportaron capital en esta campaña una rentabilidad neta del 81% en 20 meses.
Internet se ha convertido en los últimos años en un importante potenciador de la inversión de impacto en España, al posibilitar el acceso a un mayor número de empresas sociales escalables. Según Moncada, “a través de la Red, el inversor encuentra más oportunidades para diversificar su inversión, apostando por varias empresas para reducir el riesgo. Mediante alternativas como el equity crowdfunding de la Bolsa social, cualquier persona puede financiar empresas de la economía real y con impacto positivo y convertirse en socios de las mismas a golpe de clic, de una manera ágil, sencilla y con total transparencia”.