La economía de los océanos se convertirá en uno de los temas de inversión más relevantes de la década, según el estudio global realizado por Responsible Investor, medio especializado en ESG, y el departamento de Asesoría de Impacto y finanzas de Credit Suisse. El documento, titulado Investors and the Blue Economy, analiza la concienciación de los inversores institucionales acerca de la denominada economía azul (blue economy).
“Además de ser el mayor depósito natural de carbono del planeta, nuestros océanos son una fuente importantísima para el sustento económico de millones de personas. El valor de los océanos como activo a escala global se estima en más de 24 billones de dólares, lo que los convierte en la séptima economía del mundo en términos de PIB”, subraya Marisa Drew, CEO del Asesoría de Impacto y finanzas de Credit Suisse.
El informe refleja que, si bien el interés mostrado estas inversiones es alto (más de un tercio de los encuestados lo ven como uno de los temas más relevantes de la próxima década), la experiencia en el sector aún es baja. Así, tres de cada cuatro encuestados reconoce no haber valorado el impacto que podrían tener sus inversiones en la evolución de los océanos y el 21% desconoce por completo la exposición y el riesgo al que se ve sometido el océano en lo relativo a las inversiones.
“Resulta paradójico que, a pesar del creciente interés que los inversores han expresado en relación con las oportunidades en este ámbito, los océanos sigan siendo, a día de hoy, uno de los objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas con menos inversión, en especial, desde el punto de vista del capital privado. Creemos que la importancia que tiene este tema de inversión emergente para los inversores aumentará considerablemente en los próximos años”, añade Drew.
A pesar de que la inversión de impacto, en renta fija y en empresas en fases iniciales ya presenta oportunidades, con las asignaciones a acciones cotizadas y activos de infraestructura en el horizonte, los principales obstáculos para los inversores siguen siendo “la falta de proyectos con grado de inversión, la falta de conocimientos internos y, en el caso de los titulares de activos, el hecho de que sus gestores no les ofrezcan proyectos relacionados con estas inversiones”, asegura el informe.
“Existe, por tanto, una necesidad urgente de establecer unas condiciones más propicias para la inversión”, subraya el estudio. Para ello, Credit Suisse destaca alternativas como la creación de proyectos sostenibles con antecedentes de rentabilidad, fomentar las colaboraciones público-privadas (CPP) o escalar la inversión mediante enfoques innovadores de financiación, como la financiación combinada, con el fin de reducir el riesgo.
“La transición del enfoque actual, destructivo y cortoplacista, con respecto a los activos de los océanos hacia una economía azul sostenible que cuide el medioambiente presenta una magnífica oportunidad de inversión. La sociedad y los Gobiernos están reaccionando ante el alarmante estado en el que se encuentran los océanos. Sin embargo, no se sabe mucho sobre la concienciación de los inversores respecto al impacto de sus inversiones en el mar y cómo esto podría llegar a afectar al rendimiento y al valor de sus carteras. Por ello, hemos querido saber si se dan las condiciones para que el capital privado fluya hacia la utilización sostenible de los océanos. Y, en caso negativo, qué habría que cambiar”, asegura Dennis Fritsch, investigador en Responsible Investor.
Los sectores que ofrecerán mejores oportunidades de inversión en la blue economy son, según el informe, los relacionados con la mitigación del cambio climático, la lucha contra la contaminación marina y el fomento de la pesca y la acuicultura sostenibles. Sin embargo, casi un tercio de los poseedores de activos no abordan en absoluto la economía azul sostenible en sus actuales inversiones. “Esto refleja que es necesario concienciar a los inversores sobre la importancia de garantizar la conservación de los océanos”, subrayan desde Credit Suisse.
Los resultados del estudio se han obtenido a partir de un grupo de 328 encuestados cualificados de 34 países (53% de ellos, europeos). Un 59% de los participantes eran gestores de activos, frente al 41%, compuesto por tenedores de activos. La mayoría eran inversores en renta variable cotizada, renta fija y estrategias de múltiples clases de activos, con más de 50.000 millones de euros en activos bajo gestión.