Las peticiones por parte de subasesores de algunos fondos -gestionados por la gestora de Banco Madrid- para llevarse su capital a otra gestora, a raíz de la crisis en el banco, podrían haber sido el detonante para que la CNMV esté vigilando más de cerca que las entidades cumplan estrictamente con los requisitos que marca la ley a la hora de realizar su actividad, para garantizar un correcto ejercicio de las labores de gestión delegada y asesoramiento. Así lo creen algunos expertos legales consultados por Funds Society, que explican que el supervisor de mercados español estaría agudizando su vigilancia para garantizar unas buenas prácticas en ambas materias y evitar la llamada «gestión encubierta».
Según algunas fuentes del sector, el supervisor aún no ha tomado ninguna medida sancionadora (proceso que llevaría meses) ni ha iniciado expedientes –que podría haber en el futuro- pero sí estaría pidiendo más información a las gestoras y entidades asesoras, en el marco de sus inspecciones rutinarias, sobre este tipo de actividades. Es decir, ha iniciado una serie de actuaciones de supervisión y requerimientos de información, poniendo en el punto de mira la justificación documental del asesoramiento, los porcentajes de recomendaciones aceptadas y la proporcionalidad de los ingresos del asesor.
Entonces, ¿qué pide la CNMV a las entidades? Según Manuel López, socio de Ashurst, hay que distinguir dos conceptos diferentes, que a veces se confunden con facilidad: «gestión delegada» y «asesoramiento».
Gestión delegada…
En el caso de la gestión delegada, una gestora de un fondo o una sicav sólo puede delegar la gestión en otra gestora, una agencia de valores o sociedad de valores, pero no en otras figuras que solo pueden realizar labores de asesoramiento, como las EAFIs. “La delegación de la gestión implica que se toman las decisiones de inversión y se transmiten las correspondientes órdenes de valores (compras, ventas, etc). La gestora conserva algunas obligaciones y es responsable en último término, pero el grueso de la gestión (toma de decisiones de inversión) se delega en un tercero (otra gestora, agencia o sociedad de valores). La delegación se tiene que publicar en el folleto del fondo o sicav y es algo relativamente frecuente”, explica el experto.
A la hora de delegar la gestión, la CNMV pide exclusividad, es decir, que la gestión se delegue en un solo profesional (un fondo, un gestor). De la misma forma, cuando un gestor trabaja con una entidad gestora, solo puede trabajar para esa entidad. Según algunos expertos, la CNMV temería también que, si se diera alguna mala práctica por parte de asesores que extralimitaran sus funciones –más allá del asesoramiento y entrando en el mundo de la gestión-, esa exclusividad llegaría a perderse, puesto que los asesores sí que pueden asesorar productos –incluso carteras muy parecidas- para diferentes gestoras.
Según algunos expertos, la CNMV podría haber identificado en Banco Madrid prácticas de «gestión encubierta», es decir, que alguna sociedad asesora –no necesariamente EAFIs, sino alguna entidad incluso sin ningún tipo de licencia CNMV-, tomaba las decisiones de inversión y transmitía directamente las órdenes, excediendo del ámbito propio del asesoramiento y entrando en el campo de la gestión delegada (toma de decisiones y transmisión de órdenes), reservado a gestoras, agencias y sociedades de valores y eso habría hecho saltar las alarmas.
Asesoramiento…
En el caso del asesoramiento, puede ser realizado por una EAFI, así como por las entidades de crédito y agencias y sociedades de valores. “Asesorar implica que el asesor realiza sólo «recomendaciones» (a un fondo o sicav, al igual que cuando se asesora a un particular), pero es la gestora la que debe tomar en último término la decisión de inversión (diciendo si sigue o no la recomendación del asesor) y quien debe transmitir la orden concreta (compra, venta, etc)”, explica López. En el caso de que se produzca una labor de asesoramiento, y no gestión delegada, el asesor –sea quien sea- debe respetar estas normas. Además, entidades como las EAFIs tienen expresamente prohibido recibir y transmitir órdenes -algo que solo pueden hacer las agencias y sociedades de valores, y ahora las gestoras- y solo pueden ofrecer un servicio de asesoramiento (consistente en dar «recomendaciones»), afirma López.
En ese sentido, la CNMV estaría vigilando que ambas tareas, gestión delegada y asesoramiento, se realizan correctamente, que no hay extralimitación de funciones –de asesores que realizan labores de gestión encubierta– ni de entidades que, aludiendo que realizan asesoramiento pero en realidad gestionan, escapen de la exclusividad y den servicio a varias gestoras. “Lo que la CNMV busca en último término es que no se confunda asesoramiento con gestión”, dice López.
La buena praxis de las EAFIs
Con todo, se trata de una vigilancia que, de momento, no ha llegado más lejos. Ante los rumores de acusaciones, recientemente el Consejo General de Economistas (y su órgano dedicado a las EAFIs, EAF) y la Asociación Española de Empresas de Asesoramiento Financiero (Aseafi), salieron al paso y defendieron que su labor al frente de fondos y sicavs es exclusivamente de asesoramiento, rechazando que se trate de una gestión encubierta. “No cabe “gestión encubierta” alguna cuando una EAFI asesora a una IIC, puesto que las decisiones de ejecutar las recomendaciones recibidas del asesor corresponden exclusivamente a la sociedad gestora de Instituciones de Inversión Colectiva correspondiente”, indicaban. Eso es precisamente lo que dice la ley.
“Dentro del programa de actividades de una EAFI figura la posibilidad de asesorar a clientes profesionales. En este grupo se incluyen las IICs y las sociedades gestoras de IIC. La CNMV busca que cada uno realice exclusivamente el trabajo que le corresponde ya que cada entidad es responsable de la función que realiza, es decir, la EAFI es responsable de las recomendaciones y la gestora de la gestión”, explica Carlos García Ciriza, presidente de Aseafi. En su opinión, si el proceso de asesoramiento está bien hecho no hay problema. “Con esto me refiero a eu la EAFI emita recomendaciones de inversión y la gestora ejecute las que estime pertinentes, que pueden ser todas o ninguna. Si no, ¿qué sentido tiene la existencia de un contrato de asesoramiento ente una EAFI y una gestora?”, se pregunta, en declaraciones a Funds Society.
Según indica Horacio Encabo, responsable de EAFIs Andbank, en un reciente artículo en la revista Eafi Informa, “tanto las EAFIs como las gestoras están de enhorabuena, porque poner coto a la “gestión encubierta”, que se apueste por que los asesores se regulen, la profesionalización, erradicar el intrusismo, mayor transparencia, etc, es bueno y sano para el sector”, dice. Porque «garantiza que esta actividad sea desarrollada por intervinientes en el mercado con conocimientos, medios y experiencia para hacerlo, que todos sean responsables de sus actuaciones, que se proteja a los inversores finales frente a malas praxis y falta de transparencia, etc».
Y advierte: en ningún caso hay que “demonizar” a las EAFIs por hacer su trabajo (asesorar) ni presuponer que las gestoras están colaborando con aquéllas en una actividad al margen de la norma. «Mientras exista información detallada y clara para los inversores, mientras el asesoramiento esté documentado y justificado, y mientras las partes hagan de forma honesta y responsable exclusivamente aquello para lo que están autorizados, no debería haber problemas y el regulador debería ser consciente de que el exceso de regulación y normativa está ya poniendo en riesgo la viabilidad y el futuro de una industria muy sana y que goza de gran éxito en el resto de países europeos, las EAFIs», apostilla Encabo.