Cuando se habla del acceso y la calidad de la educación, la mayoría de las organizaciones, gobiernos e instituciones suelen enfocarse en los niños y jóvenes en escuelas y universidad. Pero, ¿qué ocurre con los adultos entre los 30 y 90 años? ¿Dejan de ser estudiantes? En un momento como el que vivimos, en el que las brechas se han ampliado por la irrupción de la tecnología y la necesidad de nuevos conocimientos y habilidades, se hace más necesario tener en cuenta la necesidad de que las oportunidades de aprendizaje se extiendan a lo largo de toda la vida.
Así lo ha estipulado el último informe de la UNESCO, Reimaginar juntos nuestros futuros: un nuevo contrato social para la educación (actualmente solo disponible en inglés y francés), publicado en noviembre de 2021 y que sirve de inspiración para el lema del Día internacional de la educación, Cambiar el rumbo, transformar la educación, que se celebra por cuarta vez este 24 de enero.
El informe, en el que participaron alrededor de un millón de personas a lo largo de dos años, hace un llamamiento para “forjar un nuevo contrato social para la educación”, que permita construir un futuro mejor, justo y sostenible, en línea con el objetivo 4 de la Agenda 2030.
Un objetivo que, como señala la UNESCO en su informe sobre la Educación para Adultos, Global Report on Adult Learning and Education IV, dedica la mitad de su formulación al aprendizaje a lo largo de la vida, aunque reciba una fracción mucho menor de la atención global. “Demasiado a menudo el apoyo a la educación para adultos es solo retórica y esta se deja de lado después para poner un foco desproporcionado en las escuelas y universidades”, advierte.
Estos informes se han publicado en un momento de inflexión causado en gran parte por los efectos generados por la COVID-19 en estos últimos dos años, “en esta época excepcional, no podemos seguir haciendo lo mismo de siempre. Tenemos que reparar las injusticias del pasado y orientar la transformación digital hacia la inclusión y la equidad. Y necesitamos que la educación contribuya plenamente al desarrollo sostenible,” ha afirmado Audrey Azoulay, directora general de la UNESCO, con motivo del Día Internacional de la Educación.
En los próximos 30 años, uno de los aspectos centrales de este nuevo contrato social es entender cómo la educación está entrelazada con el día a día de todos los seres humanos. Como señala la UNESCO, “en todas las etapas y todos los lugares en que se ejerce el aprendizaje, deberíamos dejar de pensar en la educación como algo que acontece sobre todo en la escuela y durante determinadas edades, y ampliar las oportunidades de aprendizaje para todos en cualquier tiempo y lugar.
La crisis de la pandemia aumenta las necesidades de formación en España
Según un informe de la OCDE, mientras que el desempleo aumentó en uno o dos puntos porcentuales entre 2019 y 2020 debido a la crisis de COVID-19, el aprendizaje permanente se ha revelado más que nunca como un elemento crítico para que los adultos puedan mejorar y reubicarse en un mundo cambiante. Incluso, la necesidad de «reskill» o «upskill» se ha convertido en un elemento fundamental para aprovechar las oportunidades de la transformación digital que se ha evidenciado en los últimos dos años y un claro ejemplo de la continuidad de la educación en la vida.
En España, según las estadísticas Nivel de formación, Formación permanente y abandono del Ministerio de Educación y Formación Profesional, basadas en la Encuesta de Población Activa, el porcentaje de personas de 25 a 64 años que sigue algún tipo de educación o formación aumentó con la crisis.
Así, la población de 25 a 29 años es la que más sigue formándose (25,4%), a gran distancia de las siguientes generaciones, con un 15,3% entre las personas de 30 a 34 años y un 11,4% entre las de 35 a 44. Entre los 45 y los 54 un 9,1% de las personas se siguen formando y entre los 55 y los 64 solo un 4,9%.
El informe de la UNESCO también ha señalado que aunque adultos de los segmentos vulnerables no hayan recibido oportunidades educativas formales en el pasado o no cuenten con habilidades digitales, su participación e inclusión es fundamental para construir un futuro mejor. Esto cobra aún más relevancia en países en África o América Latina, la región más desigual del mundo.
La educación y formación para nivelar las oportunidades en América Latina
Más allá de acercar las microfinanzas a los más de 2,8 millones de pequeños emprendedores a los que atiende, la Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA), creada por BBVA en 2007 y que opera en cinco países de América Latina, tiene entre sus prioridades darles acceso a educación y formación para mejorar sus vidas y apoyar sus negocios.
Dado que la pobreza sigue siendo un factor determinante en el acceso a las oportunidades educativas y solo el 35% de estos emprendedores tienen educación primaria a lo sumo, y el 82% están en situación de vulnerabilidad, la educación financiera y la formación, resultan claves.
“La educación es, junto con el emprendimiento, uno de los factores que más influye en el desarrollo y progreso de las personas y sociedades”, según ha señalado el director general de la FMBBVA, Javier M. Flores, quien además ha subrayado que la pandemia “ha acelerado los procesos de transformación productiva y del mercado laboral en general, y por esta razón, la formación de personas en vulnerabilidad ha cobrado un papel aún más relevante en nuestra propuesta de valor”.
En 2021, más de medio millón de emprendedores, a través de las entidades microfinancieras de la FMBBVA, han recibido algún tipo de formación, principalmente educación financiera, pero también en otras materias como la gestión del negocio o las habilidades digitales, con el propósito de mejorar el manejo y crecimiento de sus emprendimientos. De éstos, más de 180.000 se conectaron a sesiones formativas virtuales. Y a través de la plataforma Campus de la propia Fundación, se han impartido 304.000 horas de formación online a más de 6.900 empleados.
De cara a 2050 será cada vez más importante que el derecho a la educación no se vea limitado por la concepción convencional de cuándo y dónde se imparte. Acorde con el nuevo contrato social por la educación que promueve la UNESCO, al igual que el aprendizaje nunca termina, la educación debe ampliarse y enriquecerse en todos los tiempos y espacios. Porque “el conocimiento y el aprendizaje constituyen la base de la renovación y la transformación” para acabar con las desigualdades.