La noticia y los rumores han corrido como la pólvora por el sector financiero: Deutsche Bank y Commerzbank estarían negociando una posible fusión. La fusión de ambas entidades crearía un gran banco comercial privado en Alemania, con un balance de dos billones de euros, 140.000 empleados y unos depósitos de ahorros de unos 840.000 millones de euros. Sería el segundo banco comercial privado de la zona del euro, tras el francés BNP Paribas.
Según Sam Theodore, responsable de Instituciones Financieras de Scope Ratings, “Deutsche tendría mucho más que ganar con esta operación, mientras que para su socio sería especialmente ventajoso en lo que se refiere a la diversificación de franquicias y a la obtención de conocimientos y productos interno”.
Hasta el momento, ambas instituciones han reconocido que están valorando opciones estratégicas de cara a sus negocios, así lo afirma el escueto comunicado que hizo hace unas semanas Deutsche Bank. Según el mismo, deja abierto que llegue a materializarse y que «no hay garantías de que la transacción» llegue a buen puerto.
En opinión de Theodore, muchos participantes del mercado no están muy interesados en una fusión de este tipo (especialmente por el lado de los accionistas), pero se pregunta qué solución proponen a cambio, ya que a ellos tampoco les gusta el statu quo. “Los resultados del Deutsche Bank del cuarto trimestre de 2018 no fueron tranquilizadores. En general, una fusión presentaría algunas dificultades inherentes, pero no insuperables, y estaría llena de incertidumbres. Pero con una dirección sabia y paciente, habría una oportunidad decente de tener éxito. La economía más fuerte de Europa tiene derecho a al menos un banco con características empresariales y financieras que den tranquilidad”, sostiene.
Según su análisis, la razón fundamental de una fusión debería estar relacionada con la complementariedad relativa de los modelos de negocio de ambos bancos, en lugar de ser un mero juego de reducción de costes. Una fusión daría a Deutsche la posibilidad de mejorar su posición en el panorama económico alemán, principalmente en el sector de las Pymes, que es una de las columnas vertebrales de la economía del país. Commerzbank ya tiene una posición de mercado significativa en este sector, y un grupo fusionado podría ofrecer una gama más amplia de productos y servicios -principalmente en banca mayorista y de inversión- a las Pymes alemanas. Deutsche tiene una oferta de clientes más amplia y profunda en estas áreas
“Para Deutsche, una posible fusión significaría, idealmente, una disminución de su dependencia poco saludable de los ingresos por operaciones de trading globales (donde el banco en el pasado era un «monstruo de flujo de ingresos») y una reorientación hacia las actividades de los mercados primarios en Alemania y otros mercados europeos). El grupo fusionado estaría en una posición privilegiada para convertirse en un campeón en la introducción de una amplia gama de empresas alemanas en los mercados de capitales y en prestarles servicios de asesoramiento. En este sentido, se situaría a la vanguardia de la tendencia actual de desintermediación del crédito en Alemania y en otras regiones de Europa”, argumenta Theodore.
Por ahora, los principales supervisores del BCE se han pronunciado sobre la conveniencia de que Deutsche se asociara en una fusión transfronteriza en lugar de en una nacional, pero su opinión puede verse influida por su objetivo de ampliar la red de grupos bancarios transfronterizos en la eurozona, reforzando aún más los motivos para endurecer la participación de los supervisores bancarios transfronterizos.