Francia dejará de vender vehículos de gasolina y diésel en el horizonte de 2040, según ha anunciado el ministro de la Transición Energética, Nicolas Hulot, dentro del plan de acción del Gobierno del presidente, Emmanuel Macron, contra el cambio climático. El Ejecutivo de Macron ha decidido elevar la ambición de Francia, que ya no será como hasta ahora reducir a la cuarta parte las emisiones de dióxido de carbono para 2050, sino «la neutralidad de carbono» para esa fecha.
Eso significa que para mediados de siglo el nivel de emisiones no deberá superar el volumen que podrá ser absorbido (por ejemplo por los bosques) y pondrá a Francia junto a los pioneros en marcarse esa meta, que son Suecia y Costa Rica.
Mientras llega «el fin de la venta de los vehículos diésel y de gasolina en el horizonte de 2040», el ministro dijo que se va a crear «una prima de transición» destinada a las personas con pocos medios para incitar a la renovación del parque automovilístico y la sustitución de los automóviles más antiguos y más contaminantes.
El pasado martes el primer ministro, Edouard Philippe, anunció, además, la intención de Francia de prohibir todo nuevo proyecto de exploración, y por tanto de explotación de petróleo, de gas o de carbón. Teniendo en cuenta el agotamiento de los yacimientos que están activos actualmente, supondrá el final de la explotación en 2040.
En el caso del carbón, Francia dejará de producir electricidad con ese combustible fósil de aquí a 2022, lo que significa el cierre de centrales que ahora aportan un 5 % del total. En el terreno de las energías renovables, el titular de la Transición Energética se marca el objetivo de subir su peso relativo al 32% en 2030.