FIBA celebró los pasados días 1 y 2 de octubre su conferencia anual sobre Wealth Management en el hotel Intercontinental de Miami, con la asistencia de cerca de 200 profesionales del mundo de la gestión de patrimonios. El tema del encuentro de este año, “Cómo será la industria en 2020”, dio para largas sesiones de discusión pero prácticamente en todos los paneles se hizo referencia –de una u otra manera- a la complejidad y elevadísimos costes de aplicar la regulación y su previsible evolución; a los riesgos reputacionales y legales a los que deben hacer frente las entidades; y a los efectos de la –cada vez mayor- globalización de la transparencia. Sin duda, todos los segmentos de la industria, la oferta de productos y estructuras diseñadas para los clientes e, incluso, los servicios de menos valor añadido ofrecidos, viven un momento intenso.
La conclusión de la sesión titulada “El banquero privado ha muerto, larga vida al banquero privado” fue -para tranquilidad de los presentes- que la industria sobrevivirá. Pero requerirá de enormes sumas de dinero -para desarrollar tecnología o dotarse del capital humano necesario, entre otras inversiones- que dificultarán la rentabilidad del negocio, por lo que la consecución de escala por parte de las entidades y la especialización en la composición de la cartera de clientes –tendente a sólo grandes patrimonios- serán clave. Como también lo será la localización de los servicios –en aquellos países por los que se apueste- y el entendimiento de las distintas realidades que se viven en la región, con diferentes tradiciones, leyes, estructuras familiares y patrimoniales, y con diferentes acuerdos de intercambio de información internacionales.
Además, la entrada de nuevos competidores –más basados en tecnología y con estructuras de costes más reducidas- y la generación del milenio -y su nueva forma de relacionarse con las empresas de servicios financieros- plantean un interrogante para el que aquellos que quieran mantenerse en el negocio deberán encontrar respuesta en breve.
Entre las intensas sesiones, hubo tiempo para el buen humor, los cafés, el intercambio de tarjetas y las fotos con el equipo de Funds Society –que contó con un espacio propio-. Los almuerzos estuvieron patrocinados por HSBC, el jueves, y por PWC, el viernes y los registrados pudieron disfrutar, además, de un cocktail la noche del jueves, en que reponer fuerzas de cara a la segunda sesión.
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