El mundo está cambiando y cada vez más rápido gracias a los efectos de la pandemia. Un claro ejemplo de ello es el desbancamiento del dinero en efectivo, el cuál cada año pierde más fuerza y ha quedado relegado a un segundo plano durante la pandemia.
Concretamente, uno de cada tres españoles asegura que está dispuesto a dejar de utilizar dinero en efectivo, lo que coloca a España en el segundo puesto del ranking de países europeos con mayor predisposición a prescindir de este método de pago, según la última encuesta Internacional de ING: «New Tech» sobre métodos de pago, donde, además, el 64% de los españoles asegura que utiliza menos dinero en efectivo que hace un año.
Los datos muestran una disminución general del uso de efectivo en Europa. En concreto, cuatro de cada cinco europeos (83%) dice que utiliza menos dinero en efectivo desde que empezaron a emplear los métodos de pago contactless y el porcentaje de población que señala que preferiría que el efectivo no existiese presenta una tendencia al alza en todos los grupos de edad. Solo el 30% de los europeos no quiere que el dinero en efectivo desaparezca.
El euro digital, la apuesta de la UE
Debido a este contexto de aumento de la demanda de pagos electrónicos, la disminución del uso de efectivo, el lanzamiento de medios de pago privados globales, monedas digitales emitidas por bancos centrales extranjeros o consideraciones de política monetaria, el 2 de octubre el Banco Central Europeo (BCE) publicó un informe sobre el euro digital, proporcionando una lista de posibles razones para su lanzamiento.
En este informe se examina la emisión de una moneda digital de banco central —el euro digital— desde la perspectiva del Eurosistema. Este euro digital puede entenderse como dinero de banco central ofrecido en formato digital para que los ciudadanos y las empresas lo utilicen en sus pequeños pagos. Complementaría la oferta actual de efectivo y depósitos mayoristas de los bancos centrales.
Fuente: Banco Central Europeo
Según explica, Konstantin Veit, Senior Portfolio Manager en PIMCO, el BCE emprenderá ahora consultas públicas y se aventurará a tomar una decisión sobre la introducción de un euro digital a mediados de 2021. “Creemos que las probabilidades están a favor de un euro digital ya que está alineado con los objetivos secundarios del BCE de apoyar las políticas económicas generales de la Unión”, expresa.
Tal y como explica, en los últimos años, muchos bancos centrales de todo el mundo han comenzado a experimentar con monedas digitales. De hecho, el Banco Popular de China, al contrario que el BCE, declara explícitamente que uno de los principales objetivos de la introducción de un renminbi digital es reemplazar el efectivo físico. “Lo cual es diferente al BCE, ya que el BCE enfatiza que el eurosistema continuará emitiendo dinero en efectivo y un euro digital simplemente complementaría el dinero en efectivo, no lo reemplazaría”, aclara Veit.
Es improbable que el efectivo desaparezca
Por su parte, Roger Doig, analista de renta variable europea de Schroders, considera que, a pesar de la seguridad y comodidad que suponen los pagos no monetarios, la disminución del uso de efectivo plantea la cuestión de la inclusión financiera. Un documento del BCE de 2017 sitúa la población no bancarizada de Europa en un 3,6%. Esto se debe a menudo a que la gente recibe su salario en efectivo. Si las industrias que actualmente pagan los salarios en efectivo cambiaran a pagar en cuentas bancarias, entonces esos empleados abrirían cuentas bancarias. Mientras tanto, las personas que prefieran retirar dinero en efectivo pueden encontrar cada vez más trabas para hacerlo.
Los bancos no están dispuestos a mantener las costosas redes de cajeros automáticos con una demanda de efectivo cada vez menor. “Lo preocupante es que esto podría afectar particularmente a las personas mayores, que pueden ser menos propensas a adoptar los pagos con tarjeta”, explica Doig.
“Dicho esto, parece improbable que el dinero en efectivo desaparezca por completo. Gran parte del efectivo en la eurozona no está en circulación diaria, sino que se utiliza como reserva de valor. Según una encuesta del BCE de 2016, el 12% de la población de la eurozona tenía más de 1.000 euros en efectivo en casa. Los billetes de euro vienen en denominaciones tan grandes como 500 euros (en proceso de retirada, pero aún de curso legal) lo que hace relativamente fácil almacenar sumas sustanciales en casa. Pero la pandemia está fomentando el uso de pagos alternativos al efectivo para las transacciones cotidianas, y creemos que es una tendencia que sólo se acelerará a medida que los beneficios para la sociedad superen algunos de los desafíos temporales”, concluye.