Un grupo de científicos, entre los que se incluye a Juan Carlos Izpisúa, del Instituto Salk de la Jolla (California) han desarrollado una técnica que permite curar úlceras mediante la reprogramación de células. El Instituto Salk de Estudios Biológicos es un complejo de laboratorios situados en La Jolla. Estos laboratorios son una referencia mundial en el mundo de la biología. En concreto, Juan Carlos Izpisúa dirige el laboratorio de expresión génica
La cirugía plástica para tratar úlceras en estado grave, (que incluye la que necesitan personas con graves quemaduras) o enfermedades crónicas como la diabetes puede que algún día sean cosas del pasado. Todo gracias a la técnica desarrollada por el equipo científico del Instituto Salk que permite la regeneración celular.
La técnica consiste en reprogramar las células a un estado parecido al de las células madre, a través de este proceso, se podrían contrarrestar los efectos del envejecimiento y ayudar a comprender mejor el cáncer de piel y como tratarlo.
El profesor Juan Carlos Izpisúa reconoce que, “ Nuestro estudio constituye un primer paso para la regeneración en vivo de un tejido tridimensional completo como lo es la piel, es un paso más allá de investigaciones anteriores que focalizaban el trabajo en células individuales”.
El nuevo método de trabajo podría no solo ser útil para mejorar la reparación de la piel, sino que también puede guiar nuevos proyectos de regeneración automática de la piel ante otras patologías que puede padecer el ser humano, especialmente durante el envejecimiento, una etapa en la que la reparación de tejidos se ve muy afectada, apunta Izpisúa.
Las úlceras cutáneas son lesiones que pueden extenderse a través de múltiples capas de la piel. Uno de los problemas de las úlceras es que no tienden a la cicatrización. Generalmente se tratan quirúrgicamente, mediante un trasplante de piel que cubre la parte dañada. Sin embargo, en los casos en los que la úlcera es de especial gravedad, puede resultar difícil y peligroso llevar a cabo el injerto de una cantidad de piel suficiente.
En estos casos particulares, se pueden aislar las células del paciente, extraerlas y tratarlas en el laboratorio para, posteriormente, trasplantarlas de nuevo al paciente.
Sin embargo, tal procedimiento requiere una gran cantidad de tiempo, lo que puede poner en riesgo la vida del paciente y, a veces, no es efectivo.
El equipo de investigación del Instituto Salk es plenamente consciente de los riesgos que suponía en los tratamientos el trasplante de queratinocitos basales en el tratamiento de las lesiones. Estas células (queratinocitos basales) son parecidas a las células madre y actúan como precursores de los diferentes tipos de células cutáneas.
Incluso a medida que estas heridas cicatrizan, las células que se multiplican en el área están principalmente involucradas en el cierre de la herida y la inflamación, en lugar de reconstruir una piel sana.
El equipo de Izpisúa quería convertir este otro tipo de células en queratinocitos basales con la particularidad de no tener que sacarlos del cuerpo.
Los queratinocitos son las células predominantes de la epidermis, la capa más superficial de la piel
A la hora de llevar a cabo la investigación se llevaron a cabo pruebas con ratones logrando la recuperación de las úlceras en el propio organismo y sin necesidad de trasplante en 18 días. Entre tres y seis meses después, las células ya actuaban como células sanas y perfectamente integradas en la piel.
Los investigadores están planeando más estudios para optimizar la técnica y comenzar a probarla en modelos adicionales de úlceras.