Inconvenientes como los estereotipos que afrontan las niñas, las responsabilidades familiares, o los prejuicios a los que se enfrentan las mujeres en el momento de elegir su campo de estudio son algunos de los factores que impiden a las mujeres acceder a una carrera científica.
Esto tiene como consecuencia que, a pesar de que en España hay más graduadas universitarias, en lo que a carreras científicas se refiere, solo un 40% son elegidas por mujeres, según datos del Instituto de estadística de la UNESCO.
A su vez, las investigadoras generalmente trabajan en los sectores académico y público, mientras que los hombres predominan en el sector privado, que tiende a ofrecer mejores salarios y oportunidades para progresar.
Porcentaje en España de mujeres y hombres que se dedican al sector privado
En la mayoría de los países las mujeres se concentran en las ciencias sociales y permanecen subrepresentadas en ingeniería y en carreras tecnológicas.
Situación en otros países
Las dificultades para las mujeres también existen en otros países de Europa. En Alemania, por ejemplo, las diferencias entre sector público y privado son aún mayores que en España. Mientras el 85% de los hombres se dedican al sector privado sólo el 15% de las mujeres trabajan en este sector.
Por otra parte, en cuanto a estudios se refiere el porcentaje de hombres que estudian un grado (55%) es mayor que el de mujeres (45%). Estas cifran aumentan en el caso de las investigaciones. El 28% de las mujeres emprende el camino de la investigación mientras que los hombres representan el 72%.
En otros países de Europa como Austria, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Francia, Grecia, Irlanda, Países Bajos o Portugal también existen grandes diferencias entre hombres y mujeres en cuanto al porcentaje de investigadores y las diferencias entre el sector público y el privado.
Los datos globales demuestran que solamente uno de cada cinco países ha alcanzado la paridad de género, con un porcentaje de entre el 45% y el 55% de investigadoras.
Margarita Salas, ejemplo a seguir
Margarita Salas nacida en Canero, Asturias, es doctora en Bioquímica por la Universidad Complutense, profesora ad honorem del Centro de Biología molecular Severo Ochoa del CSIC, del que fue directora (1992-1993) y profesora de investigación (1974-2008); doctora honoris causa por once universidades españolas y miembro de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.
En 2007 se convirtió en la primera mujer española que ingresó en la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.
En 1964 se traslada a investigar a Nueva York junto con Eladio Viñuela (con quién se casó al terminar la tesis doctoral) bajo la dirección de Severo Ochoa.
En 1967 Margarita y Eladio regresaron a Madrid y llevaron a cabo uno de sus hallazgos más importantes, relacionado con el virus Bacteriófago Ø29 cuyo ADN tenía en sus extremos una proteína que se encarga de iniciar la replicación del ADN viral.
Este descubrimiento fue pionero ya que, posteriormente, se demostró que existe en otros virus y otros fagos (virus que infectan exclusivamente a las bacterias).
El hallazgo de Salas sirvió de modelo extrapolable a virus de interés sanitario y económico, a partir de este momento, Margarita Salas empezó a obtener reconocimiento a nivel mundial.