El sector de las empresas de asesoramiento está en un momento crucial de definición, supervivencia y consolidación. Los datos lo demuestran: su negocio se mantiene plano –desciende ligeramente en 2018, pero sobre todo debido a los envites del efecto mercado-, mientras la regulación y las exigencias de la industria llevan a una contracción en el número de entidades –debido a la reconversión de esta figura en otras opciones, como gestoras o agencias de valores, y a algunas fusiones- y también a una reducción de los clientes minoristas, mientras aumentan los profesionales.
Según los últimos datos publicados por la CNMV, las empresas de asesoramiento financiero -llamadas antes EAFIs y ahora, tras el cambio normativo aprobado tras la entrada en vigor de MiFID II, EAFs- vieron en 2018 reducirse ligeramente su patrimonio asesorado, en un 0,97%, pasando de 30.790 millones de finales de 2017 hasta los 30.491 millones de cierre del año pasado.
Gran parte de estos números pueden explicarse por el efecto mercado y su negativo impacto en el patrimonio asesorado, explican los expertos: “No hay que olvidar la caída del mercado que afecta al valor del patrimonio y que con toda probabilidad es mayor que el 0,97%, así que la lectura no es negativa”, matiza David Gassó, al frente de EAF, el órgano del Colegio General de Economistas que se encarga del sector, y fundador de Anchor Capital Advisors EAF.
En la misma línea se pronuncia Albert Ricart, desde la EAF Gar Investment Advisors, que acusa del descenso a la caída de los mercados el año pasado: “No hubo ningún activo en positivo en ese año, ni la renta fija, ni la renta variable, …. ni el oro”, señala.
Con todo, el crecimiento del volumen de las EAFs ha sido modesto en tres años, superando ligeramente los 5.000 millones de euros en el volumen asesorado por estas entidades (ver tabla de la CNMV más abajo).
Menores ingresos
En este contexto de mercado negativo, las EAFs también ganaron un 6% menos que un año antes en ingresos por comisiones, tanto de clientes (cayeron un 2,4%) como de otras entidades (bajaron un 21,26%). Entre las primeras, cayeron las comisiones de clientes por asesoramiento financiero si bien aumentaron las recibidas por asesoramiento a empresas sobre estructura de capital, fusiones y adquisiciones y por elaboración de informes de inversiones y análisis financiero.
Entre las de otras entidades, las retrocesiones percibidas se redujeron más de un 17%, hasta 9,8 millones de euros, cuando un año antes habían rozado los 12 millones. Las nuevas exigencias de MiFID II están influyendo en este aspecto y llevando a las entidades a cambiar sus modelos de cobro y reducir los incentivos, si bien son muchas las que realizan un asesoramiento no independiente que sigue permitiéndolo.
Para los expertos, estas cifras de menores ingresos se explican por la reducción del número de entidades en el año, y por los malos resultados en rentabilidad de las carteras. Ricart destaca el efecto mercado y el menor número de entidades con licencia para explicarlo: “La mayoría de EAFs cobran una comisión de éxito a sus clientes que viene a representar entre un 5% y un 10% de los beneficios obtenidos por sus clientes. Si ningún activo ha arrojado rentabilidades positivas, nadie ha cobrado performance fee”, explica, y esto ha afectado a sus cifras.
Menor número de entidades
En un contexto de parón en el negocio y nuevas exigencias legales ante MiFID II, las empresas están replantando sus negocios, algunas con reconversiones en otras figuras -sobre todo gestoras o agencias de valores- y otras integrándose en estructuras más grandes. Eso ha llevado a que el año pasado desaparecieran 13 entidades, pasando de 171 de finales de 2017 a las 158 de cierre de 2018, es decir, un 7,6% menos. Y los expertos creen que esta tendencia continuará.
“Más de la mitad de las bajas son transformaciones en agencias de valores y sociedades gestoras de IICs, por lo que son las de mayor tamaño tanto en patrimonio como en número de clientes. Mi conclusión es que el sector EAF se consolida y hay más movimiento hacia arriba, es decir, hacia entidades de mayor abanico de servicios, que bajas por falta de viabilidad. También ha habido movimientos de concentración, aunque no son muchos”, destaca Gassó.
“Nuestro sector se halla ante un momento muy importante: hay que tomar decisiones, ya que los costes regulatorios van a ser muy elevados. Es por esto que hay que ir pensando en crear empresas grandes que puedan generar economías de escala. Por esto las fusiones de EAFs ya son una necesidad”, añade Ricart.
Más clientes profesionales
El patrimonio asesorado para clientes minoristas aumentó un 4,5% -hasta superar los 9.500 millones- y para profesionales un 3% en el último año –acercándose a los 6.700 millones-, si bien se redujo en cerca de un 6% para otro tipo de clientes –hasta poco más de 14.300 millones-.
De hecho, los clientes profesionales aumentaron en número el año pasado, en un 20%, hasta 431, y los minoristas se redujeron un 5%, hasta situarse solo ligeramente por encima de los 6.000, lo que da una idea de hacia dónde se dirige el sector.
La pregunta ahora es si, tras las últimas medidas legales que permiten tener agentes, el sector podrá seguir captando clientes. En este punto reina el escepticismo: si bien la ley permite ahora tener agentes, éstos no podrán realizar asesoramiento y solo podrán ser prescriptores del negocio, limitando el crecimiento del sector. De ahí que el reto para la supervivencia y mantenimiento de las EAFs, en un entorno de mayores exigencias y un negocio más competitivo, siga sobre la mesa.