“La duración y profundidad de la recesión económica en desarrollo determinará si esto se convierte en un factor negativo para las calificaciones bancarias”. Así lo asegura Marco Troiano, subdirector del equipo de instituciones financieras de Scope Ratings, en el último informe de la entidad acerca del impacto del coronavirus en el sector bancario europeo.
Por un lado, el equipo de análisis del sector financiero de Scope Ratings advierte que, a medida que el virus se extiende, el riesgo de que los gobiernos europeos respondan con medidas draconianas que socaven el crecimiento económico, al menos a corto plazo, aumenta considerablemente.
Las medidas de bloqueo extensivo implantadas en China podrían ser repetidas en otros países, aunque, según el informe, deberán ser ajustadas para su efectividad. “Una vez aplicada, la normalización será gradual y el riesgo para los bancos será que la actividad económica se recupere lentamente, lo que afectará la calidad de los activos”, subraya Troiano, autor del informe.
Además, la incertidumbre se ve agravada por las incógnitas en las respuestas políticas de la salud pública, las autoridades fiscales y monetarias, así como el propio sistema financiero. La profundidad y duración de la actual recesión económica vendrá determinada, según Troiano, por la efectividad de la regulación a medida que el virus se expanda.
Si bien la gama de escenarios económicos posibles es aún muy extensa, el crecimiento global se verá sin duda afectado por el virus. Según el informe, en Europa, especialmente Italia, se podrían registrar recesiones durante la primera mitad del año. “Afortunadamente, la crisis del coronavirus se encuentra un sector financiero que se ha renovado con éxito tras la crisis financiera”, asegura Troiano. No obstante, la crisis seguirá afectando a los bancos antes de convertirse en una oportunidad de crédito.
Además, el informe advierte de que evitar que las crisis de liquidez en áreas que hayan sido bloqueadas se conviertan en problemas de solvencia generalizados será clave. “Esperamos que el sistema financiero mantenga abiertos los flujos de liquidez, especialmente si los gobiernos se mueven para extender las garantías”, añade el autor.
Los balances sólidos con niveles bajos de morosidad, altos coeficientes de capital y perfiles de financiación equilibrados deberían ofrecer cierta protección a los acreedores bancarios, especialmente a los que se encuentran en las partes más altas de la estructura de capital, añaden.
Por otro lado, Troiano destaca el papel del Banco Central Europeo (BCE) y asegura que este seguirá “jugando un papel clave» para mantener los niveles de servicio de la deuda bajo control. En países muy endeudados, como es el caso de Italia, será una pieza crucial en el rompecabezas político. “El espacio para errores políticos, falta de coordinación o respuestas tardías es grande y representa un riesgo clave a la baja para nuestro caso base relativamente benigno”, advierte el autor.
Por último, el probable aumento de las pérdidas por préstamos deprimiría aún más la rentabilidad del sector, que ya es baja e insuficiente para lograr una creación sostenida de valor para los accionistas a lo largo del ciclo. “El elevado nivel de incertidumbre podría nublar las perspectivas de dividendos y recompras, que se han convertido en un pivote en la historia de la equidad bancaria en los últimos meses”, concluye Troiano.