Uno de los sectores que más rápido está creciendo en todo el mundo es el de la economía colaborativa. Un nicho de mercado que gracias a internet y a las nuevas formas de consumo ha logrado un éxito sin precedente. ¿La clave? Dar con una idea tan simple como eficaz: ofrecer diferentes formas de intercambio de bienes o servicios en distintas plataformas digitales. Solo por poner un ejemplo, en estos momentos el portal Airbnb comercializa más habitaciones y tiene más pernoctaciones y presencia en países, destinos y ciudades que cualquier cadena hotelera en el mundo, aun habiendo sido fundado en 2008.
A pesar del origen común de los distintos modelos que conviven en la economía colaborativa, es difícil definir en forma única de intercambio, ya que son diversas las maneras y los fines a la hora de compartir estos bienes, servicios o contenidos. En su nuevo libro «La revolución de la economía colaborativa», Jacques Bulchand y Santiago Melián, dos grandes expertos del sector y profesores de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, intentan dar las respuestas a las preguntas que cualquiera podemos hacernos. «Con este texto queremos que quien dude si tiene algo que ofrecer en la economía colaborativa y a cambio de qué o si estaría satisfecho trabajando en ella, salga de dudas», afirman.
Una nueva forma de trabajar: inconvenientes y ventajas
La colaboración directa entre personas en busca de un beneficio mutuo siempre ha existido. Probablemente, el caso más conocido y antiguo sea el del trueque. No obstante, ha sido el avance tecnológico lo que ha hecho que a esta colaboración se le etiquete de economía. Las innovaciones tecnológicas importantes siempre han generado un impacto en la economía, teniendo como consecuencia la creación de nuevas actividades empresariales, hábitos de consumo, ocupaciones profesionales y contenidos de trabajo.
Así, la expansión de internet ha sido la emergencia de la economía colaborativa, la cual acoge diferentes formas de intercambio de bienes o servicios basadas en plataformas alojadas en internet. Como una modalidad de trabajo no estándar, el trabajo en la economía colaborativa comparte sus inconvenientes y sus ventajas.
Entre los inconvenientes, los autores señalan los ingresos bajos, la baja protección social, la incertidumbre, la elevada competencia, el poco poder de negociación, la subordinación al cliente, la ausencia de límites en el trabajo y la baja cualificación. Por el contrario, como principales ventajas apuntan a la flexibilidad, la oportunidad para complementar otras rentas del trabajo o para incorporarse al mercado de trabajo sobretodo en aquellos países con dificultades para crear empleo.