El asesoramiento digital, o roboadvisory, sigue creciendo en volumen de activos gestionados y en atractivo para los inversores affluent, al igual que la autogestión o gestión auto dirigida, marcando dos tendencias que no hacen ningún favor a los asesores financieros tradicionales.
Mientras el 90% de los gestores dice estar familiarizado con el término “roboadvisor”, en la tercera edición del IMS Wealth Management Monitor –correspondiente al primer trimestre de 2017-, más de una quinta parte de ellos, el 21%, no sabe si sus clientes están «usando o considerando añadir una nueva cuenta de roboadvisory a su cartera».
Por su parte, el 47% de los inversores affluent ha declarado estar familiarizado con el término, un 16% más que en la encuesta del primer trimestre de 2016. Y hasta el 18% de ese grupo “considerará abrir una cuenta con un roboadvisor”, frente al 13% que así lo pensaba el último trimestre de 2016. Otro dato más que aporta el estudio: casi la mitad –el 47%- de los inversores minoristas «probablemente considerarían primero» una «broker online» para «abrir una nueva cuenta de roboadvisory”.
Junto con estos datos, la encuesta de IMS señala que la confianza de los inversores en «administrar sus propias inversiones y lograr sus propios objetivos» ha aumentado considerablemente, con un crecimiento del 23% entre quienes están “muy seguros” y del 37% entre aquellos que están «seguros». De esta manera, la confianza en la capacidad de gestión propia crece entre los inversores y ya el 76% de los encuestados tiene al menos cierta confianza en su capacidad para establecer y alcanzar sus propios objetivos de inversión.
No solo eso, sino que el 56% de los inversores dice gestionar entre el 75 y el 100% de sus activos invertibles, en esta encuesta realizada por el grupo editorial, que generó respuestas completas de 5.685 personas, de las cuales 48% trabajan en servicios financieros y 52% son inversores minoristas y directivos que no trabajan en la industria.
Además de estas tendencias, la encuesta pone de manifiesto tanto gestores como inversores están preocupados por la perspectiva económica de Estados Unidos, a pesar de la confianza en la agenda política del presidente Donald Trump.