La gestión patrimonial, tradicionalmente un negocio más de banqueros privados, asesores financieros independientes y plataformas de gestión automatizada, parece estar cambiando su trayectoria con el rápido crecimiento de la evolución tecnológica. Inmersos en una época en la que las exigencias de los consumidores obligan a las empresas a renovarse constantemente para adaptarse a las necesidades cambiantes de sus clientes, la gestión de activos se enfrenta a un nuevo desafío: la digitalización de la inversión temática.
En opinión de Saxo Bank, la inversión en megatendencias es el siguiente paso natural en la evolución de la gestión de activos. «Los bancos, las gestoras de fondos y las grandes entidades financieras ya están preparadas para asumir el liderazgo en esta materia al disponer de recursos de análisis y datos sobre activos y empresas. Gracias a esta información, la inversión temática digitalizada permitirá a los inversores evaluar no solamente las oportunidades futuras de los activos, sino también actuar en función de lo que consideren que mejor se alinea con sus opiniones, intereses y valores personales; manteniéndose así más implicado con el impacto de sus inversiones en la sociedad y la economía», explican.
Por ejemplo, un inversor que tiene inquietudes en el campo de las energías limpias, la electrificación de la industria automovilística o los efectos de la inteligencia artificial sobre el empleo humano, podrá enlazar ese interés con diversos análisis sobre estos temas a través de herramientas de inversión temática digitales, las cuales le permitirán invertir en robótica u otro sector afín.
Desde su punto de vista, para las empresas, el gran desafío disruptivo está en combinar la actual democratización de la información; gracias a herramientas fáciles de usar, apoyadas de datos y análisis de calidad sobre las megatendencias. «Cada vez más personas se preocupan por la sostenibilidad, el medioambiente y el impacto socioeconómico de su estilo de vida y decisiones de inversión en empresas con sus mismos valores», sostienen.
Cuando se realiza una inversión en una empresa, el inversor está respaldando la hoja de ruta de la misma. Por ello consideran que una participación en una empresa que, por ejemplo, trabaja con energías renovables, es algo más que una simple oportunidad de obtener un retorno sobre la inversión, es también una participación en la titularidad de la totalidad de la empresa e incluso puede ayudar a combatir el cambio climático.
«La misma dinámica se aplica si un inversor compra una participación en un fondo que invierte en varias empresas diferentes de acuerdo con unos criterios ISR. Pueden ser organizaciones centradas en empresas, por ejemplo, con más mujeres en la dirección. Asimismo, al invertir conscientemente en empresas que se alinean con sus propios valores, los inversores están votando con su dinero. El entusiasmo que rodea a la inversión en megatendencias está firmemente enraizado en esta nueva realidad y con más transparencia que nunca. Los ahorradores son ahora capaces de hacer que sus valores, preferencias y metas se vean reflejados en sus inversiones», explican desde Saxo Bank.
La entidad defiende que el futuro de la industria va a pasar por nuevas formas de monetizar la información que transformarán permanentemente el sector de la gestión de activos. «Los bancos y las grandes instituciones financieras están en la mejor posición para impulsar este cambio ya que cuentan con los mejores equipos de análisis, así como con avanzadas herramientas tecnológicas. De este modo, el tradicional modelo de asesoramiento financiero e incluso el novedoso asesoramiento robotizado no podrán hacer frente a las necesidades individuales de inversión. El futuro está en manos de soluciones de inversión temática digitalizadas», concluye.