En enero de 2017 entrará en vigor MiFID II y, aunque pueda parecer que es una fecha lejana, no lo es, está a la vuelta de la esquina. MiFID II va a suponer un antes y un después en el asesoramiento independiente, sobre todo para aquellos profesionales que deseen dedicarse al asesoramiento financiero independiente por vocación.
“En España estamos viviendo profundos cambios que abren el camino a nuevas necesidades y oportunidades. Es fundamental saber entender estos cambios y buscar la mejor forma de adaptarse a los mismos. Por un lado, hemos asistido a ciertas prácticas de asesoramiento que han dado al traste con la reputación de ciertas entidades bancarias y, por otro, el perfil del cliente y del potencial inversor han cambiado; la desconfianza, el recelo, el desconocimiento del mundo de las inversiones en constante innovación, derivan hacia la necesidad de regular mucho más el sector”, comentan desde la entidad.
En Conecta Capital son conscientes de todos estos cambios, y creen firmemente que el mejor camino de adaptación pasa por la vía de la asociación y el apoyo mutuos. “La unión hace la fuerza”, comenta Antonio Castilla, socio fundador y director de la empresa.
Por eso, Conecta Capital está liderando un proyecto de asociación de profesionales del sector dedicados al asesoramiento financiero para acometer las nuevas regulaciones con solvencia y garantías de continuidad. “El camino hacia el éxito pasa por mantener su identidad como agentes financieros independientes, a la vez que aprovechan las ventajas de formar parte de un proyecto en común, de un compromiso mutuo, que facilite la consolidación de su negocio dentro del nuevo marco legal”.
“La asociación desde Conecta Capital proporciona la solución para crecer juntos y ganar en competitividad, minimizando el impacto de los costes derivados de la adaptación de MiFID II, haciendo de nuestra vocación un plan viable y estable”.
Conecta Capital se constituye como una central de compras para todos aquellos profesionales independientes que quieran continuar con su actividad, optimizando sus recursos, sin límites a su crecimiento profesional y personal.
“La nueva normativa MiFID II requerirá un cambio de mentalidad por parte del inversor español, ya que deberá pagar por los servicios percibidos, y también un reto para los agentes financieros y otros profesionales del sector, que tendrán que afrontar un fuerte incremento de costes y un gran aumento de la burocracia, lo que supondrá en muchos casos, la finalización de su actividad”, explican desde la entidad.