Los efectos de la crisis del COVID-19 pasarán a formar parte de los libros de historia. Ya hay más de 1.800.000 casos de COVID-19 confirmados en todo el planeta, más de 120.000 personas han fallecido y medio mundo está confinado. Después de esto, el mundo no será el mismo, el coronavirus traerá numerosos cambios y afectará a todos los ámbitos, la sociedad, la política, el medio ambiente etc. ¿Cómo cambiará el mundo esta pandemia?
Un paso atrás en la globalización
Los expertos de PIMCO consideran que la actual crisis, “la primera de la historia provocada por decreto gubernamental”, puede ser “la más profunda y la más corta de la era moderna». Asimismo, mirando hacia el futuro, la entidad anticipa profundos cambios en la globalización, con una vuelta atrás y “más restricciones” en los viajes y el comercio; unos bancos centrales “menos independientes” y unos hogares “más endeudados”, lo que incentivará el ahorro de bajo riesgo.
Para William J.Adams, director de inversiones de renta fija y Erik Weisman, gestor de carteras y economista jefe de MFS Investment Management tan solo comenzamos a concebir la magnitud de los efectos que esta situación tendrá en la economía mundial y en nuestra forma de vida en el siglo XXI. “La interconexión mundial que ha caracterizado las últimas décadas, encarnada por empresas como Uber y Airbnb, así como por los llamados inventarios “justo a tiempo”, probablemente dé un paso atrás (o respete el “distanciamiento social”, por utilizar el término que se ha convertido en uno de los memes de los últimos tiempos)”, explican.
“Esta crisis provocará a buen seguro un cambio de paradigma en la forma en la que interactuamos en sociedad, aunque la resiliencia y el ingenio del ser humano nos han ayudado a salir de crisis de similar magnitud en el pasado. Esta vez no será diferente. Si no apostamos por esta visión, nos abocamos inevitablemente a un escenario apocalíptico”, concluyen.
Para Yves Bonzon, CIO de Julius Baer, el carácter excepcional de la crisis también acelera un cambio profundo de régimen económico. En su opinión, “a partir de ahora, los gobiernos ya no tienen otra opción que intervenir masivamente no solo en los mercados si no sobre todo en la economía real para evitar un escenario desastre similar al de los años 1930. Estamos entrando en una era de capitalismo patrocinado por el estado, de la noche a la mañana. Estamos perdiendo el libre mercado.”
Digitalización de servicios: renovarse o morir
Mark Nichols y Mark Heslop, del equipo de Jupiter European Growth Strategy, consideran que la pandemia actual está revelando muchas debilidades y fragilidades en nuestro mundo y tendrá efectos perjudiciales en los modelos de negocio que anteriormente eran resistentes, pero también está creando oportunidades.
En N26 defienden que la gran tendencia global hacia la digitalización del consumo de una gran mayoría de servicios y productos es imparable. “Esta situación no ha hecho más que confirmar la necesidad urgente de contar con un modelo 100% online en prácticamente todas las industrias, sin excepción. Ahora más que nunca se ha puesto a prueba a todo el mundo, no sólo a mercados y negocios, sino a todas las generaciones, personas mayores que han empezado a hablar con sus familiares a través de videollamadas y que ya se ha convertido en una práctica casi obligada durante esta cuarentena. Y este nuevo paradigma lo va a cambiar todo”, apuntan.
Para los expertos de la entidad, este confinamiento está poniendo a prueba a todos los sectores y actividades: desde las industrias de consumo retail, pasando por el entretenimiento o la información, pero también por el sector financiero. “Digitalización, modelo “freemium” o de suscripción y personalización del servicio son, en nuestra opinión, las claves que van a marcar el desarrollo presente y futuro financiero”, apuntan.
Para Nina Lagron, CFA y responsable de Large Cap Equities de La Framçaise, el efecto más significativo y duradero del COVID-19 lo veremos en el sector tecnológico, “la digitalización va a jugar un papel importante a escala mundial una vez superemos esta crisis del COVID-19”, apunta. Para la experta, las actividades más beneficiadas en la actual situación de aislamiento son las relacionadas con: hyperscalers, proveedores de centros de datos, infraestructuras de comunicación, proveedores tecnológicos, ciberseguridad, videojuegos y entretenimiento en streaming, educación online…
La experta cree que la actual crisis sanitaria también tendrá efectos duraderos en la forma que tenemos de trabajar. «Hasta hace poco, en muchos países, el teletrabajo no estaba ampliamente implementado, pero a medida que el periodo de confinamiento se prolonga, la tecnología de comunicación y colaboración necesitan ser entendidas por todos y adaptadas a las necesidades particulares de cada actividad económica”, señala. Para la experta, esta tendencia al teletrabajo será la nueva norma, aumentando la demanda por espacio en la nube, beneficiando a los hyperscalers y a los proveedores de centros de datos. “Esto debería ser positivo también para la industria de las telecomunicaciones, puesto que veremos una necesidad creciente por tecnologías avanzadas 5G. La ciberseguridad se volverá todavía más importante, dado que todos los intercambios de información se hacen a través de aplicaciones en línea”, añade.
Según Lagron, el actual período de confinamiento también supone un magnífico laboratorio para la escolarización en casa, en todas las edades. “A pesar de que la formación presencial no puede ser reemplazada en su totalidad, en el futuro se pondrán en práctica más aplicaciones digitales”.
Mayor conciencia medioambiental
Gracias a las medidas de confinamiento para frenar la expansión del COVID-19 nuestro planeta ha respirado. Las emisiones de CO2 han sufrido notables reducciones y ante este escenario muchos se preguntan si el COVID-19 cambiará nuestra percepción sobre el cambio climático y las acciones para frenarlo.
De acuerdo con el análisis de La Framçaise, el potencial más significativo de reducción de emisiones CO2 reside en el uso extensivo de las herramientas profesionales de teleconferencia. “En lugar de viajar por todo el mundo para asistir a conferencias, éstas se harán online. Se trata no sólo de un cambio en términos de coste, comodidad y eficiencia, sino que el impacto en la huella de carbono podría ser masiva. Asumiendo una ambiciosa reducción del 30% de los viajes por trabajo, nuestro análisis muestra que podríamos ahorrar anualmente alrededor de 91 millones de toneladas de emisiones de CO2. Por ejemplo, en vistas al uso más común del teletrabajo, nuestro análisis muestra que una reducción del 15% en el tráfico de carretera sólo dentro de la región parisina, supondría una reducción de alrededor de 560 kilotones de CO2 cada año”, señala Nina Lagron.
Por otro lado, un estudio de Bain & Company prevé que una de las posibles tendencias pos COVID-19 será una mayor conciencia ambiental y social. “La preocupación del consumidor sobre la sostenibilidad y los problemas sociales continuará consolidando la importancia de la gobernanza ambiental y social”. Asimismo, consideran que, al menos en el sector de la moda, la ética se volverá tan importante como la estética a medida que los consumidores prioricen las marcas con un propósito y prevén que el orgullo local salga fortalecido.