Muchos de los nuevos jugadores del sector bancario consideran que la banca tradicional no está siendo capaz de dar una buena experiencia al cliente ni abordando correctamente la era digital, lo que les da la oportunidad de proporcionar un nuevo modelo bancario utilizando la tecnología y los canales digitales para brindar mejorar la experiencia digital del cliente.
Así lo revela el informe Citi GPS: Global Perspectives and Solutions sobre el efecto de la disrupción digital en los servicios financieros, y en el que analiza el impacto que está teniendo en los bancos tradicionales la entrada de nuevos jugadores en el negocio. Durante la gran crisis financiera, los bancos centraron su atención en la optimización de los costes y el capital para ayudar a impulsar la rentabilidad en un contexto de menores ingresos. Las nuevas regulaciones y las nuevas prácticas comerciales supusieron que la inversión en tecnología se desviase hacia los desafíos regulatorios y de cumplimiento. Mientras esto ocurría, comenzaron a surgir nuevas entidades más pequeñas e impulsadas por firmas de fintech, diseñados en torno a la revolución digital y que han sabido aprovechar la información. Así, han logrado ofrecer a sus clientes servicios financieros personalizados y una experiencia bancaria totalmente digital”, apuntan desde Citi a raíz de las conclusiones de su informe.
Como se señala el informe, la banca tradicional dispone de una gran ingente cantidad de datos, pero no está siendo capaz de gestionarlos porque su tecnología está respaldada por una tecnología “que se construyó literalmente en la era de la televisión en blanco y negro”. Según el análisis, el problema es que la tecnología bancaria “más core” está desfasada, mientras que los nuevos bancos –que suponen una amenaza en el mercado para las firmas más tradicionales– cuentan con una tecnología rápida tanto para introducir productos como para mejorar sus plataformas; lo que permite ofrecer más productos al usuario final.
En este contexto, las conclusiones del documento apuntan a que han surgido tres tipos de nuevos bancos: bancos independientes que son, principalmente, propiedad de compañías fintech que usan la tecnología y los datos para ofrecer una banca minorista con mejores precios, entidades que han surgido dentro de bancos tradicionales y que han despuntando creando firmas únicamente digitales, y, por último, bancos vinculados a las bigtech (Google, Apple, Facebook y Amazon, Baidu, Alibaba y Tencent) y que pueden usar sus vastas redes para llegar rápidamente a clientes y ramificar así sus servicios financieros.
Pero no todo es tan positivo para estas nuevas entidades, el informe destaca que si bien la digitalización puede reducir los costes entre un 30%-50%, es probable que la mayor competencia y la exigencia de más transparencia reduzca sus ingresos entre un 10% y un 30%. “El principal riesgo que vemos es esta reducción afecte a sus negocio de ahorro y préstamos”, se matiza en el documento.
En general, la banca tradicional es consciente que todos estos nuevos jugadores suponen una amenaza para sus ingresos y su capacidad de retener a los clientes, por lo que se están viendo obligados a reinventar tanto el modelo de banca como el de sus organizaciones. Esto implica que los bancos tradicionales se asocien con empresas de tecnología para crear empresas más eficaces, así como para pasarse a tecnologías y modelos de negocio más disruptivos que les transformarse en competidores digitales. “Al crear su propio Banco X, creemos que los entidades tradicionales pueden transformarse de orugas de movimiento lento a mariposas ágiles”, concluye en el informe.